Los ‘beneficios caídos del cielo’ que niegan las eléctricas: duplican sus ganancias en 2023 pese a recortar un 14% las ventas

Destaca especialmente el aumento de las rentabilidades del sector de la energía, que obtuvo un 6,9% en 2023 frente al 2,3% de 2022

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Una vista general muestra líneas
Una vista general muestra líneas eléctricas de alta tensión. REUTERS

Las empresas energéticas niegan estar obteniendo ganancias extra derivadas del alza del precio de la luz. De hecho, este es su principal argumento para oponerse al impuesto temporal del Gobierno sobre los beneficios extraordinarios. Una tesis que, según los últimos datos del Banco de España, no se sustenta: las empresas de energía aumentaron un 140% sus beneficios, pese a que sus ventas en el primer trimestre de este año se redujeron más de un 14%.

Según se encarga de subrayar el propio organismo, en la encuesta trimestral de la Central de Balances están sobrerrepresentadas las empresas industriales, energéticas y de gran tamaño. Esto condiciona algunas de las cifras absolutas que resultan del análisis, si bien, como se suele puntualizar desde el Servicio de Estudios del Banco de España, no altera la tendencia general que apuntan los datos.

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El sector energético ha sido el único que ha registrado un descenso en las ventas –del 14,5% entre enero y marzo de 2023– que contrasta con el aumento del 98% registrado en el mismo periodo del año anterior. Sin embargo, esta reducción de la cifra de negocio no le ha impedido multiplicar por más de dos su resultado económico bruto –con un incremento del 103%–, aumentar en un 16,4% su margen de explotación y multiplicar por 2,4 veces su resultado antes de impuestos.

La reducción de los costes de materias primas y la progresiva corrección de los cuellos de botella que se había producido en las cadenas internacionales de suministro ha favorecido el abaratamiento de los costes de producción. Cabe destacar el aumento de las rentabilidades del sector de la energía, que obtuvo un 6,9% en 2023 frente al 2,3% obtenido en el mismo periodo de 2022.

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Pese a ser el sector con mayores resultados, las empresas energéticas son las que menor aumento de los salarios han registrado en el primer trimestre del año. La remuneración media de las empresas no financieras se incrementó un 5,9%, cifra superior a la registrada en el sector de la energía, donde se aumentaron un 5,4%.

Impuesto a los beneficios extraordinarios

Con estos datos del organismo presidido por Pablo Hernández de Cos, los argumentos de las energéticas contra el impuesto alegando que no tienen ‘beneficios caídos del cielo’ pierde fuelle. Y es que, a pesar de este gravamen, las grandes compañías del sector han aumentado considerablemente sus ganancias al inicio del año.

Endesa cerraba el primer trimestre de este año con un beneficio de 594 millones de euros, lo que supone un incremento del 76% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Un resultado que ya incluye el impuesto del Gobierno, para el cual la filial de la italiana Enel ha destinado un total de 208 millones de euros. En esta línea, Iberdrola ha ganado un 40% entre enero y marzo de este año, hasta los 1.485 millones de euros, a pesar de haber destinado 100 millones de euros al pago del gravamen en el mes de febrero, impacto recogido en las cuentas financieras del primer trimestre.

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El pasado mes de febrero, la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec) recurría este impuesto ante la Audiencia Nacional. La asociación que reúne a las principales eléctricas de España, Iberdrola, Endesa y EDP, tilda de “discriminatorio e injustificado” esta prestación, que grava los ingresos no regulados en territorio nacional con un tipo del 1,2%. Para Aelec, este gravamen “penaliza a un sector clave para impulsar el necesario cambio del modelo energético”, y es incoherente desde el punto de vista fiscal porque “grava ingresos que ya estaban topados y regulados por la Administración Pública”.

Las cifras adelantadas por Hacienda muestran que las grandes empresas del sector energético han abonado 817,4 millones de euros en el primer pago del impuesto temporal que gravará los beneficios extraordinarios en los años 2022 y 2023.

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