El Partido Popular ha avanzado en las negociaciones de tres de las cinco comunidades autónomas donde necesitaba a Vox para formar gobierno: Comunidad Valenciana, Extremadura y Baleares. Ha sido un proceso costoso, que ha provocado un desgaste con publicidad para el partido. El PP ha tenido que lidiar con contradicciones y tensiones internas provocadas por los pactos autonómicos.
Con todo, el partido aún no ha alcanzado un espacio seguro para poder emprender, sin más ruido, su campaña electoral al 23J, ya que todavía hay dos comunidades autónomas pendientes de pactos con Vox: Murcia y Aragón.
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Los pactos de ambas van a depender mucho del poso generado por las anteriores. La Comunidad Valenciana fue la plaza donde los de Santiago Abascal salieron más beneficiados por el pacto, precisamente porque fue el primero. Allí lograron la vicepresidencia y dos consejerías, además de un acuerdo programático que contemplaba ampliamente la línea argumental de Vox, con la mención explícita a la violencia intrafamiliar y la ausencia consciente de la violencia machista.
En Baleares el acuerdo se coció a fuego lento. Primero, Marga Prohens cedió la presidencia de la Cámara a Vox. Fue un primer paso que marcó la diferencia con el acuerdo valenciano. El PP logró evitar un gobierno de coalición con Vox en Baleares a cambio de un acuerdo programático de 110 puntos y un control externo de la ultraderecha, además de introducir a Vox en los gobiernos de Mallorca y Menorca. En esta plaza, el PP suma más escaños que la izquierda, por lo que solo le hacía falta la abstención de Vox en la investidura de Prohens.
Por último, se cerró el de Extremadura, donde ha habido tantos intentos como problemas para cerrarlo. El primero saltó por los aires hasta el punto de que la presidencia de la Cámara recayó en manos del PSOE por la falta de acuerdo de los dos negociadores. Pero finalmente el PP y Vox no llegaron a un acuerdo hasta este viernes, después de días y días de contradicciones y líos internos. En esta plaza también habrá un gobierno de coalición tras un acuerdo menos beneficioso para Vox, pero que le ha salido más caro al PP: los de Abascal se llevarán una consejería, la de Gestión Forestal y Mundo Rural.
Murcia y Aragón
Esta semana la pelota está en el tejado de las dos plazas donde aún no se han resuelto las negociaciones: Murcia y Aragón. Murcia tiene una similitud con Baleares: el PP solo necesita la abstención de Vox para que Fernando López Miras salga investido. En cualquier caso, López Miras mantiene la tensión con Vox. El candidato del PP cuestionó que Génova marcase la línea de pactos como lo ha hecho en Extremadura con su compañera María Guardiola.
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Miras está a solo dos escaños de la mayoría absoluta, y eso le hace mirar con recelo un gobierno de coalición con Vox. El debate de investidura se producirá la semana que viene y, de momento, no consta un acuerdo previo con los de Abascal. Así lo apuntan fuentes del PP, que advierten de que si Vox bloquea la investidura de López Miras, tendrá que explicárselo a sus electores, ya que su candidato obtuvo el 43% de los votos.
En este sentido, han aclarado que el partido ha permitido la entrada de Vox en los lugares donde su voto afirmativo era imprescindible para lograr la investidura, pero defenderán su “legitimidad” para gobernar en solitario donde sean la fuerza más votada y tengan más escaños que toda la izquierda junta, como es el caso de Murcia.
En cuanto a Aragón, las negociaciones están siendo bastante discretas, pero también están avanzadas. Allí el PP le ha otorgado a los de Abascal la presidencia de las Cortes, mientras que ellos se han quedado con la vicepresidencia primera y la secretaría primera. Aunque el pacto se ciñe a la constitución de la Mesa y no se habla de investidura, toma forma de preacuerdo, como ya ocurrió en Baleares. Si bien, en esta plaza el PP necesita el apoyo de Vox y no su abstención para que Jorge Azcón salga investido. De momento, Vox advierte: “lo que ha servido para Baleares no va a servir para otras comunidades”.
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