“Lo estamos pasando fatal, solo buscamos una vida digna”. Así resume Moses Von Kallon, un joven de 29 años de Sierra Leona, la situación de irregularidad que viven la mayoría de los migrantes que decidió quedarse en España tras llegar a bordo del buque Aquarius hace ya cinco años. Poco tiene que ver aquella cálida bienvenida que les ofreció el Gobierno tras pasar varios días abandonados a su suerte en el Mediterráneo con la actual realidad.
Desde la asociación Supervivientes Aquarius denuncian que esa situación de irregularidad dificulta el acceso a un trabajo y a la vivienda y que al 80% se le ha denegado las peticiones de protección internacional”. “Nuestro día a día es muy complicado porque no todos los que tienen trabajo tienen documentos”, cuenta a Infobae España Von Kallon, fundador de esta asociación y residente en Valencia. En su caso ha solicitado el permiso de residencia por arraigo laboral tras haber trabajado en estos últimos años en la construcción, como mozo de almacén, en el campo y en tareas de carga y descarga, aunque actualmente se encuentra en paro.
Si bien Von Kallon se siente agradecido al país que les salvó hace cinco años, lamenta que las promesas de que los trámites se agilizarían “nunca han llegado”.
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Entrada de Vox al Ejecutivo valenciano
Sobre si temen el cambio de gobierno en la Comunidad Valenciana y la entrada de Vox en el ejecutivo autonómico, un partido que ha alentado el miedo a la inmigración con datos falsos y que ha prometido expulsar a los extranjeros en situación irregular, Von Kallon asegura que ellos no saben de partidos políticos, pero sí de “humanidad e igualdad”, que es lo que reclaman a todas las formaciones. “Cualquier partido que gobierne debería tener en cuenta la humanidad y los derechos humanos, tenemos miedo a que esas dos cosas no se cumplan”, sostiene y asegura que su máxima preocupación es poder tener la documentación en regla para poder desarrollar una vida digna.
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Casi 300 solicitudes desfavorables
Este sábado 17 de junio se cumplen cinco años de la llegada de los casi 630 migrantes africanos al puerto de Valencia a bordo del Aquarius tras ser rescatados a la deriva frente a las costas de Libia. En un operativo de emergencia humanitaria sin precedentes, el Gobierno español les recibió después de que Italia y Malta les denegaran la entrada.
Aunque algunos se marcharon a Francia y Portugal, la mayoría ha permanecido en España, donde los primeros meses recibieron ayuda del Ejecutivo y gran parte de ellos (374) formalizó su solicitud de protección internacional en el país, según informa la agencia Efe. Todas las solicitudes se admitieron a trámite, y actualmente, con datos del Ministerio del Interior a fecha 25 de mayo, 368 han sido ya resueltas, de las que 261 han sido desfavorables y 32 ha quedado archivadas, lo que representa el 79,6% del total.
Asimismo, se han aceptado 75 solicitudes de protección, de las que 63 han logrado el asilo (la mayoría -39- procedentes de Sudán), y quedan seis solicitudes de protección pendientes de resolver, de personas procedentes de Mali, Nigeria y Togo.
Naufragio en Grecia
Los cinco años de la llegada del Aquarius coinciden con una nueva tragedia en el mar Mediterráneo en Grecia, donde ha naufragado un barco con decenas de migrantes a bordo. Al menos 79 personas han fallecido, cientos están desaparecidos y 104 han sido rescatados con vida.
La ruta del Mediterráneo sigue siendo una de las más peligrosas del mundo para los migrantes que tratan de alcanzar suelo europeo. Solo en el primer trimestre de 2023, el proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) documentó las muertes de 441 migrantes en el Mediterráneo central, la cifra más elevada desde 2017. A lo largo de 2022 murieron 1.417 personas.
En ese sentido, este jueves la representante en España del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Sophie Muller, reclamó vías migratorias seguras para evitar este tipo de tragedias: “Nadie debería tener que arriesgar su vida cuando huye para salvarla”.
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