Ilkay Gundogan es el nombre más repetido por la directiva azulgrana. El futbolista alemán, a falta de confirmación oficial, se unirá al club azulgrana como agente libre tras no renovar su vinculación con el Manchester City, club con el que lo ha ganado todo esta temporada. Guardiola verá como se le escapa uno de los jugadores clave para la práctica de su estilo. Un futbolista capaz de generar espacios entre líneas y llegar al área rival con asiduidad. Pilar fundamental del City del triplete, Gundogan cierra su etapa cityzen cuando esta se encontraba en pleno apogeo.
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“Es tan inteligente y tan competitivo. Créanme, es uno de los mejores jugadores que he entrenado en mi carrera. Es de primera clase”, llegó a decir Guardiola sobre el futuro nuevo jugador del Barça que ha rechazado la oferta de renovación con su club y los cantos de sirena de Arabia por ser jugador culé. Un destino que hace una década estuvo muy cerca de ser bien diferente. Corría el año 2013. Gundogan ya había dejado atrás la etiqueta de promesa y a sus 23 años ya estaba asentado como líder del Borussia Dortmund y despertaba el interés de los grandes clubes de Europa.
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El Dortmund impidió que se realizara el acuerdo entre Real Madrid y Gundogan
Gundogan, fan reconocido del fútbol español, estuvo muy cerca de recalar en el Real Madrid. Tanto que Florentino Pérez llegó a tener el sí del jugador y un acuerdo cerrado con él durante el verano del 2013. “Tenía contrato en Dortmund y el club no quería venderme si no tenía que hacerlo”, explicó el propio Gundogan cuatro años después en una entrevista con Marca. Pese a los deseos del futbolista, dos figuras importantes se cruzaron en su camino: Pep Guardiola y Reinhard Rauball, presidente del Dortmund por aquel entonces.
Esos años estuvieron marcados por los éxitos del club alemán. Campeón de dos Bundesligas seguidas -con doblete incluido- y una final de Champions disputada tras eliminar al Real Madrid fueron los hitos de una plantilla histórica repleta de grandes estrellas que decidieron brillar fuera del Signal Iduna Park. Las salida de Gotze ese verano y el pactado traspaso de Lewandowski al Bayern de Múnich el curso siguiente, provocaron que el mandamás del Dortmund decidiera cortar el grifo de ventas. Así se lo comunicó al Real Madrid. Finalmente Gundogan se quedó hasta 2016, verano en el que fue seducido por Guardiola.
Superó el racismo y una depresión... con la retirada muy presente
No todo ha sido de color de rosa en la carrera de Gundogan. Ahora en su pico de rendimiento como jugador, estuvo a punto de colgar las botas debido a las lesiones. El alemán sufría dolores en la espalda que ningún cirujano conseguía dar con la solución. Tras desoír los consejos de un médico cuya respuesta pasaba por ponerle un tornillo en la espalda, Gundogan dio con el cirujano adecuado. “Estuve fuera 14 meses, pero la peor parte fue que nadie sabía realmente qué tipo de lesión era. Vi a un cirujano y quería ponerme un gran tornillo en la espalda que no me permitiría jugar al fútbol a este nivel. Así que tenía miedo de no volver a jugar y estoy muy agradecido de haber encontrado la solución”.
El alemán sufría una inflamación de un nervio de la columna vertebral que le tuvo apartado de los terrenos de juego 422 días. Durante ese tiempo de recuperación, se perdió el Mundial de 2014 que ganó su selección y cayó en una profunda depresión fruto de la frustración que le hizo padecer sobrepeso. Una vez superada la batalla mental y volver a vestirse de corto, otra lesión se cruzó en el camino de Gundogan. Esa que todo futbolista intenta evitar: rotura del ligamento cruzado. Le obligó a estar toda su primera temporada con el City en el dique seco hasta que, una vez recuperado, recuperó su mejor versión de la mano de Guardiola.
El racismo marcó su madurez futbolística
La velocidad con la que Gundogan fue quemando etapas derrumbó la puerta de la selección, o mejor dicho, selecciones. Alemán, pero de origen turco, Gundogan tuvo que elegir entre defender la camiseta de su país de nacimiento, Turquía, o en el que creció como futbolista, Alemania. Al final se decidió por la segunda opción, pero sus raíces otomanas siempre le acompañaron, tanto positiva como negativamente para él. “Sólo pido que no me silben en el estadio. Si lo hacen lo entenderé, pero juego lo mejor posible”, afirmó en la previa de un partido con su selección.
Ahora, en su plenitud futbolística, Gundogan fichará por un club cuyo entrenador siempre ha sido uno de sus referentes. “Adoro el estilo de a Xavi. Siempre fue mi modelo y me fijé en él. Fue un maestro ¡Cómo jugaba con Iniesta, Messi... en ese Barcelona! Lo disfruté mucho”, llegó a confesar. A partir de la temporada que viene le tocará disfrutar y aprender del Xavi entrenador y de su renovado estilo de juego.
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