Qué es la subrogación de una hipoteca: así puedes ahorrar dinero en tu cuota

Este mecanismo permite a los clientes adaptar el préstamo a sus necesidades económicas

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Una mujer mira su teléfono móvil mientras pasa por delante de una oficina inmobiliaria en Barcelona - Albert Gea / REUTERS
Una mujer mira su teléfono móvil mientras pasa por delante de una oficina inmobiliaria en Barcelona - Albert Gea / REUTERS

La subrogación de una hipoteca es, actualmente, un recurso muy habitual. Se trata de un mecanismo que permite a los compradores cambiar su hipoteca de entidad bancaria, por motivos como las condiciones financieras, los tipos de interés o el ajuste de los plazos de amortización. Tanto el deudor como la entidad que concede el préstamo hipotecario pueden ser sustituidos o reemplazados en cualquier momento del proceso. Hay dos tipos de subrogación de hipoteca.

Subrogación de hipoteca de deudor

Por un lado, está la subrogación de hipoteca de deudor. En este caso, se cambia el titular del préstamo hipotecario. Es la forma habitual de actuar cuando se compra una vivienda que ya está hipotecada. El banco puede admitir o rechazar al nuevo deudor, pero no sin antes realizar un estudio de riesgos similar a los que se llevan a cabo para conceder un préstamo. De esta manera, se puede asumir la deuda que existe sin tener que realizar un nuevo pago de impuestos.

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Subrogación de hipoteca de acreedor

Por otro lado, está la subrogación de hipoteca de acreedor, que consiste en cambiar la hipoteca de un banco a otro. En estos casos, el cliente busca una mejora en las condiciones de su préstamo, sin necesidad de tener que cancelarlo y solicitar uno nuevo. El propietario trata de ahorrar dinero y busca beneficiarse del aumento de los plazos de amortización, aunque no todo son ventajas: tendrá que pagar los gastos correspondientes a la subrogación de la hipoteca.

Cómo se hace una subrogación de hipoteca

Para subrogar una hipoteca, el primer paso es elegir el nuevo modelo, que puede cambiar en función de las necesidades de cada cliente. Una vez seleccionada la entidad bancaria, lo que hay que hacer es acudir a una sucursal de la firma en cuestión para solicitar formalmente la subrogación de la hipoteca. El banco pondrá sobre la mesa una oferta en la que queden patentes las condiciones de la operación.

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Una vez firmado el preacuerdo, el nuevo banco se tiene que poner en contacto con la entidad de origen para comunicarle las modificaciones. Esta última dispone de un plazo de siete días para emitir un certificado con la deuda pendiente y tiene dos semanas para hacer una posible contraoferta, que no tiene porque ser aceptada. Por último, hay que firmar todos los documentos ante un notario. Entre otras ventajas, la subrogación de una hipoteca permite a los usuarios acogerse a ciertos beneficios fiscales y, en caso de que se trate de una subrogación de deudor, se pueden ahorrar los gastos e impuestos derivados de la solicitud de un nuevo préstamo.

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