No se puede negar que la presentación del libro El chico de las musarañas fue uno de los días más importantes para Ana Obregón de los últimos tiempos. Tras un gran esfuerzo, la polifacética actriz se ponía ante las cámaras junto al libro que comenzó a escribir su hijo, Aless Lequio, y que ella completó de manera póstuma. Fue una cita marcada por la emoción en la que no faltaron anécdotas sobre el joven empresario, fallecido en junio de 2020 a causa de un cáncer, pero también de mensajes cargados de intención dirigidos a Alessandro Lequio, el padre de su hijo.
“Alessandro, llevas un mes que no me escribes, no sé qué te pasa. Tu nieta te está esperando en casa porque eres su familia, está deseando conocer a su abuelo”, dijo la bióloga refiriéndose a Ana Sandra, la hija de Aless nacida a través de un vientre de alquiler, confirmando que italiano aún no conoce a la pequeña. La respuesta del conde no se hizo esperar y generó un nuevo debate al asegurar que aunque lo recaudado por el libro es positivo al ir destinado a la Fundación Aless Lequio, ”en el fondo, lo de la Fundación es una disculpa” para publicar el ejemplar.
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Por suerte, el tiempo parece haber calmado los ánimos y la actriz, que ha viajado hasta Sevilla para cumplir con sus compromisos laborales, ha aprovechado para confirmar que ha hecho las paces con Alessandro Lequio: “Siempre ha habido buen rollo”, ha asegurado a las cámaras de Europa Press. Y aunque ha afirmado que la relación con el padre de su hijo “siempre ha ido bien”, se ha mostrado esquiva al preguntarle si Lequio conocerá por fin a su nieta Ana Sandra: “¡Y dale que te pego!”. El otro gran misterio por conocer es si su expareja ha leído el libro que comenzó su hijo. Ella, que en su momento dirigió la pregunta directamente a Alessandro, en esta ocasión ha reconocido que “todos tienen la copia”.
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Aunque ha vuelto a derrochar su simpatía, Ana Obregón se ha mostrado un tanto perdida en la estación de tren, llegando a chocarse con algunos pasajeros que estaban esperando subir a su tren. “Llevo sin dormir casi tres meses. Me preguntáis muchas cosas y voy arrasando”, ha justificado su despiste y es que se está dedicando en cuerpo y alma al cuidado de su nieta.
Obregón asegura que, a pesar de todo, no ha perdido su afable carácter: “El sentido del humor no se pierde nunca”, ha sentenciado. Antes de coger el tren, Ana aprovechaba para tomarse un café y conversar con su íntima amiga Susana Uribarri, quien también es su representante y con quien ha viajado a Sevilla. Además, ha accedido a las peticiones de algunos de sus fans que han querido hacerse una fotografía con ella.
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