Primero las elecciones autonómicas y municipales, luego la convocatoria de elecciones generales, más tarde las negociaciones a la izquierda del PSOE y finalmente el veto a Irene Montero. Ahora, con acuerdo, el debate sigue sin ser de programa, por lo menos en Podemos, que mantiene su intención es seguir presionando para que Sumar levante el veto a Irene Montero. Mientras, en Sumar, se limitan a decir que “en una negociación se sacrifican demandas de ambas partes”, al tiempo que ni confirman ni desmienten la supuesta exigencia de la salida de la ministra de Igualdad del escenario político.
Los morados fueron conscientes desde el primer minuto, principalmente, desde el minuto uno después de las municipales y autonómicas, que era vital integrarse en Sumar si no querían desaparecer. A pesar de aceptar las “generosas” condiciones de Díaz, califica Guillermo Fernández Vazquez, Doctor en Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de ¿Qué hacer con la extrema derecha en Europa?, Ione Belarra se ha resistido a apostar por la unidad, aunque si por el acuerdo, una estrategia “sin sentido”, sigue el Doctor. “En teoría, Díaz es su candidata y la están criticando. Es un hecho inaudito”, califica el autor de ¿Qué hacer con la extrema derecha en Europa?.
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“Lo que está claro es que es complicado comunicar este discurso crítico con Sumar y, al mismo tiempo, defender el acuerdo y por tanto, pedir el voto para Díaz”, reflexiona Aida Vizcaíno, Profesora de Ciencia Política de la Universitat de València.
“No la quiere ni la izquierda”
Podemos se encuentra “en horas bajas”, explica la profesora de la Universidad de Valencia, “es un hecho”. “En todos los territorios en los que se han presentado han reducido su poder, parece que no estamos ante un derrumbamiento como el de Ciudadanos, pero es innegable que Podemos atraviesa una crisis”, sigue. Ante este escenario, y con unas circunstancias electorales que han obligado a la izquierda a reorganizarse en tiempo récord, ha sido inevitable plantear la idea de qué perfiles suman y cuáles no tanto.
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“Montero suma en función del análisis”, advierte Aida Vizcaíno. “Irene suma en tanto que Podemos ha hecho todo lo posible para crear un escenario en el que si no está Montero en Sumar, a la candidatura se le pueden restar votos. Por tanto, si nos centramos en los leales a Irene Montero, su presencia en la candidatura, puede sumar votos”. No obstante, Sumar no se dirige únicamente a los votantes de Podemos, sino a un espacio mucho más amplio que Yolanda Díaz quiere ensanchar, por lo que “podríamos decir que Irene, ahora mismo, aunque pueda no restar, no suma ante el electorado en su conjunto”, explica la profesora.
En esta misma línea apunta también el Doctor en Ciencia Política de la Universidad Carlos III: “Cuándo nos preguntamos si Irene suma o no, la pregunta casi paralela debe ser si Irene es querida, ya no por la izquierda, sino por los partidos que conforman Sumar, y creo que ahí está la clave”, “a Irene no la quiere nadie que no esté en Podemos, no la quiere nadie dentro de la izquierda”, reflexiona Guillermo Fernández Vázquez, que intenta dar con la clave del veto.
Aida Vizcaíno intenta también apuntar a las posibles claves del veto, pero advierte: “Cualquier análisis que se haga no puede obviar la campaña mediática y política que ha sufrido”, recuerda. Análisis que comparte Fernández, aunque no cree que sea una de las razones principales por las que no repite en las listas, porque “cuándo Montero ha sido vícitma de ataques de la ultraderecha, las fuerzas de izquierdas la han defendido. Por eso, no es tanto por la campaña contra ella, sino porque ha sido incapaz de generar simpatías con el resto de partidos a la izquierda del PSOE, las formas de negociar y de proceder no han gustado”.
