La reforma laboral de 2021 restringió el uso de los contratos temporales más habituales, los de obra y servicio, y con ello ha conseguido reducir la tasa de temporalidad contractual rápidamente, situándola en el 13,7% en el primer trimestre de 2023 e igualando a España con las cifras europeas en este ámbito por primera vez.
La reforma laboral ha cumplido su objetivo en este ámbito, según han coincidido el subdirector de FEDEA, José Ignacio Conde-Ruiz, y el asesor del Ministerio de Trabajo y Economía Social, José Manuel Lago, en un encuentro en el Consejo General de Economistas (CGE) sobre los efectos de la norma. Sin embargo, saltan las dudas con el uso que los empleadores están haciendo de los contratos indefinidos fijos discontinuos, una modalidad que ya existía anteriormente, pero que gana especial protagonismo al quedar muy limitado el contrato de obra y servicio. Además, su regulación en la reforma laboral da margen para distintos escenarios en los sectores con interés en contratar de manera temporal.
Durante el debate, Lago ha reconocido que el uso de este tipo de contrato en algunas actividades es “con gran probabilidad” incorrecto, como en el sector de la educación, en el que la Inspección de Trabajo envió cartas para vigilar los posibles abusos. También ha afirmado que esta modalidad contractual no se debería usar para trabajos de fines de semana en hostelería, sino un contrato indefinido a tiempo parcial, aunque ha reconocido que el mal uso del fijo discontinuo “posiblemente ocurre” en este ámbito.
Lago ha señalado tres vías para evitar que el uso incorrecto se produzca en estos contratos, una de ellas, acotarlos más vía legislación. “Los que negocian los convenios en hostelería tienen que ponerles limites, porque les interesa a las empresas y a los que trabajan ahí; el Gobierno tiene que mejorar la norma y la Inspección de Trabajo debe actuar para que eso no suceda”, ha afirmado.
Conde-Ruiz, por su parte, considera que la “alta rotación y destrucción diaria de empleo” que se sigue viendo en los datos de afiliación a la Seguridad Social está indicando una “alta rotación e intermitencia o discontinuidad en el empleo o la menor duración de los contratos indefinidos”. En este sentido, cree que las situaciones de precariedad se pueden estar trasladando a los contratos fijos discontinuos, aunque todavía es pronto para evaluar si esta tendencia se consolida.
El asesor del Ministerio de Trabajo ha recordado en este sentido que las personas contratadas bajo la modalidad del fijo discontinuo son menos del 5% de la población ocupada según los datos de afiliación a la Seguridad Social y menos del 3% de la población ocupada según la EPA. Mientras, Conde-Ruiz ha incidido en que desde mayo de 2022 se han registrado 2,5 millones de contratos de fijos discontinuos y que, debido a este auge y a la libertad contractual que permite este modelo “solo con el tipo de contrato no vamos a ser capaces de saber si un trabajador es estable o no”.
¿A qué se debe el récord en la tasa de actividad?
Manuel Lago ha resaltado que la tasa de actividad de las personas entre 20 y 64 años es la más alta de toda la serie histórica, del 79,5%, según Eurostat. Con esta cifra, España se sitúa en niveles europeos por primera vez en esta medida y Lago lo atribuye al sostenimiento del empleo con los ERTE durante la pandemia a que hay más incentivos para incorporarse al mercado laboral, como la subida del SMI a 1.080 euros.
En este sentido, Conde-Ruiz ha considerado “muy difícil” achacar el incremento de la población activa a la reforma laboral o a otras medidas y considera que se debe más al crecimiento de la economía, del 5,5% en 2022 según el INE. Además, ha avisado de que “empezamos a tener problemas para cubrir vacantes” y ha sugerido impulsar la contratación de extranjeros en origen. Tesis que siempre ha rechazado el Ministerio de Trabajo de Yolanda Diaz, aunque no es una visión compartida en la totalidad del gobierno de coalición.
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