Esta vez, el Real Madrid se quedó sin remontada. El destino y el baloncesto quisieron que Nikola Mirotic cerrase su etapa en el FC Barcelona con el único entorchado que podía ganar ya su equipo: una ACB en la que, además, se coronó como MVP de la final. En un duelo por el título en el que la sangre fría siempre pareció acompañar más a los culés, el signo de la eliminatoria no cambió en la capital española: lo de remontar un 0-2 quedó relegado a la Euroliga en la que los blancos sí consiguieron reinar, por mucho que intentasen estirar la serie hasta las últimas consecuencias (82-93).
blockquote class="twitter-tweet">Mirotic vuelve a dejar muy claro que no seguirá en el Barça y aprovecha para explicar que no ha querido que su hijo viviese el ambiente hostil del WiZink hoy. pic.twitter.com/3bVBw6ay7z
— Millán Cámara (@millancb) June 20, 2023
Como viene siendo costumbre durante todo el playoff final, la igualdad extrema presidió el encuentro desde el salto inicial hasta los minutos previos al bocinazo. El duelo fue de poder a poder, sin que al Barça se le enfriase la muñeca por jugar en un WiZink lo más hostil posible y sin que al Madrid le pudiese la presión de no fallar para seguir vivo en la final. El espectáculo baloncestístico fue de alto calibre, con los triples y las canastas interiores como ingredientes fundamentales de la receta.
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En un primer momento, los ataques de ambos equipos se caracterizaron por ser muy corales. Fue al escaparse el Barça de 7 en el segundo cuarto (todo un mundo en un encuentro tan apretado como este) cuando el Madrid encontró dos referencias claras en la ofensiva: entre Causeur (9 puntos) y Llull (8 en 3 minutos) sumaron un +17 de mortal necesidad para que los locales se marchasen por delante al descanso, aunque la renta fuese exigua.
El Barça vuelve a sentenciar en la segunda mitad
A todo esto, Tavares apenas había aparecido: tan sólo una canasta, y al borde del descanso. Mucho más importante sería su concurso, y el de varios de sus compañeros de pintura, en un tercer periodo donde la principal batalla estuvo bajo los aros. Aunque las virguerías desde el 6,75 también asomaron, sonriendo mucho más al Barça, fue la pelea de los hombres altos la que marcó la antesala del último cuarto. Poirier fue otro que brilló sobremanera en esas lides, aunque con Sergio Rodríguez como surtidor de balones sinónimo de canasta las cosas eran mucho más fáciles para el Madrid.
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Pero todo se desvaneció en unos 10 minutos finales en los que el Barça ya sí se escapó definitivamente para amarrar el título. Con un +6 primero, un +7 después, un +8 y, ya con todo sentenciado, una diferencia superior a la decena. Jokubaitis (muy sólido como ‘microondas’) y Mirotic, de dulce desde el triple, tuvieron mucho que ver en el arreón visitante. Tavares intentaba sostener al Madrid a duras penas, pero la dupla formada por Vesely y Satoransky, desde República Checa, también podía más. Antes o después, Laprovittola y Kalinic tampoco se escondieron para anotar en momentos comprometidos. El mal día desde el tiro libre de los blancos no ayudó a cerrar la herida, con el público muy caliente por la alta permisividad arbitral con los contactos.
El Madrid, aun así, se agarró al partido hasta el extremo, con el Chacho colocando a los suyos a 5 a golpe de triple a falta de poco más de dos minutos para la conclusión. Pero ahí murió la temporada, con el Barça llevándose el consuelo de no acabar el año sin títulos y su eterno rival, con los deberes más que cumplidos, dando la talla ante los suyos, que premiaron el esfuerzo con ovaciones, hasta el final.
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