El 1 de abril de 1940, tras el segundo desfile de la victoria por las calles de Madrid, Francisco Franco se desplazó a Cuelgamuros junto a su esposa, altos cargos de su Gobierno y del ejército, además de los embajadores de Alemania, Italia y Portugal. Una vez allí, el coronel Valentín Galarza, secretario de la Jefatura de Estado, leyó en voz alta el Decreto que suponía el comienzo del mayor monumento al franquismo de España.
En el Decreto se indicaba que la construcción era un homenaje para los “héroes y mártires de la Cruzada” que “legaron una España mejor” a ojos de la dictadura. Es decir, a pesar de los muchos intentos del régimen por explicar años más tarde que era una obra para la reconciliación de ambos bandos, en el documento queda claro que, en un principio, las intenciones eran otras muy distintas.
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La obra, que duró casi diecinueve años y movilizó unos recursos ingentes en un contexto de pobreza y miseria en el periodo de posguerra, se sacó adelante personal contratado, pero también con miles de presos políticos que sufrieron multitud de accidentes laborales, enfermedades derivadas de la precariedad de las condiciones de trabajo y muertes.
En 1958, cerca de la finalización e inauguración del monumento, se puso en marcha unos de los aspectos más relevantes del proyecto para el régimen: el traslado de restos humanos de la Guerra Civil al monumento.
Restos humanos de todos los rincones de España
El 23 de mayo de 1958, se remitió una circular a los Gobernadores Civiles solicitando a lo que se pedía que instasen a alcaldes, Guardia Civil, párrocos y autoridades locales el traslado de cuerpos de la guerra al Valle. Según indican desde la Web del Gobierno del Valle de Cuelgamuros, en base al libro de muertos que custodian los benedictinos en el Valle, se trasladaron 33.846 cadáveres al Valle entre el 17 de marzo de 1959 y el 3 de junio de 1983.
Los cuerpos de ambos bandos del conflicto provenían de fosas y cementerios de todas las provincias de España, excepto Orense, A Coruña y Santa Cruz de Tenerife. Los cuerpos, en su mayoría trasladados desde Madrid, Tarragona, Zaragoza y Teruel, fueron depositadas en columbarios individuales y colectivos.
Para los enterramientos colectivos con restos total o parcialmente identificados, era necesaria la conformidad familiar. Sin embargo, en los casos de restos no identificados, provenientes de cementerios o fosas, se ordenó proceder a la exhumación y traslado sin identificación ni autorización de las familias.
Desde la web, explican que se trata de “la operación de movimiento de cadáveres de mayor escala en la historia del país”, en la que “la selección de los cuerpos fue a menudo apresurada y poco cuidadosa, y se produjeron numerosos errores de identificación en origen”.
Los cuerpos de Primo de Rivera y Franco
En este mausoleo al Franquismo, también fueron enterrados el dictador Francisco Franco y el fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, cuyos restos fueron exhumados el pasado mes de abril. En 2019 fueron trasladados los del dictador, ambos en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática.
Comienzan los trabajos de exhumación de 128 víctimas
Este lunes, han comenzado las tareas de exhumación, para tratar de recuperar los restos reclamados por familiares de 128 víctimas de la Guerra Civil, represaliados del franquismo en su mayoría, según ha adelantado ‘El País’.
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