Felipe VI ha presenciado este jueves cómo la Armada hundía una de sus propias embarcaciones, el buque logístico Martín Posadillo. El hecho tuvo lugar en aguas del océano Atlántico, al sur de las Islas Canarias, en el marco de Sinkex-23, un ejercicio en el que la fuerza naval se adiestra en el lanzamiento de de armas contra blancos de superficie desde distintas unidades de la Armada y en escenarios realistas.
Los encargados de depositar en el fondo del lecho marino al Martín Posadillo, retirado del servicio en pasado 2020, han sido las fragatas F-104 Méndez Núñez y F-86 Canarias y un helicóptero SH-60B. Para poner fin a la historia de este buque logístico se han empleado misiles Harpoon, Penguin y Maverick. A lo largo de todo el entrenamiento, que se extenderá hasta este viernes, también se utilizarán bombas JDAM y MK-82.
Tras ser testigo del hundimiento del Martín Posadillo, el rey también ha observado, desde el Centro de Información y Combate del portaaviones Juan Carlos I, el lanzamiento de varias bombas desde cazas AV-8B Harrier, los aviones que la Armada pretende reemplazar con el F-35 estadounidense. Antes de regresar a la Península, Felipe VI compartió un almuerzo con una representación de la dotación del navío.
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Para Sinkex-23, la Armada ha desplegado numerosas embarcaciones: además de los buques ya mencionado, también se han puesto a disposición los Buques de Acción Marítima (BAM) Relámpago y Rayo, el patrullero de altura Centinela y el buque auxiliar Mar Caribe. En el ejercicio también colaborarán helicópteros SH-60F de la 10º Escuadrilla, un avión de media velocidad Cessna Citation de la 4º Escuadrilla y aeronaves de vigilancia marítima del Ejército del Aire y del Espacio D-4.
Buque ‘Martín Posadillo’
El A-04 Martín Posadillo fue un barco de transporte de carga propiedad del Ejército de Tierra, aunque operado por la Armada. El buque logístico -de 75 metros de eslora, 13 de manga y 4,3 de calado- es el blanco de mayor resistencia que se utilizará en este adiestramiento. La embarcación fue remolcada hasta su último destino desde Cartagena por los navíos ‘Mar Caribe’, traslado que incluyó una parada técnica en Las Palmas para los preparativos finales. Con anterioridad, la empresa naval pública Navantia había instalado a bordo del antiguo buque un transceptor AIS para facilitar la monitorización de su posición.
Las ex lanchas de instrucción Guardiamarina Rull y Guardiamarina Godínez, capaces de desplazar en su día hasta 90 toneladas, también han sido utilizadas como blancos a ser sacrificados. Las mismas han sido trasladadas a Rota desde Ferrol a bordo del Buque de Asalto Anfibio (BAA) Castilla, mientras que su traslado a Canarias se ha realizado a bordo del Juan Carlos I. Una vez en Canarias, han sido transferidas a los BAM Rayo y Relámpago, que las han remolcado hasta la zona de ejercicios y largado en la posición establecida.
Una vez concluido el ejercicio, por la tarde de este viernes, la Armada comprobará que los buques-blanco hayan quedado hundidos para que no constituyan peligro para la navegación. En caso contrario, se detonarán explosivos colocados por buceadores en los casco de las embarcaciones.
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