A estas alturas de la precampaña, cuando quedan menos de 34 días para acudir a las urnas y elegir el rumbo del país para los próximos cuatro años, el PSOE y Sumar tienen definidos a sus líderes económicos e instan a debatir sobre propuestas en diversas materias, pero sobre todo, de economía.
La izquierda, al frente del Gobierno de coalición durante la pandemia de la covid-19 y la crisis derivada de la guerra en suelo europeo, toman el pulso de los datos de afiliados a la Seguridad Social (20,8 millones) y de las previsiones al alza por parte de los principales organismos para dejar atrás el mantra de que la derecha gestiona mejor o, directamente, que es quien sabe gestionar.
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Mientras, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, el presidenciable con más opciones de llegar a la Moncloa, según las encuestas, sigue manteniendo la incógnita sobre quién podría liderar un Ministerio de Economía del PP. De hecho, sorprendió con la designación de su número dos, Marta Rivera de la Cruz, nombrada a su vez concejala de Cultura del Ayuntamiento de Madrid.
Y es que, los pactos sellados con Vox a lo largo de estos últimos años en el plano territorial, cuya cifra se ha disparado tras la constitución de los ayuntamientos resultantes del 28-M, sumado al actual crecimiento robusto de la economía, ha obligado a los populares a bascular su discurso para entrar en el terreno de la batalla cultural, dejando de lado sus propuestas en el área de los números.
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El constante cuestionamiento de la violencia machista por parte de la ultraderecha se ha reflejado en los acuerdos alcanzados con el PP. Gran muestra de ello fue el documento del pacto para gobernar la Comunidad Valenciana, en el que los populares se plegaron al lenguaje de la ultraderecha al asumir el término “violencia intrafamiliar”.
La presión del PSOE y de las formaciones a su izquierda obligaron al líder del PP a contradecir al número dos de Vox en Valencia, José María Llanos, quien llegó a aseverar que la violencia machista “no existe”. Lo cierto es que, más allá de las declaraciones, los populares han aceptado diluir en algunos ayuntamientos la cartera de Igualdad e incluso, el propio Feijóo habla de eliminar el Ministerio de Igualdad si llega al Gobierno.
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Días después, con las encuestas situando al bloque de la derecha (PP y Vox) cerca de la mayoría, los de Santiago Abascal vuelven a retorcer su discurso con la difusión de un decálogo de 12 medidas para frenar los avances feministas, en el que proponen derogar la ley del solo sí es sí, insisten en hablar de violencia doméstica y recurren al discurso tránsfobo.
Pactos con EH Bildu, de nuevo en la diana
Este mismo lunes, el líder popular expuso las diez primeras medidas a tomar si llega a convertirse en presidente del Ejecutivo. Solo destaca una de carácter económico: su ya habitual propuesta de bajada generalizada de impuestos. El resto forma parte de su manual para “derogar el sanchismo”, esto es, reducir el número de ministerios, recuperar el delito de sedición, etc.
Asimismo, incluye la “revisión de todas las leyes y medidas en las que el voto de EH Bildu ha sido decisivo”, otra cuestión que el PP se niega a dejar de azuzar. En este campo, el PSOE ha entrado de lleno al querer ahora distanciarse de la coalición abertzale, con quien ha sellado acuerdos para impulsar en el Congreso medidas de importante calado social, pero también económico, como los tres Presupuestos.
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Se da la paradoja de que PP y Vox utilizan como arma electoral las negociaciones con el partido de Arnaldo Otegi para rescatar una y otra vez el fantasma de ETA, cuando en un pasado, con EH Bildu ya representado en las instituciones como una fuerza democrática más, el propio portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, defendía que “Bildu no es ETA” y que “el futuro se tiene que construir también con Bildu”.
Pese al distanciamiento adoptado por la parte socialista del Gobierno en torno a la coalición abertzale, con Sánchez defendiendo en una entrevista con Carlos Alsina el haber aprobado “más reales decretos leyes con el apoyo del PP (51) que con EH Bildu (48)”, fuentes del grupo capitaneado por Mertxe Aizpurua enmarcan estas declaraciones en el contexto de la precampaña. “Después de las elecciones, en el caso de que otra vez seamos determinantes, volverán a sentarse a negociar”, apostillan estas fuentes.
La izquierda, centrada en medidas económicas
Mientras tanto, el bloque de la izquierda se rearma con nombramientos para el área económica. En el PSOE destaca la figura de Nadia Calviño, a quien Sánchez quiere potenciar y personificar en ella los logros económicos. En el caso de Sumar, además del fichaje de Carlos Marín, el director del gabinete económico de CCOO, que concurrirá a las elecciones del próximo 23 de julio como número 6 por Madrid, se suma el anunciado este lunes: Nacho Álvarez.
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La vicepresidenta segunda ha designado al dirigente de Podemos como portavoz en materia económica. Álvarez, que ha estado detrás de la estrategia económica del partido morado en el Gobierno, será encargado de dirigir la propuesta política en materia de políticas sociales, económicas y del estado del bienestar. Además, representará a Sumar en los debates económicos que se produzcan durante la campaña.
Yolanda Díaz se suma a la apuesta del PSOE por debatir sobre economía a pesar de que los socialistas pidieron un debate cara a cara con el PP. Asimismo, a falta de conocer en detalle el programa electoral de Sumar, la ministra de Trabajo ya ha puesto sobre la mes diferentes medidas en el ámbito económico: un bono social para los hogares hipotecados, abordar una reforma fiscal y consolidar el impuesto a las grandes fortunas, entre otras.
Desde el PSOE, apuestan por mantener la senda de las iniciativas llevadas a cabo a lo largo de esta legislatura. A la espera de que desgranen nuevas propuestas, los socialistas apuestan por enarbolar la bandera de la justicia fiscal, algo que Pedro Sánchez dejó claro en la presentación de las prioridades de la Presidencia española de la UE.
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