No hay festival sin su queja o sin su mala crónica. Tras la debacle del Primavera Sound Madrid (con cancelaciones a causa del temporal y con un caos organizativo en todo lo relativo a la movilidad para salir y entrar de la Ciudad del Rock de Arganda del Rey), le ha tocado el turno a O Son do Camiño, celebrado este 15, 16 y 17 de junio en Santiago de Compostela.
Durante tres jornadas, el evento musical prometía juntar a artistas como Aitana, Tokischa, Maluma, Mora Duki o Bizarrap con otras propuestas más alternativas como Vetusta Morla, Ginebras, Royal Blood o Alt-J. Dicen que en la variedad está el gusto, pero parece que no todos están de acuerdo con la amalgama de sonidos propuesta por la organización del festival.
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Varios de los artistas que han participado en el festival se han quejado de que, mientras actuaban en el escenario que se les había asignado, en las primeras filas había gente que estaba esperando, sentada y bostezando, al concierto de otro grupo o cantante que actuaba después. El melón lo ha abierto Sandra Sabater, de la banda Ginebras, que ha denunciado la actitud de los asistentes con un largo mensaje en redes sociales.
“En varios conciertos, incluido el nuestro, las primeras filas estaban copadas de grupos sentados en el suelo reservando hueco para ver a un artista que actuaba después. Algunos estaban de pie, con cara de culo, bostezando o incluso vacilando”, ha declarado en Twitter.
La artista se ha mostrado agradecida al festival por la oportunidad de haber podido formar parte de su cartel y también por la variedad de éste, pero no ha escatimado a la hora de criticar a su público. “Esas personas no dejaban disfrutar del concierto a los que sí estaban ahí para escucharnos. No necesariamente fans, también curiosos. Es molesto, es irrespetuoso y es de tener bastante mala educación”, continuaba.
No es la única escena de este estilo que se ha producido durante las tres jornadas del festival. Algunas imágenes y vídeos compartidos en Twitter muestran cómo, mientras otros grupos están interpretando sus hits en el escenario, las primeras filas están copadas de jóvenes sentados, dando la espalda a los artistas y mirando sus móviles esperando a su cantante predilecto.
“Sólo escuchan el TOP 50 de Spotify″
Tras la denuncia de Ginebras, otros artistas han compartido su experiencia en situaciones similares. Chica Sobresalto -nombre artístico de Maialen, participante de la última edición de Operación Triunfo-, que también formaba parte del cartel de O Son do Camiño, ha respondido al mensaje de Sandra Sabater: “Gracias por escribir sobre esto compañera. Me sentí igual”, declaraba en un tuit.
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Rayden también ha querido mostrar su apoyo a la banda y ha aprovechado el momentum para lanzar un dardo a los festiales y a las nuevas generaciones de oyentes. “Esto lo viví yo el año pasado en un festival. Los festivales que quieren enganchar al público joven se están llenando de personas que solo escuchan el TOP 50 de Spotify y se piensan que si echan al artista o grupo que toca con su banda, va a tocar su artista favorito antes”, criticaba.
El debate de la variedad, a escena
Una de las grandes discusiones que ha nacido, o revivido, a raíz de la polémica es si el abanico de varietés que presentan los festivales musicales es una forma de abrirse a nuevos públicos y géneros, o es una lacra para su organización y ambiente. O, por ende, si el nuevo público al que pretenden atraer está únicamente interesado en ver a los artistas por los que, inicialmente, decide comprar el abono o entrada.
En el caso de O Son do Camiño, Ginebras estaba programada en el mismo escenario en el que más tarde actuarían The Kooks o el artista de reggaetón Mora. El festival también juntó en el mismo espacio a bandas como Alt-J con líderes del sonido urbano como Eladio Carrión o el productor argentino Bizarrap. Ocurrió lo propio el sábado en el escenario en el que actuaron Aitana y Duki junto a Vetusta Morla.
El festival celebrado en Santiago de Compostela tenía el cartel de sold out colgado desde prácticamente el lanzamiento de sus entradas.
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