Existen freidoras de aire capaces de cocinar un chuletón sin aceite, herramientas tecnológicas que convierten al Papa Francisco en un meme y auriculares de última generación que preparan desayunos e interceptan las sondas interestelares. Hay tequeños de pizza, quién sabe si también pizza de tequeños, móviles tan grandes como televisores y pantallas que caben en una muñeca.
La sociedad avanza y crea conforme crece, pero en lo relativo al amor y las relaciones de pareja, salir de la primera casilla parece haber mutado a un tipo de resistencia. No tanto por todo lo que de él se habla sobre el papel: poliamor, relaciones abiertas, denostación de la monogamia o exaltación de dicha. Más bien porque el sentimiento de enamorarse sigue generando las mismas dudas que el primer día. Navegar por su mapa de incertidumbre es una experiencia casi homogénea.
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Explorar el amor es una mina audiovisual y así lo confirma Pau Freixas con la tercera temporada de Citas Barcelona: un cara a cara de relatos cortos que enfrentan a la sociedad con la vertiginosa idea del romance. La serie de TV3 da el salto a Amazon Prime y cuenta, en esta nueva entrega, con un reparto de altura: Carmen Machi, Belén Cuesta, Laia Costa, Clara Lago, Carolina Yuste, Manuela Vellés, Carlos Cuevas, Miguel Ángel Muñoz... entre otros.
“Tengo que estar contento, si no este trabajo no tendría sentido”, indica el director a Infobae España. Los dos primeros episodios se estrenaron en TV3 este lunes, mientras que toda la temporada estará disponible en la plataforma desde este martes. “A lo largo de la vida tampoco tienes tantos días en los que estrenes algo, como mucho te pasa veinte veces”, añade, emocionado, en la conversación telefónica
Para el director de Citas Barcelona, una serie que incluye en el género “feel good y de muy buen rollo”, la ficción se convierte en un escape audiovisual en una época en la que “todo son marrones”, que si la “economía, la guerra en Ucrania, salir de una pandemia”... Una amalgama de situaciones sociales que chocan con un producto que produce “bienestar” en el espectador. “Eres un voyeur que mira por un agujerito las citas de internet de desconocidos”, explica.
Quedadas de Tinder que salen mal, conversaciones contenidas en una lata que, al abrirse, arruinan el clímax de la cita, rupturas, soledad, adicciones -al amor y otras cosas- y, ante todo, cotidianidad. Si hay algo que destaca en la serie creada por Freixas es su capacidad de traducirse en una manifestación de verdad. Incluso si es ficcionada. “Es estupenda para aquellos que quieran sentarse en el sofá, olvidarse de esta vida del infierno y entrar en la fantasía del romanticismo y del morbo”, apunta.
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Freixas se muestra emocionado de haber podido contar con un elenco de altura. “Nos ha permitido tener una serie de mayor embergadura” con interpretaciones de actores “que forman parte de la historia de la televisión y de la ficción nacional”. Al tratarse de historias cortas que nacen y mueren en un único episodio, el director ha podido cuadrar las agendas de muchos de los intérpretes con mayor facilidad, pues bastaba con “dos días de ensayo y tres de rodaje”. El director ha conseguido, además, reunir a parejas televisivas icónicas, como en el caso de Carmen Machi y Gonzalo de Castro, que coincidieron en 7 Vidas. “Ha sido emblemático”.
Amor, amor
Las aplicaciones para ligar se han convertido en un símil del catálogo de colores que la esteticista enseña a la clienta para renovarle el color de la cutícula. Un abanico de opciones, de sentimientos efímeros y de posibilidades. Un sinfín de historias que reducen al ser humano a una pelota que rebosa -y rebota- de anécdotas. Pau Freixas afirma a este medio haber “madurado” a la hora de trasladar la casuística del amor a sus episodios, en comparación con las temporadas previas. “Al igual que Tinder ha cambiado, como productores y guionistas también nos hemos vuelto más maduros, ya no nos salen aquellas citas de gente joven con finales épicos”, explica.
En una sociedad acostumbrada al amor líquido, a la aventura pasional que dura casi tanto -o tan poco- como un partido de béisbol americano, ¿sigue habiendo cabida para los sentimientos románticos clásicos? “Ahora tienes más posibilidades de triunfar en internet que en persona”, indica Freixas. “La gente se ha vuelto muy pragmática y en las aplicaciones se ahorran fases”, añade.
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La tercera temporada de Citas Barcelona es un “collage de personajes que explican lo que somos los seres humanos”, pero en el que hay cabida para el “romanticismo”: el motor que insufla vida a la insulsa rutina. “Es un chute emocional tan poderoso que es imposible que se mantenga en el tiempo”, expresa. Para el director, experto en rodar todo tipo de escenas y de situaciones en pareja, lo extraño no es encontrar a alguien con el que compartir dicho sentimiento o sensación, sino “transformarlo en algo sostenible y que sea sincrónico entre las dos personas”.
En una sociedad en la que reina la confusión y se da paso a la experimentación para evitar “estar atrapados en relaciones durante 50 años de nuestra vida”, el amor romántico sigue siendo un talón de aquiles al que acudir, y al que machacar, con cada relato o vivencia. “Está denostado, pero morimos de ganas de tenerlo”, indica Freixas. “En el mundo hace mucho frío y parece que creer en él te convierte en alguien naif”.
El director considera formar parte de una sociedad “escéptica” que, sin embargo, anhela no serlo, sobre todo en las relaciones. “Ya nadie cree en ninguna religión, ni en los políticos, ni en las ideologías, en nada. Creer en el amor parece ingenuo, pero hay una parte de nosotros que está loca por creer que la magia existe y que el amor está allí esperándonos”.
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