De “alimaña” que erradicar a especie protegida: el milagro del lince ibérico y su repoblación por España

En los años ochenta nadie esperaba que el lince durara más de diez años, pero en 2022 ha marcado un máximo histórico desde que hay registros

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Un lince ibérico en el Parque Natural Sierra de Andújar, España.  (Laura Albiac Vilas - Wildlife Photographer of the Year)
Un lince ibérico en el Parque Natural Sierra de Andújar, España. (Laura Albiac Vilas - Wildlife Photographer of the Year)

Corría el año 2002 y España contabilizó menos de 100 ejemplares de lince ibérico por toda la península. A finales de la década de los ochenta, las organizaciones ecologistas calculaban que en diez años la especie quedaría extinguida. La presencia del mamífero llegó a mínimos históricos hace ahora 21 años, pero la reciente fotografía que un ciudadano tomó de un lince a las afueras de la Comunidad de Madrid, la primera de la historia, y la constatación de que el animal ha vuelto a la región casi 40 años después, confirma que los datos se han revertido. Ni el más optimista hubiera imaginado esta resurrección del lince ibérico.

El animal sigue en peligro de extinción y es una población protegida y cuidada, pero el pasado mes de mayo el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico confirmó que se había alcanzado el máximo histórico desde que hay registros. En la actualidad hay 1.668 ejemplares por la península ibérica, la mayoría en territorio español. “El número de individuos adultos o subadultos es de 1.105 y el de cachorros nacidos en 2022, de 563″, asegura el MITECO.

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Las especies en riesgo de desaparecer aumentan cada año y casi el 20% del total de la fauna está en peligro de extinguirse. Sin embargo, la presión del ecologismo forzó a las autoridades a reconducir el trato del lince ibérico y tras la desaparición por completo de las comunidades y manadas, la cría en cautividad ya no es el único espacio donde encontrar este animal, cada vez más expandido por aquellos territorios que una vez eran suyos.

Mapa de las principales ubicaciones del lince ibérico. (MITECO)
Mapa de las principales ubicaciones del lince ibérico. (MITECO)

Theo Oberhuber, fundador de Ecologistas en Acción y parte activa en la visibilidad y protección del lince ibérico en España, recuerda las complicaciones para cambiar las dinámicas: “En los años 80 y 90, las administraciones no se implicaban. Estuvimos presionando mucho para que priorizasen la situación. Fue en los noventa cuando la cosa cambió, se centraron en Doñana y Andújar, aunque se había perdido una diversidad genética importante del lince. Hasta 1995, aún había pequeñas poblaciones de lince en el sur de Castilla y León y Extremadura, parecía que podían quedar ejemplares en Madrid... pero lamentablemente, las medidas llegaron tarde y esas poblaciones desaparecieron”. Hubo que empezar prácticamente de cero.

¿Por qué está en peligro de extinción el lince ibérico?

La aniquilación de esta especie se llevó a cabo entre 1950 y el año 2000. Hasta 1973 fue considero una “alimaña” por la legislación y se llamaba a su aniquilación, pero fue en 1973 cuando se prohibió su caza por riesgo de extinción. Sin embargo, esta continuó de forma ilegal. Además, la escasez de conejos y la destrucción del hábitat del animal aceleraron el descenso de linces en la península. Andalucía es la región de España con mayor número de muestras, casi el 38%, seguido de Castilla-La Mancha y Extremadura. Portugal alberga el 15,7% del total de los linces.

Desde el año 2020, que se superaron los 1.000 linces, el dato no para de crecer. Sin embargo, su mortalidad sigue siendo una problemática. La caza ilegal ya no existe, pero son los atropellos una de las principales causas de mortalidad entre los linces. Durante 2022 se contabilizó la muerte de 154 ejemplares. “Hay linces viviendo entre dos carriles de autovía, en zonas de mucho riesgo”, recuerda Oberhuber.

La Comisión Europea ha sido fundamental para poder ejecutar proyectos que permitan la conservación del lince. Gracias a sus proyectos Life se han podido establecer diferentes fases de repoblamientos. La última comunidad en unirse ha sido la Región de Murcia, que el 12 de junio soltó cuatro linces criados en cautiverio para que inicien la formación de una comunidad. Sin embargo, la implicación de las comunidades autónomas no ha sido siempre ideal. Madrid es una zona donde el lince puede aparecer y asentarse, pero las políticas de la región siempre se han alejado un poco de la conservación de este animal.

