Raquel Carrera se consagra con España en el Eurobasket: “Es espectacular en casi todos los aspectos del juego”

Rubén Burgos, actual entrenador de la pívot gallega en Valencia Basket, y Carlos Colinas, director deportivo de un Celta clave en su formación, desgranan para ‘Infobae España’ al gran proyecto de presente y futuro del baloncesto femenino español antes de los cuartos de final continentales contra Alemania de este jueves

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Raquel Carrera conduce el balón contra Letonia (FEB)
Raquel Carrera conduce el balón contra Letonia (FEB)

Uno de los grandes alicientes de los partidos de la actual selección española femenina de baloncesto es, sin duda, ver a Raquel Carrera. Con apenas 21 años, la pívot de Orense ya es una de las referentes del equipo nacional, como no ha parado de demostrar en la primera fase del Eurobasket y amenaza con volver a hacer ya en los cruces (cuartos de final contra Alemania este jueves a las 20:45 horas, Teledeporte). En un grupo en el que cada uno de los tres partidos fue, por momentos, comparable a un dolor de muelas para España, la vigente campeona de la Liga Femenina con Valencia Basket (MVP de las Finales) brilló bajo tableros a ambos lados de la cancha. Sus estadísticas hasta la fecha no dan lugar a la duda: 11,7 puntos, 7 rebotes, 2,7 robos, un tapón, 45% en tiros de campo y 17,3 de valoración por encuentro para formar una dupla interior temible junto a Laura Gil (12,3 puntos, 7 rebotes, 1,7 robos, 57% en tiros de campo y 17,7 de valoración).

Este rendimiento superlativo de la jugadora española con mejor posición de la historia en el Draft de la WNBA (15), en el que tan sólo es su tercer torneo de enjundia con la absoluta tras disputar en 2021 tanto el anterior Europeo como los Juegos Olímpicos de Tokio, no sorprende a quienes mejor la conocen. Es el caso del entrenador que, desde 2020, la dirige en Valencia: Rubén Burgos. “Está defendiendo excelente a las jugadoras en posiciones interiores. En ataque, está aprovechando sus virtudes, sabiendo que está rodeada de muy buenas compañeras. Eso también la hace estar más cómoda: cada día es un poco mejor y más madura”, reconoce el exjugador a Infobae España.

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Carrera tenía más que asumido que debía dar un paso adelante en este Eurobasket: no quedaba otra ante bajas como las de Astou Ndour, María Araújo e Irati Etxarri. La gallega ha asumido el reto con total determinación, cimentando su éxito en dos aspectos fundamentales. “Tiene unas habilidades, tanto ofensiva como defensivamente, globales. No sólo de una jugadora interior: defiende muy bien en los cambios defensivos a cualquier exterior. Tiene muy buen manejo de balón, excelente capacidad de pase y de entendimiento del juego. Y cada vez, con su trabajo y con su tesón, va ampliando el rango de tiro”, enumera Burgos para ejemplificar la primera cuestión clave con ella: “Es una jugadora muy completa”.

Raquel Carrera en plena defensa contra Grecia (FEB)
Raquel Carrera en plena defensa contra Grecia (FEB)

El otro ingrediente que no puede faltar en la receta de la mayor exponente de las jóvenes en el grupo de Miguel Méndez es su inteligencia. “Observa, tiene muy buena capacidad de análisis y de toma de decisiones, aprende muy rápido. Tras ver un vídeo o hacer una corrección, con Raquel no la repites. O se da cuenta incluso antes de que se la hagas o al momento lo interioriza. Creo que su conocimiento del juego ya es muy alto dadas esas virtudes”, apunta su técnico durante el año. Y aún es más elogioso: “Tiene una capacidad intelectual y de lectura superior a la media”.

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El cóctel no puede ser más explosivo cuando llega la hora de la verdad: “Cada partido importante, Raquel Carrera da su mejor versión y es capaz de hacer algo especial, algo que te sorprende para ganar ese partido. Porque ella juega para disfrutar y juega para ganar”. El preparador valenciano, que la ha visto asaltar la élite española y europea de primera mano, tiene muy claro que estamos ante una estrella de la canasta que “es espectacular en casi todos los aspectos del juego”.

Éxito, pero también humildad, desde el minuto uno

Ya en su primer equipo federado, el Pabellón, Carrera apuntaba maneras. “Muy bien entrenada” durante toda su formación, como considera el jefe más recurrente que tiene, no tardó en llamar la atención del Celta Zorka: allí llegó en verano de 2014, cuando pasaba de infantil a cadete, para quedarse hasta 2019. Carlos Colinas, director deportivo del club, fue clave para su aterrizaje en Vigo. “Nos llamó la atención la intuición que demostraba en la pista, la manera de competir y el liderazgo que parecía que proyectaba sobre sus compañeras aun teniendo 13 años”, recuerda para este periódico.

