La decisión de la Comunidad de Madrid de cerrar las aulas de eliminar las aulas de bachillerato presencial y nocturno de la educación pública ha generado un importante malestar en la comunidad educativa. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha optado por “sustituir el régimen nocturno, con una estructura rígida en la organización de las materias, por un formato más flexible, la enseñanza semipresencial”.
La medida apareció publicada en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM) y la noticia no ha gustado en ciertos sectores. Uno de ellos, Comisiones Obreras (CCOO), que apunta que con esta decisión, la Comunidad de Madrid “aboca al fracaso a un alumnado mayoritariamente vulnerable”.
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“Van a hacer con el Bachillerato lo mismo que han hecho con la Formación Profesional a distancia, engordar el negocio de la enseñanza privada. El primer paso, que fue el de reducir el número de alumnos en los centros públicos tanto en el nocturno como a distancia, ya se dio. Ahora se regula el régimen semipresencial, de menor coste y de fácil tránsito hacia la modalidad a distancia”, augura con recelo Isabel Galvín, secretaria general de Enseñanza de Comisiones Obreras en la Comunidad de Madrid.
¿Funciona el modelo del Bachillerato a distancia?
Poco a poco, alegan desde el sindicato, el modelo del bachillerato a distancia pierde fuerza en la educación pública, y aportan datos sobre ello. Esto, considera Galvín, es el primer paso para la desintegración del modelo y encaminarlo hacia la privada: “Desde el curso escolar 2009-2010, el alumnado del Bachillerato a distancia en la Comunidad de Madrid se ha reducido un 52%, de 7.352 a 3.520 alumnos/as. En el Bachillerato nocturno dicha reducción se sitúa en el 45,4%, pasando de 5.762 a 3.148 alumnos. Ambas modalidades solo se ofrecían en centros públicos”, apunta CCOO.
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Además, el sindicato advierte que es precisamente el valor de la presencialidad el elemento útil de este formato de enseñanza: “Entre los estudiantes de estas enseñanzas, muchos han fracasado en la modalidad de diurno y necesitan atención presencial. El sistema presencial, que tiene más de 100 años de antigüedad, ha tenido éxito, como demuestra el hecho de que se titule prácticamente la totalidad del alumnado. Convertirlo en semipresencial es abocar a estas personas al fracaso”, apuntan.
El bachillerato de adultos es una de las últimas opciones para que la población, una vez supera la edad máxima para estudiar en institutos, termine una formación básica y pueda ampliar su formación en Formación Profesional o en algún grado universitario.
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