“Génova ha decidido que en Murcia hay que ir a elecciones”, dijo el líder de Vox en la Región, José Ángel Antelo, cuando descubrió que el PP les había dejado sin un solo puesto en el gobierno interior del parlamento autonómico, la Mesa de la Asamblea. Al partido de Santiago Abascal le correspondía la presidencia por cortesía parlamentaria, pero el PP se ha quedado con ese puesto, además de con la vicepresidencia y secretarías primeras, mientras que el PSOE ostentará la vicepresidencia y secretaría segundas.
Aunque el PP de Murcia se ha quedado a dos escaños de la mayoría absoluta y es un reparto aritméticamente correcto, contrasta con la norma no escrita que, por ejemplo, sí sigue Isabel Díaz Ayuso. Pese a obtener mayoría absoluta el 28-M, la presidenta madrileña le cedió un puesto a Vox en la Asamblea de Madrid.
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En este sentido, Antelo esperaba un puesto en la Mesa, el más importante de hecho, la presidencia, tal y como sucedió en 2019 con Ciudadanos. Y es que hace cuatro, el PP le dio a la formación naranja presidencia de la Cámara a cambio de investir a Fernando López Miras. Los populares justifican aquella decisión alegando que entonces había perdido las elecciones, no como ahora, pues las han ganado holgadamente.
Sin embargo, desde Vox siguen reclamando algo a cambio de la investidura. De no ser así, amenazan con repetir las elecciones en Murcia. Además, el partido acusa directamente al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, de vetar las negociaciones y usar Murcia como “campo de pruebas” para ver si serían capaces de forzar, con su ‘no’ a la investidura, la repetición electoral.
Otros acuerdos
El desplante del PP a Vox en la Región contrasta con el acuerdo de coalición que alcanzaron ambos partidos en la Comunidad Valenciana, un pacto que, por otro lado, se fraguó antes de que se constituyese la Asamblea de Murcia. Es decir, el enfado de Vox no tuvo repercusión en las negociaciones en Valencia. En este sentido, fuentes del partido aseguran que tampoco afectará a los pactos futuros en otros territorios, lo que alude a Extremadura, Aragón y Baleares, además de a más de 130 ayuntamientos.
De momento, esta afirmación se ha demostrado en Burgos, donde la ultraderecha y el PP han llegado a un acuerdo de coalición para gobernar el Ayuntamiento, así como en Toledo. Otros consistorios donde ya se han cerrado los pactos de gobernabilidad son Valladolid, Elche, Guadalajara, Maracena, Alcudia, Calvià y Talavera de la Reina, una lista que se podría extender en más de un centenar de localidades.
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