Así es Frogmore Cottage, la finca de la que Harry y Meghan han sido ‘desterrados’ por Carlos III

La pareja ha tenido que desalojar definitivamente su residencia en Reino Unido después de que venciera el plazo establecido por la Corona

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Harry y Meghan, frente a Frogmore House. (Casa Real Británica)
Harry y Meghan, frente a Frogmore House. (Casa Real Británica)

El príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle, han desalojado definitivamente Frogmore Cottage, su residencia en Reino Unido. Seis meses después de que el rey Carlos III les pidiera formalmente abandonar la finca tras la publicación de las memorias de Harry, las pertenencias de la pareja que quedaban en la casa han sido enviadas a California y las llaves, devueltas.

La noticia, adelantada este jueves por Daily Mail, supone la renuncia de los exduques de Sussex al hogar que les seguía vinculando con el Reino Unido tras renunciar a sus beneficios reales y abandonar el país. Pese a que Carlos invitó a su hijo y a su nuera a su coronación y les ofreció alojarse en Frogmore, finalmente los planes del monarca se han materializado y Harry y Meghan no podrán seguir disponiendo de esta propiedad real, que ahora ocuparán la princesa Eugenia, hija del polémico príncipe Andrés, y su esposo, Jack Brooksbank.

La familia real británica, en Frogmore Cottage.
La familia real británica, en Frogmore Cottage.

La Frogmore House se encuentra en los alrededores del castillo de Windsor y fue mandada a construir por Carlos II en el año 1680, aunque la finca de 13 hectáreas fue comprada mucho antes, en el siglo XVI, por Enrique VIII. En 1801 sería adquirida y remodelada como refugio para la reina Carlota, consorte de Jorge III.

Según consta en la web oficial de la familia real británica, el nombre de esta finca se debe a “la preponderancia de ranas que siempre han vivido en esta zona pantanosa baja”. Y es que esta propiedad se encuentra en una zona cercana al río Támesis.

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Harry y Meghan se mudaron a esta finca en mayo de 2019, pocas semanas antes de que naciera su primogénito. Fue la reina Isabel quien le ofreció a su nieto y a la mujer de esta ocupar la residencia real, algo que ambos aceptaron atraídos por la gran privacidad que ofrece la finca.

Polémica reforma

Frogmore Cottage es una casa en los terrenos de Frogmore House, construida en 1801
Frogmore Cottage es una casa en los terrenos de Frogmore House, construida en 1801

Antes de su mudanza a Frogmore, Harry y Meghan llevaron a cabo una ambiciosa remodelación que incluía unificar cinco apartamentos en uno, cambiar las vigas del techo y del suelo, reemplazar la calefacción, el gas y los sistemas eléctricos, así como renovar las tuberías. En total, el presupuesto de la reforma ascendió a 2,4 millones de libras, más de 2,7 millones de euros, que fueron abonados por la Corona con el presupuesto que, a su vez, proviene del erario público.

Además de unificar las cinco viviendas que desde los años 70 habían sido habitadas por trabajadores cercanos a la reina, los duques construyeron una gran escalera doble, instalaron nuevas chimeneas en las cinco habitaciones principales y agregaron otras estancias como un extenso huerto, una guardería decorada con pintura vegana en colores neutros o una sala de yoga.

Harry y Meghan, durante el anuncio de su compromiso matrimonial. (AFP)
Harry y Meghan, durante el anuncio de su compromiso matrimonial. (AFP)

Para evitar el molesto ruido producido por el constante trasiego de aviones en el cercano aeropuerto de Hethrow, Harry y Meghan desembolsaron 50.000 libras de su dinero propio para insonorizar la casa.

Tras el polémico ‘meghxit’, los duques de Sussex anunciaron que devolverían los 2,4 millones de libras que costó la reforma. Además, aseguraron que seguirían abonando un alquiler mensual para conservar su residencia en Reino Unido para sus visitas puntuales al país.

En un principio, la Corona permitió a la pareja conservar la residencia real sin abonar el alquiler, pero la publicación de las memorias de Harry hizo volar por los aires la relación con Carlos III, que solicitó formalmente un desalojo que se ha materializado seis meses después.

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