Pocas advertencias resumen de forma tan demoledora los efectos del cambio climático como la del reconocido científico Fernando Valladares: “El verano de 2022 será probablemente uno de los más frescos de lo que nos queda de vida”, dijo hace unos meses en una entrevista en TVE. Las declaraciones del ecólogo del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) se traducen en un enorme problema para España, porque el del año pasado fue el verano más cálido desde que comenzaron los registros en 1961, batiendo récords con hasta 42 días de calor extremo, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Fue, además, en el que se produjeron más muertes atribuibles al exceso de calor: un total de 4.744 fallecidos entre el 1 de junio y el 30 de septiembre, de acuerdo a los datos del Instituto de Salud Carlos III.
Las ciudades, sin duda, se llevan la peor parte, debido al efecto isla de calor que se produce cuando el hormigón y el asfalto acumulan el calor durante el día y lo liberan por la noche. De hecho, el verano de 2022 también marcó récords en cuanto a noches tórridas, esas que no bajan de los 25 grados y hacen imposible conciliar el sueño.
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Pero a pesar del tremendo calor del verano pasado y la prolongada sequía que atraviesa España, por lo general las ciudades españolas siguen sin realizar cambios profundos para adaptarse al cambio climático. “Aunque hay una mayor conciencia y está presente la idea de un urbanismo más responsable contra el cambio climático, en la práctica se dan pasos hacia atrás, porque priman más tanto la funcionalidad del urbanismo -que las plazas se puedan limpiar o que los autobuses puedan dar la vuelta- como las veleidades arquitectónicas”, donde lo que importa es la obra del autor y “no que haya vegetación o una buena sombra”, explica Valladares a Infobae España.
El científico considera que los ayuntamientos deberían ser más realistas y apostar por ciudades “más humanas y vivibles”, porque lo primero es la salud de las personas. Esto implica “un mayor número de árboles y zonas verdes conectadas entre sí y menos plazas de cemento”, añade, además de un turismo “más sostenible”.
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En el caso de los árboles, no solo son clave para bajar la temperatura en las ciudades, sino que evitan las muertes producidas por las islas de calor, tal y como reveló un estudio publicado en febrero por The Lancet liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). En ese sentido, la investigadora Tamara Iungman también recordaba hace unas semanas que España “necesita cambios estructurales” en el diseño urbano y de transporte para combatir el cambio climático.
En Infobae España hemos consultado a los ayuntamientos de varias ciudades para conocer qué medidas han puesto en marcha o qué tienen planeado en un futuro para reducir el calor y estas han sido sus respuestas:
Madrid
El efecto isla de calor convierte especialmente a Madrid en un horno cuando llega el verano y no parece que eso vaya a cambiar, dadas las medidas aplicadas por el Ayuntamiento, como sustituir adoquines por asfalto, construir plazas duras sin vegetación o la tala de árboles.
En julio del año pasado, el Ayuntamiento de la capital anunció que había plantado 90.620 árboles en lo que definió como la “mayor campaña de plantación de su historia”, aunque en realidad la mayoría de esos ejemplares, 80.000, servían para reponer los caídos por la tormenta Filomena. Lo cierto es que desde 2019, según los datos oficiales, Madrid ha perdido más de 78.600 ejemplares y son muchos los vecinos que han salido a protestar en diferentes barrios en defensa de los árboles amenazados por obras de remodelación en alguna calle o por la construcción de una parada de metro. En el caso de la tala prevista en el parque de Arganzuela, en Madrid Río, las quejas de los vecinos llevaron al Defensor del Pueblo a abrir una investigación.
El plan de plantaciones de en zonas verdes y viario de la campaña 2022-2023 contempla un total de 13.738 ejemplares, según informa el Ayuntamiento. Por otro lado, el plan de actuación contra olas de calor, que adelantó la apertura de piscinas de verano al 13 de mayo, incluye una intensificación de “las labores para prevenir incendios” como desbroces y vigilancia y un seguimiento diario, según indican, “a los mayores que vivan solos”, si bien no precisan cómo. También se habilitará “un servicio de reparación urgente de la climatización de los centros de día, de mayores y residencias”.
