Cuántos muertos por golpe de calor hubo en España en 2022

El cambio climático está aumentando la frecuencia y la intensidad de las olas de calor a nivel global. En España, que el año pasado vivió su verano más cálido con hasta 42 de calor extremo, entre mayo y agosto se produjeron 355 muertes por golpes de calor y deshidratación, casi el doble que los 189 fallecimientos que se registraron en 2021 en ese mismo periodo.

En 2022 durante esos meses se registraron en España un total 157.580 defunciones, 26.849 más (20,5%) que en 2019, el año previo a la pandemia, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El organismo precisa que de esa cifra 122 casos se debieron directamente a un golpe de calor, frente a los 47 del 2019, y 233 por deshidratación, una cifra mucho más elevada que los 109 registrados hace cuatro años.

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Las personas que padecen alguna enfermedad crónica como hipertensión, cardiopatía o diabetes o quienes realizan trabajos físicos intensos al aire libre deben protegerse especialmente del calor, pues también han aumentado el número de trabajadores fallecidos a consecuencia de los golpes de calor. De hecho esta primera ola de calor en España ya se ha cobrado las primeras dos víctimas: un agricultor en Sevilla y otro en Ciudad Real.

Los golpes de calor, que se producen cuando la temperatura del cuerpo pasa de los 40 grados, y los síntomas más frecuentes son mareo, dolor de cabeza, debilidad, aturdimiento, piel caliente y enrojecida y visión borrosa. En las situaciones más extremas, la persona afectada puede tener convulsiones y entrar en coma.

La población que vive en las ciudades es más vulnerable a las altas temperaturas, pues es en las zonas urbanas donde se produce el efecto isla de calor debido al calentamiento de materiales como el asfalto o el hormigón. De ahí la importancia de que las ciudades cuenten con una buena cobertura arbórea, ya que los árboles reducen la temperatura varios grados y evitan muertes producidas por esas islas de calor, tal y como indicó un estudio publicado en febrero por The Lancet y liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

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