Cómo limitar el uso de los móviles en niños sin dar la espalda a las tecnologías: los expertos coinciden

En un mundo inundado por las tecnologías, ¿es mejor prohibir los móviles o integrarlos en la educación?

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Un menor usa un teléfono
Un menor usa un teléfono móvil (EFE/EPA/HOTLI SIMANJUNTAK)

Para cada teoría hay un adepto; en este caso, cientos. El uso de los teléfonos móviles en menores es un profundo, largo y extenso debate. Aunque hay un amplio consenso entre la comunidad científica para evitar que los menores de 15 años no tengan acceso a ellos si no es por una causa justificada, aunque las familias funcionan a otro ritmo. La pregunta no es el qué, porque todos abogan por alejar a los menores de tecnologías que provocan adicción, distracción y reducen la capacidad de atención a ciertas edades. La pregunta es el cómo, si mediante medidas taxativas o con propuestas flexibles e integradoras.

Es por eso que Alberto Núñez Feijóo anda perturbado e inquieto. El motivo es que nadie piensa en los niños, dice. El candidato a la presidencia, que antaño fue fotografiado junto a un narcotraficante, asegura que le “preocupa muchísimo el tema de las redes sociales”, aunque luego ha concretado que su angustia se debe al potencial “acceso a páginas de Internet que son absolutamente impropias”.

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Esta alarma que preocupa al líder del Partido Popular no irá acompañada de medidas, ya que su partido aboga por no tomar medidas y apostar por una “autorregulación del propio sector”, según ha avanzado El Mundo. Sin embargo, Feijóo asegura que impulsará “un apagón y bloqueo del uso de redes sociales a menores en horario docente y más allá de la medianoche”.

Ponerle puertas al campo no suele ser la solución a nada y las prohibiciones al progreso terminan por engullir a quienes legislan. Un móvil, incluso apagado, reduce la concentración, tal y como aseguraba un estudio publicado por la Universidad de Chicago. “La presencia de dispositivos móviles de los estudiantes en entornos educativos puede perjudicar tanto el aprendizaje como el rendimiento”, aseguraba este estudio titulado Fuga de cerebros: la mera presencia del propio teléfono inteligente reduce la capacidad cognitiva disponible. La sola presencia de un teléfono genera distracción y estos ya son inherentes a la vida.

De hecho, hay comunidades donde los teléfonos móviles ya están prohibidos en las escuelas, algo que no ha probado mejoría en las capacidades o resultados del alumnado: “En Madrid ya están prohibidos los móviles en colegios e institutos y no ha tenido ningún impacto en resultados o en mejora de convivencia, porque donde hay que poner el foco es en otros problemas como la ratio de profesores o más orientadores. Además, el móvil, a estas alturas, puede estar integrado como un elemento y soporte informático en el proceso de enseñanza”, asegura Isabel Galvín, coordinadora de Enseñanza en Madrid de Comisiones Obreras (CCOO).

¿Sirve de algo prohibir los móviles a los niños?

Una niña juega con dispositivo
Una niña juega con dispositivo móvil, videojuego (OLI SCARFF)

En este sentido ya se pronunció la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), que no es partidaria de prohibir el uso de teléfonos móviles en los centros escolares porque considera que “no es la solución” y no se puede “dar la espalda” a las nuevas tecnologías. Los responsables de los menores y los profesores saben que la integración de las tecnologías en las aulas será el camino para reconducir la situación. “Nuestra solución iría encaminada a que sea el consejo escolar de cada centro el que, de manera consensuada, llegue a un acuerdo para delimitar o permitir los momentos y lugares en los que puede hacerse uso del móvil”, plantea la organización.

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María de Hontanares López Águeda, profesora en el Máster de Neuropsicología y Educación en la Universidad Internacional de La Rioja, apunta que el espacio de trabajo óptimo es importante para aumentar la concentración: “En casa es vital que los niños tengan un lugar donde trabajar. Sería interesante que ese lugar lo diseñemos con ellos. Una mesa amplia y, si es posible, de color blanco; luz natural; que no haya mucho ruido; que la estancia esté limpia de distracciones (móviles, juguetes, fotos…) y que tenga ventilación. El lugar donde trabajamos es fundamental para potenciar la atención. El ambiente enseña por sí mismo”, apunta en The Conversation.

De todos modos, cabe recordar el uso de plataformas como TikTok o Instagram está prohibido para menores de 13 años. En el caso de Instagram, los usuarios no podrán intercambiar mensajes o permitir que nadie se descargue los vídeos que realizan hasta cumplir los 16. Si un menor tiene redes sociales antes de la edad permitida por las propias plataformas, es únicamente responsabilidad de los padres y madres.

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