Sevilla
En Sevilla, a lo largo de los últimos cuatro años en los que ha gobernado el PSOE -el PP ganó la alcaldía en las pasadas elecciones de mayo-, se han plantado unos 20.000 árboles, 5.000 unidades por cada año, por lo que la ciudad suma en total cerca de 300.000 ejemplares, según informaron fuentes del anterior consistorio.
La capital hispalense, donde los veranos son especialmente calurosos, ha instalado zonas verdes e introducido pavimentos drenantes y reservas de agua natural en calles destacadas como Avenida del Greco o Cruz Roja, mientras que en algunos colegios existen “planes específicos de sombra, toldos y climatización con nuevos revestimientos”, señalaron esas mismas fuentes. En los últimos años la ciudad también ha trabajado en la creación de “nuevos parques y la conexión con otros existentes”.
Zaragoza
La apuesta de la capital maña es más bien de futuro, ya que apenas ha comenzado la primera fase del Plan de Adaptación al Cambio Climático, un proyecto aprobado en abril con el que tratará de dar respuesta tanto a los episodios de calor extremo como a las crecidas de los ríos. La primera fase se desarrollará entre este año y 2026 y la segunda entre 2027-2030.
Por el momento se están ejecutando “mejoras en las intervenciones en parques, jardines e infraestructuras verdes” que ayuden a reducir los efectos de las islas de calor, señalan fuentes del Ayuntamiento, y una de las medidas que se ha llevado a cabo es la plantación de cerca de “4.000 árboles en alcorques que estaban vacíos”. La ciudad también está trabajando en el “Bosque de los zaragozanos”, una iniciativa que pretende recuperar -para 2030- hasta 1.000 hectáreas de terrenos públicos y que pretende conectar espacios verdes y azules.
Barcelona
El dispositivo general que Barcelona aplica durante los meses de calor, entre el 15 de junio y el 15 de septiembre, ofrece “200 refugios climáticos a 26 grados de temperatura repartidos por la ciudad y un dispositivo dirigido a personas vulnerables”, según informaron fuentes del anterior ayuntamiento.
Hasta ahora la ciudad condal ha contado con proyectos urbanísticos como las supermanzanas -superilles en catalán-, calles en las que se cierra el tráfico de vehículos para priorizar a los peatones en el espacio público, pero habrá que ver si el cambio político en el Ayuntamiento tras las elecciones de mayo -ganó Xavier Trías, de Junts per Catalunya- lo mantiene o impulsa otros nuevos.
Vitoria
Vitoria, que con algo más de 250.000 habitantes puede presumir de tener unos 130.000 árboles urbanos, es reconocida a nivel internacional como una ciudad donde la incorporación de espacios verdes al tejido urbano “es prioritario”. Cuenta, además, con un anillo verde exterior, un conjunto de parques que rodea la ciudad que “no solo permiten enfriar el aire que entrará en la ciudad y mejorar su calidad”, sino que también se ha convertido en una zona recreativa fundamental para su población, según apunta Andrés Alonso, jefe del servicio de Sostenibilidad, Clima y Energía en Vitoria-Gasteiz.
Para combatir el calor este verano, la ciudad habilitará refugios climáticos “conectados a través de itinerarios confortables”, de forma que habrá unos 40 centros en interiores y algo más de 100 en exteriores, añade Alonso. La ciudad también ha comenzado un proceso de “naturalización” de patios escolares para transformarlos en espacios más verdes, “sustituyendo el asfalto por pradera y plantando árboles y arbustos”, añade el experto. De momento lo han aplicado en varios colegios y en agosto lo harán en otros seis más.
La ciudad también contempla un proyecto para naturalizar espacios en el casco antiguo de la ciudad, a través de cubiertas verdes o jardines y prevé instalar estructuras para generar más sombras.
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