Los hechos históricos detrás de ‘Indiana Jones y el dial del destino’: los inventos de Arquímedes y el ‘Sitio de Siracusa’

Indiana Jones vuelve a nuestras pantallas. Este miércoles 28 de junio se estrena en España el último episodio de la saga del arquéologo más carismático y canalla. La mayor parte de las películas de Indiana Jones utilizan la mitología fantástica alrededor de un objeto bíblico o histórico con poderes sobrenaturales que si cayera en las manos equivocadas podría ser utilizado para instaurar un imperio del mal, del que los nazis siempre han sido los principales exponentes.

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En En busca del arca perdida fue el Arca de la Alianza, en la que Noé supuestamente dejó las dos tablillas en las que Dios escribió los 10 mandamientos en el monte Sinaí. En Indiana Jones y el templo maldito nos sumergíamos en las religiones hinduistas a través de algunas de sus deidades, como Shiva, que representaba la destrucción del universo para su posterior reconstrucción y su consorte Kali adorada por fraternidades secretas que realizaban en su nombre sacrificios humanos. En Indiana Jones y la última cruzada se buscaba nada más y nada menos que el Santo Grial, la copa que supuestamente usó Jesucristo en la Última Cena junto a sus apóstoles y que proporcionaría la vida eterna, un elemento que ha sustentado desde las leyendas artúricas a numerosos poemas de la época medieval. En cuanto a Indiana Jones y la calavera de cristal se abrió paso a un mito precolombino que parecía conectar con la existencia de vida extraterrestre.

La película que ha dirigido James Mangold y que supondría la última aparición de Harrison Ford en la piel del personaje, se centra en torno a Arquímedes, una de las figuras más importantes de la ciencia de la antigua Grecia. Fue inventor, físico, matemático, filósofo y astrónomo y pasaría a la historia principalmente por su ‘Principio de Arquímedes’, así como por su explicación del ‘Principio de la Palanca’. Sin embargo, su sabiduría fue mucho más allá y se encargó de ponerla a disposición de la realidad en la que vivía para aplicarla a conceptos prácticos, por ejemplo, en materia de guerra.

Entre 214 y 212 a.C. participó activamente en un buen número de ingenios para que la polis donde vivía, Siracusa, se defendiera de la República romana que quería conquistarla. Las tropas asolaron la ciudad, pero esta aguantó gracias a toda la batería de armas que había desarrollado Arquímedes, como catapultas, balistas y brazos mecánicos que derribaban a los barcos enemigos.

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Se dice que fue uno de esos combates que cambiarían el rumbo de la historia, como las Termópilas, que se encargó de recrear la película 300, o la Batalla de Cartago. La caída de Siracusa permitió al Imperio Romano dominar toda la zona de Sicilia y por tanto, tener así un paso importante hacia el norte de África y Grecia, desde el punto de vista del comercio y por supuesto, como enclave militar.

En Indiana Jones y el dial del destino se recupera la obsesión que Arquímedes tenía con el tiempo y las esferas a través de un artefacto que supuestamente podía establecer señales para determinar portales que podía trasladarnos en el espacio y el tiempo. Se refiere en realidad al ‘mecanismo de Anticitera’, compuesto por un sofisticado conjunto de engranajes diferenciales que podría considerarse como una computadora analógica de la antigüedad a través de la que se podían calcular de forma simultánea las posiciones del Sol, de la Luna, los eclipses, los ciclos de calendarios y la posición de los planetas. Aunque nada de esto esté demostrado, se trata de un aparato que existe y que se encuentra en el Museo Arqueológico de Atenas y es considerado como una pieza fundamental de la astrología y la filosofía de la época pretérita.

La película recoge algunos datos de investigación probados, como que muchas de las piezas de la Anticitera se encontraron en el mar Egeo y que permanecieron más de 2.000 años en las profundidades marinas (precisamente, el fragmento que corresponde con la aparición de Antonio Banderas), así como que sus inscripciones están escritas en clave. Lo que no se sabe es si Arquímedes se hizo enterrar con una esfera inscrita en su famoso cilindro... ni dónde se encuentra su tumba.

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