Augusto Algueró ha recibido durísimas críticas tras la muerte de Carmen Sevilla por su decisión de no abrir una capilla ardiente para que todos aquellos compañeros, amigos o admiradores que lo deseasen pudiesen dar su último adiós a la artista, una de las figuras más queridas, populares y entrañables de nuestro país.
A pesar de que a lo largo del día no se acercó al tanatorio de Pozuelo de Alarcón, donde reposaban los restos mortales de su madre, sí asistió a su incineración a última hora de este miércoles y, dando la cara, ha atendido amablemente a la prensa y se ha defendido de las críticas, explicando por qué la familia tomó la decisión de no velar a la recordada actriz.
“Yo no soy famoso, los famosos han sido mis padres, yo he procurado mantener el anonimato y así es como quiero continuar mi vida, quiero que se me respete y me gustaría que así fuera”, ha pedido en primer lugar a los medios de comunicación congregados a las puertas del tanatorio.
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Augusto ha reconocido que “son momentos duros”, confesando que aunque “a veces te pega un bajón y te echas a llorar como una magdalena, hay que tirar para arriba porque no puedes estar así todo el día”. Y es que, como reconoce, durante los últimos diez años -desde que a su madre le fue diagnosticado alzhéimer y se retiró de la vida pública- ha habido momentos tan duros y complicados que él ya ha llorado “todo lo que tenía que llorar”. “Se me han secado los ríos de lágrimas”, ha asegurado, destacando que a pesar de lo dolorosa de la enfermedad, también tiene muchos “recuerdos adorables” al saber que estaba ayudando a su madre, de la que no se ha separado en ningún momento.
Consciente de las críticas que ha recibido por su decisión de mantener en la más absoluta privacidad la despedida de la artista, su hijo ha explicado que no fue solo él quien la tomó: “Lo que hice cuando falleció mi madre es ponerme en contacto con todos los miembros de la familia, los que creo y considero que tenían que venir, y todos los que estamos aquí decidimos mantener una velada tranquilos y alejados de los medios”.
“He escuchado a alguien que ha venido y ha visto que no había nadie, pues lógicamente no había nadie porque no era el momento ni correspondía que hubiese nadie”, ha añadido. “Entiendo que las críticas siempre estarán, hagas como lo hagas. Si hubiera montado un circo, una feria o una verbena, pues seguramente hubiera habido quien hubiese dicho ‘Yo no sé cómo han dejado entrar a todo el mundo, eso ha sido un circo’”, se ha defendido, convencido de que su decisión de no velar a su madre ha sido la correcta o, por lo menos, la consensuada con los más cercanos a Carmen Sevilla.
Y es que, como ha revelado, a la incineración han acudido exclusivamente familiares de la presentadora, además de las dos personas que la han cuidado y protegido durante 24 horas durante sus últimos años.
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