La bajada en submarino a los restos del ‘Titanic’ en la película de James Cameron: ¿qué imágenes son reales?

El director ha revelado cómo fueron las inmersiones al famoso buque cuando rodó el filme de 1997

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Bill Paxton en la bajada al Titanic al comienzo de la película
Bill Paxton en la bajada al Titanic al comienzo de la película

El caso OceanGate con el submarino Titán está dejando muchas preguntas difíciles de contestar. Mientras el submarino continúa desaparecido, la gente se ha puesto a especular con respecto a cómo de seguro puede ser una inmersión a tantos kilómetros bajo el mar, la seguridad que ha de tener la nave e incluso las horas que pueden aguantarse ahí abajo. Pero la realidad es que pocos conocen lo que sucede a más de 4.000 metros de profundidad en el Océano Atlántico. Aunque hay uno que no solo lo sabe, sino que además hizo una película sobre ello.

James Cameron es una de las pocas voces autorizadas al respecto, y tras varios días ha roto su silencio para pronunciarse en torno al caso. El director, que en su momento se decía que había llegado a realizar 12 inmersiones hasta el Titanic durante la preproducción de la película, ahora afirma que fueron 33 las veces que logró sumergirse hasta la altura del pecio abandonado en el fondo del Océano Atlántico: “Lo he calculado y he pasado más tiempo junto al buque que el propio capitán que lo dirigía”, afirmaba contundente Cameron en una entrevista reciente.

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El director ha comparado esta reciente tragedia con que sufrió el propio navío hace ya más de cien años y lamentado el destino que han corrido los tripulantes del Titán. “He estado allí muchas veces, conozco bien el lugar del accidente y entiendo los problemas de ingeniería asociados a la construcción de este tipo de vehículos y todos los protocolos de seguridad”, comentaba Cameron, quien subraya que el riesgo de morir es algo que ha tenido presente a lo largo de todas sus incursiones, especialmente la que realizó en 2012, cuando se convirtió en la persona llegar al punto más profundo del océano: “Es la pesadilla con la que todos hemos vivido”.

Un rodaje arriesgado pero fiel a los hechos

Mucho antes de rebasar la altura del Titanic y llegar al fondo del Océano, James Cameron realizó sus primeras incursiones antes de rodar la película. El pecio del famoso buque naufragado fue descubierto allá por 1985 y desde ese momento se convirtió en un objetivo para el director de Terminator 2: “El Titanic era el Monte Everest de los naufragios, y como buceador quería hacer lo correcto. Cuando me enteré de que otros habían buceado para hacer una película en IMAX pensé que tendría que hacer una película de Hollywood para costearme una expedición y hacer lo mismo”, confesaba Cameron en una entrevista posterior al estreno del filme.

Una de las escenas iniciales de 'Titanic'
Una de las escenas iniciales de 'Titanic'

Dicho y hecho. El realizador comenzó a hacer inmersiones que podían llegar a durar hasta 15 horas a bordo de un pequeño submarino en el que llevaba una cámara para rodar todo lo que pudiera. “Era un lío con las corrientes y todo lo demás, y había que averiguar cómo hacer las cosas y coordinarlas. Las primeras fueron inmersiones de ensayo. No conseguimos buenas imágenes hasta la tercera o cuarta inmersión”, relataba Cameron.

Algunas de esas escenas pueden verse al principio de la película, cuando el personaje de Bill Paxton desciende a las profundidades para rescatar restos del famoso pecio. Aunque muchas de esas escenas están sacadas de un set construido en México expresamente para la película, algunas de ellas corresponden a las incursiones reales del propio James Cameron. Viajes de entre 12 y 15 horas de inmersión para luego apenas grabar metraje, pero que lo poco que conseguían era auténtico oro para Cameron: “Teníamos aproximadamente quince minutos de grabación, y probablemente podíamos introducir alguna secuencia de 15 o 20 segundos”.

En uno de esos 33 viajes que el director realizó durante el rodaje de Titanic, Cameron rememora que hubo uno en el que lo pasó especialmente mal, pues se vio atrapado en una corriente de agua durante más de 16 horas. “Las cosas empezaron a fallar y perdí el control”, relataba el cineasta, quien aclara que la situación fue en gran medida provocada por él mismo. Sea como fuere, Cameron logró salir con vida y aprender una valiosa lección: no todo el mundo tiene la suerte de viajar a los confines del mar en busca del Titanic y poder contarlo.

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