María Guardiola finalmente cede ante la ultraderecha. La candidata del PP a la presidencia de la Junta de Extremadura había defendido durante la campaña y tras el 28-M que no pactaría un gobierno de coalición con Vox. Sin embargo, ambas formaciones serán las que compongan el nuevo gobierno extremeño.
Guardiola, tras la perder la votación de la presidencia del parlamento de Extremadura, no dudó en cargar contra Vox y acusarles de no importarles Extremadura porque “hemos visto como todo se teledirigía desde Madrid”, decía. La candidata popular mantenía que iba a ser “fiel” a sus principios “y valiente”, que es “lo que aprendí de mi madre”, expresó. Además, subía la apuesta: “Vox parece que obliga a ir a elecciones”.
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Todo cambió pocos días después, cuando se empezó a modificar el discurso y se rebajaron las quejas hacia el partido que dirige Santiago Abascal. Guardiola comenzó a introducir la idea de que el día de la constitución del parlamento habló desde el enfado y no desde la razón y emplazaba a la ultraderecha a seguir negociando para evitar la repetición electoral.
Ahora, 10 días después de mantener que “no puedo dejar entrar en el gobierno a quiénes niegan la violencia machista”, el PP y Vox han anunciado un acuerdo de coalición en el que Guardiola ha tenido que ceder una consejería aunque no será, tal y como demandaba la ultraderecha, el área de agricultura. Además Vox tendrá un senador por designación autonómica y, entre otros acuerdos programáticos, está incluida la derogación de la ley de memoria democrática.
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“Yo no habría llegado a un acuerdo como el de Vox y el PP en Valencia, no se puede tragar con todo”, dijo Guardiola al diario El País.
Hace una semana, el propio líder del Partido Popular y candidato a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo aseguró ante los periodistas que la diferencia entre el pacto en la Comunidad Valenciana y el de Extremadura era el porcentaje de votos. “En Valencia Vox tiene el 12% de los diputados y, ante la diferencia con el 8% de Extremadura, se ha operado de forma correcta en Valencia y Extremadura”, explicaba.
Además, acusó a la dirección nacional de Vox de intervenir las negociaciones y criticó que las exigencias que ponía la ultraderecha eran “desproporcionadas y no responden al resultado electoral”, esgrimió.
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El PP, incómodo
Las enormes diferencias entre Guardiola y Vox han llevado a una situación complicada al PP, lo que ha provocado un cambio de narrativa en clave electoral. La intención de los populares ha sido mantener la atención en el concepto de “derogar el Sanchismo”. Sin embargo, en las últimas semanas sus pactos con la ultraderecha atacando los derechos LGTBI y negando la violencia de género les he hecho retroceder en las encuestas. Los barómetros dibujan un panorama muy ajustado para armar una mayoría parlamentaria tras el 23J, tanto para la derecha como para la izquierda.
El pacto en Extremadura supone zanjar un asunto que en las últimas semanas no ha dejado de protagonizar ríos de tinta y que dentro del PP comenzaba a preocupar de cara a captar al exvotante socialista descontento con Pedro Sánchez y sus pactos con formaciones independentistas.
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