El consumo tirará de la economía en 2024 gracias al crecimiento del empleo y a un menor miedo a perderlo

La demanda interna se mantendrá débil en 2023 por la pérdida de poder adquisitivo y el endurecimiento de las condiciones de financiación, pero recuperará terreno el próximo año ligada a una sensación de más estabilidad laboral y a las subidas salariales

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Un grupo de personas camina
Un grupo de personas camina con bolsas de diversos establecimientos. (Nacho Gallego, EFE)

Todo parece estar en contra de que los hogares consuman en los últimos años: a las tasas de inflación más altas de las últimas cuatro décadas se suman los incrementos en tiempo récord de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo que endurecen las condiciones de financiación de los hogares. Según resalta el Banco de España (BdE) en sus proyecciones macroeconómicas de junio publicadas el lunes, esta situación produjo que el consumo de los hogares se desplomara en el último trimestre de 2022 y en el primero de 2023, restando 0,8 puntos al PIB por parte de la demanda interna en los tres primeros meses del año.

Sin embargo, el supervisor bancario español detecta que entre abril y junio el consumo se habría recuperado “levemente” debido al empleo, que se ha comportado mejor de lo esperado y ha compensado, en parte, el efecto de la pérdida de poder adquisitivo por las expectativas que genera tener un trabajo indefinido. De hecho, esta senda de recuperación se acelerará en los próximos meses y el próximo año será el consumo privado el que tire del Producto Interior Bruto (PIB) ante el agotamiento de la demanda exterior, la cual aguantará el PIB en 2023 con una contribución del 1,7% sobre el 2,3% que crecerá la economía.

Contribución de los principales componentes
Contribución de los principales componentes al PIB. (Banco de España).

Según los últimos datos de Contabilidad Nacional del INE, el consumo privado creció un 4,4% anual en 2022, impulsado por el efecto de la apertura económica tras la pandemia y el ahorro embalsado de los hogares. Este componente se reducirá, según el Banco de España, hasta un crecimiento de apenas el 0,2% en 2023, pero repuntará al 3,3% en 2024 y al 2% en 2025 y tirará de la economía ante una evolución negativa de la demanda exterior, que restará un 0,6% al PIB en 2024. El director el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, explica el descenso del sector exterior porque “ya hemos alcanzado y superado niveles prepandemia” en las exportaciones turísticas, por lo que cabe esperar que no crezca al mismo ritmo en los próximos años.

Este análisis coincide a grandes rasgos con el que plasmó el Gobierno en su Programa de Estabilidad enviado en abril a Bruselas, aunque es más optimista para 2023, ya que el Ejecutivo prevé un crecimiento del 2,1% del consumo final nacional privado. “El sector exterior mantendrá una contribución ligeramente positiva durante el periodo de previsión, excepto en 2024, en el que la pujanza de la demanda interna explicará el crecimiento económico”, detalló el Ejecutivo en sus previsiones. Según el Banco de España, la demanda interna aportará un 2,8% al PIB en 2024, similar a la previsión del Gobierno, que espera una contribución del 2,9%.

Más empleo indefinido, menos “ahorro por precaución”

Es cierto que la inflación será menor en 2024 e impulsará más el consumo, pero el supervisor bancario español incide en el papel del empleo como factor fundamental del gasto de los hogares. “La mejora de las perspectivas sobre la situación laboral tiene efectos expansivos sobre el consumo”, asegura. Por tanto, no es ya solo el número de empleos que se creen, se alcanzó el récord de 20,8 millones de afiliados en mayo, sino las expectativas que los trabajadores tengan de estabilidad en el mismo.

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Según la encuesta Consumer Expectations, citada por el Banco de España en su informe, ha caído la probabilidad percibida de perder el empleo y lo ha hecho más entre el quintil más pobre. Entorno al 30% de estas personas del quintil 1 percibían en abril de 2021, antes de la reforma laboral, riesgo de perder su empleo, cifra que en abril de 2023 ha caído por debajo del 20%. Los valores también han disminuido en el resto de franjas de riqueza y, aunque siguen siendo mucho menores para los más ricos (no llega al 10% de las personas del último quintil que ven riesgo de perder su trabajo), la brecha entre unos y otros se ha reducido considerablemente.

Probabilidad percibida de perder el
Probabilidad percibida de perder el empleo, encuesta de Consumer Expectations Survey (Banco de España).

En mayo de 2023 se registraron 3 millones de afiliados más con contrato indefinido que en diciembre de 2021, antes de la entrada en vigor de la reforma laboral, y la temporalidad contractual ha caído al 13,7% en el sector privado, aunque hay dudas entorno al uso de los contratos fijos discontinuos. Según un documento del Banco de España publicado en abril, la conversión de un contrato temporal en indefinido en 2022 habría conllevado un incremento de la ratio de gasto sobre renta “entre 0,18 y 0,24 puntos porcentuales”. Esto se traduce en que el gasto habría aumentado entre 1.846 y 2.462 euros anuales en los hogares cuya cabeza de familia firmó un contrato indefinido.

Tener un empleo con menor percepción de perderlo permite impulsar el consumo “a través de una caída del ahorro por motivo de precaución”, según el informe del BdE. Esto se traduce, sobre todo, en un aumento del consumo de bienes duraderos en los que no se invertiría apenas con riesgo de perder el trabajo. A esta mayor percepción de estabilidad en el empleo se suma un aumento de los salarios, del 6% anual en el primer trimestre según el INE, algo más que el IPC de dicho periodo, un 5,1%, lo que permite recuperar parte del poder adquisitivo perdido desde 2021 con la inflación.

Según el supervisor bancario español, este ritmo de avance de los salarios y lo firmado en el V AENC evitan efectos de segunda ronda sobre la inflación por parte de los salarios. Riesgo que tampoco debería materializarse por parte de los márgenes empresariales, que han seguido su senda de recuperación en 2023 y aportaron la mayor parte de la inflación interna en 2022. Otros organismos, como Funcas y el CES sí ven ya efectos de segunda ronda por el efecto de los márgenes en el comportamiento del deflactor del PIB.

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