El Museo Guggenheim de Bilbao albergará, hasta el próximo 8 de octubre, la mayor retrospectiva de Yayoi Kusama (Matsumoto, Japón, 1929) de la última década, compuesta por más de 200 obras creadas entre 1945 y 2022 que recorren toda su trayectoria vital: desde la oscuridad de la muerte al triunfo de la vida, pasando por las diversas crisis de salud mental que la nipona ha convertido en un diario artístico.
La exposición, que está compuesta por pinturas, dibujos, esculturas, instalaciones, material de archivo de sus performances y collages hechos con recortes de papel incluye, además, 15 obras nuevas creadas por la artista -que se mantiene en activo- entre 2021 y 2022.
Te puede interesar: ‘Elogio de lo cursi’: la exposición sobre el triunfo del mal gusto, de la nostalgia y de los gatitos de porcelana
La obra de Kusama se basa en la referencia, en el autorretrato como fuente conductora de la inspiración, de ahí que un espacio de la exposición esté dedicado a este género: una práctica relevante a lo largo de toda su carrera y que, en el caso de la muestra que presenta el Guggenheim, sirve como introducción a la idiosincrasia de la artista japonesa.
Desde los primeros dibujos que realizó siendo una adolescente durante la Segunda Guerra Mundial, pasando por sus obras inmersivas más recientes, esta retrospectiva ahonda en la concepción del infinito a través de redes y puntos. También con lunares que representan estrellas, planetas y la propia Tierra como “un lunar entre un millón de estrellas”.
Esta dualidad de la eternidad galáctica y la nada constituye la base de la característica trama de Kusama, que los concibe como partes recíprocas: los lunares son espacios negativos dentro de la red, y viceversa. Otra parte importante de la muestra del museo refleja, a través de sus composiciones, su triunfo personal sobre la depresión y los pensamientos suicidas.
El arte siempre ha sido una cuestión de supervivencia para Kusama. Ahora, también sostiene su vida: “Oh, tiempo. Detente todavía un momento. Tengo mucho más trabajo que hacer. Hay tantas cosas que quiero expresar”.
Público y ‘performance’
A finales de la década de 1960, Kusama desarrolla una práctica artística alejada de lo material, centrada en la participación del público y la performance. Inmigrante en Estados Unidos, adopta una postura inconformista y abiertamente provocadora manifestándose a favor de los derechos del colectivo homosexual, denunciando las discriminaciones de raza y de género, parodiando y criticando la política estadounidense y protestando contra la guerra de Vietnam a través de su arte de instalación y multimedia.
Te puede interesar: Monet tendrá su primera gran exposición en Madrid en CentroCentro
Debido a los desnudos que mostraba en estas performances, sus actuaciones recibieron gran atención por parte de la prensa, que las calificaba como manifestaciones de la contracultura o como ardides publicitarios de mal gusto.
Sus creaciones de este periodo incluyen el diseño de moda, como recientemente con su colaboración para la marca de lujo Louis Vuitton -a la que ha prestado sus icónicos lunares para codiseñar varios bolsos-, espectáculos de luces y audiovisuales, manifestaciones políticas, instalaciones y cine expandido.
Seguir leyendo