Cómo se tributa el impuesto de sucesiones: así puedes pagar menos al heredar

Se trata de un gravamen progresivo, personal y directo que deben asumir todos los ciudadanos ante una transmisión de bienes

El impuesto de sucesiones es un gravamen progresivo, esto significa que cuanto más se hereda, más se paga. (FREEPIK)

El impuesto de sucesiones es una carga que grava las transmisiones lucrativas de bienes y derechos, es decir, todo lo que una persona recibe como herencia de un familiar o amigo fallecido. Esta tasa, por lo general, se paga en la comunidad autónoma en la que reside la persona que fallece. Se trata de un impuesto progresivo, personal y directo, tal y como refleja la propia normativa tributaria.

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Todos los ciudadanos están obligados a pagar el impuesto de sucesiones cuando reciben una herencia. Esta es la forma que tiene la administración pública para gravar cualquier incremento patrimonial obtenido por herencia o donación. En España, la recaudación y gestión del tributo recae sobre las comunidades autónomas. Las diferencias entre las distintas regiones, que aplican rebajas fiscales para resultar atractivas para las grandes fortunas, son considerables. En este momento, Madrid, Murcia, Cantabria, Andalucía y Castilla y León tienen prácticamente suprimido este gravamen.

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¿Dónde se paga el impuesto de sucesiones?

En España, el impuesto de sucesiones tributa en la comunidad autónoma en la que vivía la persona fallecida, aunque sus bienes y pertenencias figuren en otra región. Para ello, se tiene en cuenta el lugar en el que el difunto haya tenido su residencia durante más de dos años y medio en los últimos cinco años inmediatamente anteriores a su fallecimiento. Si la persona fallecida reside en el extranjero, pero el heredero lo hace en territorio español, se aplica la normativa más favorable entre la estatal y la de la comunidad autónoma con el mayor valor de los bienes situados en España.

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El impuesto de sucesiones es un tributo progresivo, es decir, no tiene un porcentaje fijo de gravamen, sino que funciona de otra manera: cuanto más se hereda, más se paga. Esto también ocurre con otros cargos como el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Por norma general, se sitúa entre el 7,65% y el 34%, porcentajes sobre los que luego se aplican las posibles bonificaciones.

¿Cómo tributa el impuesto de sucesiones?

La forma de tributar el impuesto de sucesiones viene determinada por el tipo impositivo, que es un porcentaje sobre cada tramo de ganancias. Sobre esta base, se aplican una serie de rebajas y deducciones, que pueden ser tanto estatales -son iguales para todas las comunidades- como autonómicas. Las deducciones suelen aplicarse por grado de parentesco: los herederos del grupo 1 tienen reducciones mayores que los de los grupos 2, 3 y 4.

Además de restar de la base imponible las bonificaciones, está la cuota íntegra del impuesto, que resulta de aplicar el tipo impositivo por cada tramo. Por último, hay que multiplicar la cuota íntegra por un número, situado entre 1 y 2,4. Esta operación es la que determinará la cuota tributaria. El coeficiente multiplicador se establece en función del patrimonio previo del contribuyente y del grado de parentesco. La declaración del impuesto de sucesiones se debe hacer en un plazo máximo de seis meses desde que se produce el fallecimiento.

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