La inmigración compensa el envejecimiento de la población española: el 66,2% de los nuevos ocupados son extranjeros

La población extranjera ocupada y activa registra niveles máximos desde la crisis financiera y crece a mayor velocidad que la española, una evolución demográfica que se inicia ahora y será determinante para las pensiones, la deuda pública y el déficit, según AIReF

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Un trabajador extranjero del sector agrario (EFE, Jesús Diges).
Un trabajador extranjero del sector agrario (EFE, Jesús Diges).

El número de extranjeros trabajando en España ha alcanzado en 2023 su cifra más alta desde 2008, 2.715.400 personas según la EPA, y supone un impulso mucho mayor al empleo que el que aportaron los españoles. De las 368.100 personas ocupadas más en comparación interanual en el primer trimestre de 2023, el 66,15% fueron extranjeros (243.500), un auge que está permitiendo elevar el empleo y la población activa pese al envejecimiento de la población española.

El último informe Situación España, de BBVA Research, incide en este fenómeno y afirma que “la creación de empleo se acelera gracias a la inmigración”. Aunque el efecto se ve claramente entre la población ocupada, es mayor entre la población activa, que marcó su cifra más elevada de la serie histórica en el primer trimestre de 2023: 23.580.500 personas.

“La contribución al crecimiento de la población en edad de trabajar por nacidos en España es prácticamente mínima”, ha señalado Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, durante la presentación del informe. Pero esto se está viendo compensado por las mujeres y hombres extranjeros que se incorporan al mercado laboral, que contribuyen con 1 punto porcentual al crecimiento de la población activa en los tres primeros meses de 2023, según el informe, cifra que “se acerca a los ritmos de crecimiento del periodo 2003-2009″, cuando fue de 1,2 puntos.

Consultando las cifras de la EPA se observa que la población activa española fue de 19.177.300 personas en el primer trimestre, la mayor desde 2019, pero por debajo de las cifras de los 11 años anteriores debido a que las cohortes de jubilados españoles son cada vez más numerosas y no tienen reposición en el mercado laboral por un número similar de personas nacidas en España. Esto indica que el mayor impulso viene de los extranjeros, cuya población activa ha crecido un 7,9% comparando los tres primeros meses de 2023 y 2022, frente al crecimiento del 0,27% de la población activa española en el mismo periodo.

Dentro de los extranjeros, es mayor el crecimiento de la población activa de mujeres, que se ha disparado un 11,39% en un año, acercándose a la de hombres. Por edades, las mayores variaciones se producen en la franja de los 25 a los 34 años, tanto en hombres (18,96%) como en mujeres (13,88%), aunque la franja de edad con más población activa extranjera continúa siendo la de 35 a 44 años.

Según BBVA Research, esta incorporación de extranjeros es “positiva” porque está repercutiendo en el “potencial de crecimiento de la demanda interna” en la medida en que aumentan el número de familias consumidoras y sus ingresos. Además, también podría estar contribuyendo, junto con la normalización de las cadenas de producción en la economía mundial, a “relajar algunas de las restricciones de oferta que limitaban el avance del PIB”, como es la cobertura de puestos de trabajo en ciertos sectores.

Pieza clave para los gastos e ingresos públicos

Más allá del impulso inmediato al mercado laboral que produzca la población extranjera, tener más o menos inmigración a largo plazo afectará directamente en la sostenibilidad financiera del país. En este sentido, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), prevé que el peso de la población con nacionalidad extranjera sobre la población total pase, en un escenario base, del 11,4% a 1 de enero de 2022 al 16% en 2050 y 20,1% en 2070.

Según la AIReF, “unos flujos migratorios más reducidos implicarían un aumento del gasto en pensiones” y viceversa. En su opinión sobre la sostenibilidad de las administraciones públicas publicada en marzo detalla que unos flujos netos migratorios de 206.000 personas entre 2022 y 2050 implicarán un aumento del gasto en pensiones en este último año de tres décimas del PIB en comparación con el escenario base, en el que prevén que España cuente con 239.000 migrantes más. Esto se debe a que la llegada de inmigrantes permitiría un menor desplome de la población en edad de trabajar.

De la misma manera, en el escenario de flujos migratorios más bajos la deuda podría aumentar en 2050 en unos 7 puntos del PIB respecto al escenario central y se situaría en el entorno del 153%. En el escenario base de inmigración la deuda alcanzaría el 147% del PIB y el mismo comportamiento experimentaría el déficit, ya que hay una presión demográfica al alza para el gasto público en pensiones, sanidad y dependencia por el envejecimiento de la población española.

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