Alejandro Sánchez Pérez, diputado en la Asamblea de Madrid por Más Madrid-Verdes-Equo, Madrid, habla del ambiente conspiranoico que han respirado diferentes gobiernos, ya que el lince se establece en zonas muy jugosas para la edificación y construcción: “En 2018 presenté una proposición no de ley a instar que la Comunidad entrara en el grupo de trabajo de las comunidades y PP y Vox votaron en contra. Prácticamente, se rieron de mí”, recuerda el ecologista.

Un momento clave e indicativo ocurrió durante el Gobierno de Esperanza Aguirre: “Se encontraron unos excrementos en la zona suroeste y Esperanza Aguirre hizo lo imposible para que se estableciera una duda sobre si era cierto o no. Se llegó a decir que las habían dejado allí ecologistas, quería evitar que se frenara el desdoblamiento de la M-501. Hasta ahí llegó la paranoia”, asegura Sánchez Perez. De hecho, el político critica que Isabel Díaz Ayuso no haya promovido acciones para encontrar al lince que se fotografió hace unas semanas para garantizar su protección y posibilidad de crear una nueva comunidad en la Comunidad de Madrid: “Habría que proteger a los linces que están llegando ya”, arguye.

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Uno de los primeros proyectos de conservación se inauguró en 1994 y duró hasta 1999. El Proyecto Life Lince ‘Actuaciones para la conservación del Lince ibérico’ consistía en vigilar al animal y evitar las muertes no naturales. Los colegios se inundaron de concienciación generacional por la protección del lince para cambiar, además de las técnicas, la mirada de la población sobre el animal. Fue ya en 2002 cuando se implantó el primer proyecto realmente contundente para la repoblación del lince ibérico. Proyecto Life Lince ‘Recuperación de las poblaciones de Lince ibérico’ se aplicó en Andalucía y contó con un presupuesto de casi 10 millones de euros. El impacto fue radical, ya que cuando el plan concluía, se incrementó el número de linces en un 49%.

Al final de este plan en 2006, comenzó otro con aún más financiación y enfocado a ampliar los éxitos de los proyectos anteriores. El Proyecto Life Lince consistía en la recuperación del conejo y evitar la destrucción del hábitat del lince en Andalucía, así como la reintroducción de linces en algunas de sus zonas de distribución histórica como Guadalmellato (Córdoba) y Guarrizas (Jaén).

La cría en cautividad como sostén del lince ibérico

Un macho de lince ibérico es liberado junto a otros cuatro linces como parte del proyecto europeo 'Life LynxConnect' en la sierra de Arana, en Iznalloz, cerca de Granada, en 2022. (REUTERS/Jon Nazca)
Un macho de lince ibérico es liberado junto a otros cuatro linces como parte del proyecto europeo 'Life LynxConnect' en la sierra de Arana, en Iznalloz, cerca de Granada, en 2022. (REUTERS/Jon Nazca)

Para garantizar la continuidad de la especie, el Gobierno de España promueve la cría en cautividad de linces ibéricos, un eje fundamental para el sostén y crecimiento del animal. El Programa de Conservación ex-situ del lince ibérico ha logrado que durante 2022 nazcan en cautividad 43 cachorros, 19 machos, 23 hembras y uno aún de sexo indeterminado. El dato es parecido y constante respecto al de 2021, cuando se dio a luz a 40 criaturas.

“Cuando se puso en marcha, la cría en cautividad empezó a mejorar. Se hizo un gran esfuerzo porque era algo novedoso y no teníamos experiencia en España. Fue en Doñana y tuvo mucho éxito. El problema ha venido cuando había que elegir dónde se soltaban esos linces. Hay que soltarlos en un hábitat óptimo, que haya conejos... muchas de esas zonas ideales ahora son embalses o carreteras”, relata Theo Oberhuber. El lince se salvó cuando nadie lo esperaba, pero la España que conocieron sus antecesores ha modificado tanto el paisaje que son otros los riesgos. Si antes era la caza, ahora es que no hay hábitat donde desplegarse cómodamente.

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