El debate sobre el veto a la ministra de Igualdad está subrayando la personificación de la política española. “En los últimos años hemos asistido a un tipo de política en el que la marca no es el partido sino los candidatos, esto ha supuesto, entre otras cosas que, por ejemplo, tengamos una campaña de elecciones municipales y autonómicas en tono nacional, o que el éxito de las formaciones dependan de personas y no de ideas”, explica la profesora de la Universidad de València.
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“¿Quién queda del Podemos inicial? Nadie”, se responde así misma la profesora de la Universidad de València, “la política española, en los últimos años, ha sido una máquina de triturar carne”, completa. A Podemos, después de unos años frenéticos, solo le queda como activo electoral Irene Montero, “perder a Irene Montero va a ser un golpe duro, porque el partido funciona en torno a ella”, termina Vizcaíno.
La estrategia de Podemos “es muy peligrosa”, sigue Vizcaíno. La profesora apunta que “al no poder imponer su propio relato, se ha percibido la negociación como un intercambio de sillas y en el que se ha priorizado el interés personal antes que el de la izquierda”, por lo que a los morados “les queda poco espacio para activar a ese electorado que ellos mismos han potenciado, ese votante reacio a votar a Sumar” porque está enfadado con Yolanda Díaz.
De lo que no se habla no existe
Yolanda Díaz, por su parte, ha apostado por un perfil bajo durante las negociaciones y ha evitado hablar del contenido de las conversaciones, una estrategia que “veremos como funciona”, señala Vizcaíno, aunque reconoce que “ayuda a rebajar la tensión con los demás socios, al tiempo que intenta invisibilizar las posibles discrepancias entre ambos partidos”, completa.
Una estrategia que ayuda a evitar una mayor desmovilización, un elemento clave de las elecciones autonómicas y municipales que provocó que la derecha arrasara. “La desunión es el principal factor de la desmovilización para la izquierda, y aunque no puedan vender unidad a la izquierda del PSOE, pueden explotar el pacto”, señala la profesora de Ciencia Política que recomienda “cambiar el chip” a las fuerzas transformadoras y pasar a la eficacia: “debe haber una unión por objetivos, pactar y ser capaces de comunicar unas metas claras que permitan movilizar”, completa.
Las listas y el futuro
“La estrategia del conflicto creo que no beneficia a nadie, porque una cosa es ir en las listas y otra entrar en el gobierno”, recuerda Aida Vizcaíno, que reconoce que el perfil duro que ha adoptado Montero a través del enfrentamiento le ha dado la percha perfecta a la derecha política y mediática para cargar contra ella. “Además, mujer y joven, le toca suceder -de facto- al gran líder”, plantea, aunque intenta resaltar, que, desde el gobierno, habría muchas opciones para que Irene Montero siguiera en las instituciones. Es por eso por lo que no logra comprender del todo el plan de acción de los morados.
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“Siempre hay opciones” dice Guillermo Vázquez, que apuesta por pasar página y buscar alternativas: “Si Podemos fuera un partido tradicional, adoptaría la dinámica de amarrarse al salvavidas que significa Sumar, intentar reeditar el gobierno y desde allí reconstruir la organización y potenciar nuevos perfiles”, pero tal y como recuerda el politólogo, “Podemos no es una fuerza tradicional, por eso ha optado por la exageración”, describe.
Lilith Vestringe apuntó, después de firmar el acuerdo con Sumar, que sería “un error histórico” prescindir de Montero, por eso, emplazaba al equipo de Díaz de seguir negociando para incluir a la ministra de Igualdad en las listas antes de que terminara el plazo para registrar las candidaturas. En esa dinámica de exageración, Podemos ha convocado al Consejo Ciudadano Estatal a pocos días de que termine el plazo para registrar las candidaturas definitivas. Sin embargo, a pesar de que “Irene Montero ha sido una figura muy importante del feminismo, pero el feminismo no es Irene Montero”, señala Guillermo Fernández, que tiene claro que “el error histórico sería seguir tirándose los trastos a la cabeza, en vez de intentar movilizar a la izquierda”. “Hay que tener clara una cosa: la próxima legislatura, la derecha la planteará como una revancha”, advierte.
Quedan 45 días para votar.
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