Vivir a 100 kilómetros de casa en plena adolescencia no fue sencillo y la morriña resultó inevitable. Sin embargo, Carrera encontró un apoyo fundamental en la figura de la entonces capitana del Celta, Laura Alonso. “Era su compañera de piso. Laura tenía 9 años más que ella, pero ya vivía sola y era alguien formado en el club de toda la vida. Fue una guía y una mano que a Raquel le ayudó muchísimo tanto a nivel deportivo como personal”, destaca Colinas.

Carrera no tuvo ningún problema para derribar barreras de forma vertiginosa y asentarse “con una naturalidad total” en el club: en su segunda temporada y con apenas 14 años para 15, ya entró en la dinámica del primer equipo del Celta, que competía en la segunda categoría del baloncesto femenino español (la conocida ahora como Liga Femenina Challenge). A partir de entonces, en Vigo (jugó entre 2016 y 2019 en el conjunto sénior) empezaron a advertir lo importante que podía llegar a ser. Posteriormente, fue Valencia Basket el equipo que quedó prendado de las habilidades de esta orensana de 1,90 metros de estatura hoy.

Raquel Carrera en un entrenamiento con España (FEB)
Raquel Carrera en un entrenamiento con España (FEB)

Nada más concretarse su fichaje por cinco temporadas, el conjunto taronja la mandó cedida un curso (2019-2020) al Araski de Vitoria. Allí debutó en la Liga Femenina, estuvo a las órdenes de Madelén Urieta (con la que vuelve a coincidir ahora en la selección) y empezó a confirmar, al más alto nivel, un talento descomunal. Ya más que aireado en su tierra y en las categorías inferiores de la selección (un oro sub-16 y una plata sub-18, en ambos casos en el Europeo de la categoría).

Después, llegó su consolidación definitiva con las mejores, ya en un Valencia Basket en el que “nada de la trayectoria hasta ahora mismo habría sido posible” sin Raquel Carrera. “Desde su primera temporada, con 18 años, juega prácticamente los mismos minutos que sus compañeras en el juego interior: Laura Gil, Marie Gülich (a la que se enfrenta ahora en busca de las semifinales europeas) y Celeste Trahan-Davis. Ellas ya habían jugado en Euroliga y algunas en WNBA, y habían sido internacionales con sus países”, pone en valor Rubén Burgos. Como él mismo recuerda, entonces se levantó la Eurocup (segunda competición europea) gracias a dos tiros libres decisivos, en una última jugada diseñada para ella, de Carrera.

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Su segundo curso a orillas del Turia no fue menos intenso, con una lesión de importancia en la rodilla que motivó a la joven promesa a trabajar y cuidarse para lograr el más difícil todavía: volver mejor de lo que se fue y hacerlo a pleno rendimiento, de cara a los playoffs. Las cosas sólo fueron a mayores la pasada campaña: más minutos, más relevancia, estadísticas superiores a las previas en todos los aspectos del juego y una incidencia primordial en su equipo. La primera Liga Femenina de Valencia Basket, por descontado, no podría explicarse sin Raquel Carrera.

“La solidez de Raquel hace que las compañeras que juegan a su lado todavía parezcan un poco mejores”, ensalza Burgos. Su rendimiento es tan sólido que él sólo pone a su altura a la que bien puede ser la mejor jugadora de Europa: “Cuando la vi jugar contra Emma Meesseman en Ekaterimburgo o este año en Fenerbahçe, pensaba que eran las dos jugadoras que hacen las cosas complicadas más sencillas y que despliegan un baloncesto natural en ataque, en defensa, con un físico grande y con una clarividencia en la pista top”.

Por si fuera poco, Carrera une a todas sus virtudes baloncestísticas un compañerismo y una bondad personal todavía mucho más importantes. “Es muy solidaria en los esfuerzos. Ayuda a todas las compañeras en defensa. Está pendiente de quién necesita más el apoyo en la pista, también moral. Y se divierte. La veo muy feliz cuando está en el campo. Hasta en los entrenamientos menos agradables o más duros, o después de las derrotas, creo que donde está realizada es en la pista, y eso se nota. Y se contagia [...] De una situación tensa, complicada o incluso arriesgada, Raquel te saca una sonrisa, y creo que nos hace relativizar las cosas a todos”, cuenta quien más meses la dirige durante el año.

Esa sensación es generalizada, como ratifica Carlos Colinas: “Nos sigue llamando la atención la naturalidad, la cercanía y la sencillez que ella tiene con todo lo que está cerca o todo lo que se le acerca. Hace mes y medio, verla estar 40 minutos firmando autógrafos a niñas y haciéndose fotos y selfis después de un partido con la selección en Vigo... El componente humano es de matrícula de honor”.

Apenas hay cosas que pulir en el diamante en bruto que es Raquel Carrera. Por decir algo, según su entrenador habitual, “el uso de la mano izquierda a la hora de las finalizaciones en la zona” y “ampliar el rango de tiro”. Por lo demás, sólo queda mantener el listón e incluso elevarlo: “Tiene un techo de rendimiento muy, muy alto y ya está instalada en la élite europea, así que todavía puede crecer más”.

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