España tenía que ganar o ganar este viernes a Montenegro. No quedaba otra para que las chicas siguiesen vivas en el Eurobasket, tras un debut de todo menos memorable, en baloncesto y en sensaciones, contra Letonia. Para aún mayores urgencias, Grecia ganó precisamente a las letonas y dejó a todas las rivales de grupo de las españolas con una victoria. Así pues, sólo valía el triunfo para provocar un cuádruple empate en la tabla y respirar. Se logró, con una respuesta a la altura de las circunstancias ante las trampas que también tuvo este nuevo compromiso (78-57).
Como el jueves, las apariencias engañaron. Las pupilas de Miguel Méndez se las prometían muy felices tras 20 minutos iniciales mucho más convincentes que los 40 totales de hace unas horas. Llegaron a mandar por hasta 13 puntos, con una solvencia a destacar en el triple y, sobre todo, la reaparición en escena de una María Conde que llevaba hasta 6 partidos consecutivos sin encestar con España. Cuando más se la necesitaba, una de las referentes de la savia nueva del equipo nacional dio un paso al frente y asumió responsabilidades: 15 puntos y un 6/6 en tiros de campo en la primera parte; 20 puntos y 8/11 al bocinazo.
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Entre el resurgir de Conde y la aportación desde el banquillo, también con pericia perimetral, de Cristina Ouviña, a la selección le bastó para mantener a raya al rival balcánico, con arrebatos de casta adicionales de Alba Torrens y Laura Gil. Al menos, mientras la defensa también funcionó. Sin embargo, las dudas asomaron nada más concluir el descanso y Montenegro volvió a meterse en el partido en el tercer cuarto, apretando el marcador hasta la extenuación: se llegó al periodo decisivo con tan sólo un +1 de renta.
Suplentes de relumbrón
Tocó entonces que se diesen otras aportaciones de las suplentes, mucho más aprovechables en el segundo compromiso del torneo continental. A la brillantez de Conde se sumó Leonor Rodríguez haciendo jugar a las suyas y anotando varios tiros clave. Más Paula Ginzo haciéndose fuerte en la pintura. Así se logró contener las embestidas de las Jovanovic, Mack y Lekovic de turno.
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Esta vez sí, se pudo entrar en los minutos de la verdad más liberadas: con manejar la ventaja y aguantar atrás, y de qué manera (sólo se encajaron 6 puntos en el último cuarto), bastó. Grecia espera el domingo, con una jornada de reflexión el sábado para que la fluidez que sí ha hecho acto de presencia ahora madure y para desterrar, lo máximo posible, las imprecisiones que puedan seguir vigentes. Todo está más que por decidir en una primera fase en absoluto calmada para España: al menos, depende de sí misma para definir su futuro en la competición, y todavía puede ser primera de grupo.
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