Dice Chiqui Carabante (Málaga, 1967) que su película es “muy bruta” y “catártica”. Que combina la fascinación de Puñales por la espalda (2019) con el elegante misterio de Agatha Christie. La fortaleza habla de familia, de las herencias emocionales, de los trámites burocráticos y de cómo la competitividad nace, crece y muere entre cuatro muros. La cinta de comedia negra refuerza la idea de que el núcleo familiar es sinónimo de conflicto y pelea, pero también de amor e incomprensión.
“Hay toda una tradición de hablar sobre casas que atrapan”, indica el director en su entrevista con Infobae España. Mansiones eclécticas, palacios malditos, castillos embrujados o, en este particular caso, fortalezas medievales que esconden celos, juegos y algo más que una recompensa económica. Un reparto coral que pone de manifiesto los malabares a efectuar para encontrar consenso en una familia de cinco hermanos e infinitos problemas. “Nadie va a lograr huir del infierno de lo que es una familia”, afirma el director.
La fortaleza es un Cluedo audiovisual que reúne a cinco hermanos que reciben la noticia de la muerte de su padre. Con vidas paralelas y prácticamente opuestas, acuden a la casa del patriarca, alejada de toda civilización, para encontrarse con un juego mental y un reto: encontrar su cadáver para ser receptores de la jugosa y monetaria herencia, que incluye la cesión del terreno familiar.
Para la cinta, que llega a las salas españolas este viernes, Carabante ha contado con las interpretaciones de Goya Toledo, Fernando Cayo, José Manuel Poga, Vito Sanz, Carla Nieto o Fernando Tejero, entre otros. Los dos primeros también han atendido a este medio para hablar de pugnas familiares y de enclaves con intencionalidad y memoria emocional.
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“Es una película muy animal”, indica Fernando Cayo. “Tiene un componente coral muy importante, en ese sentido conecta con Berlanga, es algo divertido, terrorífico y grotesco”, añade. Para el actor, que interpreta a Arturo, el hijo de Arturo (el padre), la película de Carabante conforma un universo de “hermanos que a veces se llevan a matar”, pero que, más allá de su objetivo de generar una carcajada amplia en la audiencia, “entronca con cosas humanas”, porque “peleas por la herencia hay en España y en todo el mundo”.
Para su compañera de reparto, La fortaleza no sólo se enfoca en el reparto igualitario del ajuar familiar, también en la “herencia emocional de la infancia” y la importancia que ésta tiene a la hora de conformar el carácter futuro de la persona.
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La familia, ¿lo primero?
“No vamos a salir de aquí, esta entrevista va a ser terapéutica”, dice entre risas Goya Toledo. Hablar de las dinámicas familiares siempre se convierte en un desembalaje de emociones, recuerdos y traumas, incluso si se trata desde la comicidad. Si a todo lo anterior se añade una muerte y una posterior pelea por una herencia, el cóctel molotov que se gesta sería capaz de paralizar el incesante tráfico de la Gran Vía madrileña.
“Yo tengo una amiga que se llevaba genial con sus hermanas hasta que tocó repartirse una casa tras la muerte de los padres”, indica Cayo. Para Toledo, la herencia puede ser un viaje catártico que confirme que, en muchas familias, todo era “un paripé”. “Igual tampoco te llevabas bien con ellos”, añade la actriz.
Para ambos intérpretes, que en la vida real se den situaciones como las que Carabante plasma en La fortaleza responde a que “cada uno esté mirando a su ombliguito y a sus problemas”. “Caen las máscaras y se lía la de Dios”, indican.
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