La DGT alerta del efecto túnel, la consecuencia de la velocidad y el alcohol que aumenta el riesgo de accidentes

El fenómeno afecta a la vista y reduce de forma drástica los estímulos que puede percibir el conductor a la hora de ponerse delante del volante

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Varios coches circulan en la autovía A-2 en Madrid (Alberto Ortega / Europa Press)
Varios coches circulan en la autovía A-2 en Madrid (Alberto Ortega / Europa Press)

La Dirección General de Tráfico ha alertado, en el último número de su revista, de un fenómeno que puede tener graves consecuencias para los conductores si estos no toman las medidas necesarias para contrarrestarlo. Se trata del denominado efecto túnel, una reducción dramática del campo de visión que disminuye notablemente la capacidad de percepción de los automovilistas.

Este efecto supone que el conductor mira pero sin ver debido, principalmente, a la alta velocidad o al consumo de alcohol. En concreto, explican desde la DGT, se trata de un “estrechamiento paulatino” de la visión que sufre una persona a medida que aumenta la velocidad de su vehículo o tras haber tomado bebidas alcohólicas, lo que provoca que aquello que el automovilista ve con claridad se limite únicamente a lo que se tiene delante, en detrimento de los que suceda a sus lados, que termina difuminándose.

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De hecho, el nombre con el que se ha denominado a este efecto responde a que el campo de visión se reduce de tal manera que prácticamente es como si se condujera dentro de un túnel oscuro, a pesar de “estar conduciendo por un espacio abierto y rodeado de señales, otros vehículos e, incluso, peatones”.

A mayor velocidad, mayor riesgo

La DGT detalla que cuanto más rápido vaya el vehículo, mayor es el riesgo de que se reduzca la capacidad de percepción de un conductor. Por ejemplo, a 35 kilómetros por hora, el campo de visión normal es de 104º en horizontal y 110º en vertical. Sin embargo, cuando se va a 65 km/h la visión se reduce a 70º.

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Si el conductor pisa el acelerador hasta los 100 km/h, descienda la percepción hasta los 42º, por lo que el automovilista solo puede apreciar objetos cercanos a la calzada o al carril anexo. Mientras que a velocidades de 130 km/h se pierde nitidez periférica y el ángulo de visión se estrecha hasta los 30º, un déficit que le impide apreciar cualquier peligro del entorno. Ya a partir de los 140 km/h la pérdida es crítica.

Asimismo, conducir bajo los efecto del alcohol no solo resta campo visual al conductor, sino que también debilita notablemente los reflejos, incrementa el riesgo de cometer errores al volante y hace subestimar la velocidad a la que se circula. Todo esto, advierte la DGT, sumado a la pérdida de información del efecto túnel aumenta el riesgo de sufrir un accidente en la carretera.

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