Ya ha comenzado la cuenta atrás para la campaña oficial del 23J y el PP no logra hacer un torniquete a sus tensiones internas, que siguen desangrando al partido: a Alberto Núñez Feijóo le quedan 10 días para calmar las aguas territoriales y que el ruido no silencie la campaña.
Pero el proceso no empezará este martes, ya que el presidente en funciones de la Región de Murcia, Fernando López Miras, ha cuestionado el criterio de Génova de marcar la línea de pactos con Vox en los territorios, ha dicho que “no sería del todo razonable” intentar imponer un único criterio desde la dirección nacional del PP porque los resultados electorales han sido “diferentes” en cada región.
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Esto involucra a la candidata del PP en Extremadura, María Guardiola, reprendida por la dirección nacional después de su ‘no’ a Vox. Además, López Miras, a dos escaños de la mayoría absoluta, compara su situación con la de otras autonomías como la de Valencia. Allí la izquierda hubiera sumado para formar gobierno si el PP de Carlos Mazón y Vox no hubieran llegado a un acuerdo, argumenta el presidente murciano en funciones en una entrevista en OndaCero.
Hoy comienza la ronda de contactos en la Asamblea de Murcia para proponer un candidato para la investidura del nuevo gobierno. López Miras contempla tres escenarios posibles: El primero, que él sea investido presidente; otro menos probable, que haya un acuerdo entre Podemos, PSOE y Vox; y cabe un tercero: un bloqueo en la investidura si cada partido vota a su candidato.
Las negociaciones entre Miras y el líder del Vox en la región, José Ángel Antelo, no están avanzadas. De hecho, tras pasar por la ronda de consultas, Antelo ha asegurado que a día de hoy no podrían apoyar la investidura de López Miras ni abstenerse, porque “no ha cambiado nada desde las elecciones del mes de mayo”. López Miras tiene otra versión de los hechos, según el candidato del PP, se produjo una “negociación de máximos”, en la que Vox pedía un status quo similar al de otras comunidades autónomas “cuando el resultado de Murcia era muy diferente”.
Vox aprovecha así la debilidad interna del PP que sus propios pactos han propiciado. En Murcia, donde la abstención de Vox valdría para que López Miras saliese investido, deciden subir la apuesta pidiendo entrar en el Ejecutivo: “entramos a negociarlo todo, no por parcelas”, ha aseverado Antelo, que ha defendido abiertamente el modelo de Valencia, es decir, un gobierno de coalición en el que Vox tome parte del mismo según la representatividad que ha obtenido.
Sobre el desplante del PP a Vox en la Mesa de Murcia, donde la extrema derecha se quedó sin representación, Antelo ha dicho que su partido mantiene la mano tendida para intentar “revertir” la situación, aunque “hay muchas incógnitas”, ha puntualizado.
Feijóo alinea a sus barones y María Guardiola recoge cable
El líder del PP ya intentó alinear a sus candidatos este viernes durante la sesión de investidura de Isabel Díaz Ayuso, allí comenzó el giro de María Guardiola, que llamó al candidato de Vox en Extremadura para sentarse a negociar. Este martes ha insistido en el mensaje: ha viajado a la Comunidad Valenciana para apoyar a su candidato Carlos Mazón, que ya ha firmado un acuerdo de coalición con Vox.
Además, la visita ha ido con recado: “No renunciaremos nunca a ningún principio en ningún pacto, respetaremos el deseo de cambio de los españoles, buscaremos que se garantice la gobernabilidad y siempre se haga con gobiernos proporcionados a los resultados en cada comunidad autónoma”, ha señalado el líder del PP, que ha mostrado una gran complicidad con Carlos Mazón durante el acto.
“Gobernaremos para todos en los gobiernos de las comunidades autónomas, como va a hacer Carlos Mazón”, ha subrayado. Poco después de estas declaraciones, María Guardiola, daba otro paso hacia una coalición con la extrema derecha.
Tras reunirse con la presidenta de la Asamblea de Extremadura, Blanca Martín, Guardiola ha pedido unos días para retomar los contactos con Vox y poder negociar su investidura, alejándose así de la repetición electoral que apuntaba hace escasa una semana. Ha tendido su mano negociadora a Vox con el objetivo de no “tumbar” un hipotético gobierno de derechas. Ha cambiado también su valoración sobre el partido de Abascal, a quien acusó de negar la violencia machista, deshumanizar a los migrantes y tirar a la papelera la bandera LGTBI. Este martes ha dicho que es “un partido constitucional” con el que se quiere poner de acuerdo porque quiere “lo mejor para los extremeños”.
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