“Es una droga fácil y barata de producir, fácil de vender y con un rápido retorno económico”. Así de sencillo explica el responsable de la Sección de Cannábicos de la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional el auge de las plantaciones de marihuana en España. “Y encima tiene la percepción de droga blanda, que no es nociva, con buena prensa”, añaden desde el Grupo de Inteligencia Criminal y Coordinación sobre Tráfico de Drogas de la Guardia Civil.
Las cifras hablan por sí solas. En 2015, por ejemplo, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado decomisaron 377.458 plantas (una media de 1.034 cada día) en todo el país. En 2021 (últimos datos oficiales) se incautaron 3.335.167 plantas (9.100 al día), lo que supone un incremento del 783%.
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Los datos de 2021 suponen todo un récord desde que se contabilizan estas estadísticas. Y a falta de terminar el balance de 2022, se espera la misma tendencia alcista. De hecho, las incautaciones no han parado de subir año tras año. Al igual que las de su principal derivado, la marihuana ya tratada. En 2021 se decomisaron 139.710 kilos, un 99% más que el año anterior. Solo la Guardia Civil y la Policía Nacional realizan una media de seis grandes operaciones cada día. ¿Por qué? “Es una ecuación muy evidente, a más producción, más decomisos”, resumen desde la Policía Nacional.
La situación es tan seria que en diciembre de 2021 el ministerio del Interior presentó un ‘Plan Nacional de Actuación contra la Criminalidad Asociada a la Producción y Tráfico de Marihuana’ con el objetivo de que Guardia Civil, Policía Nacional, Mossos d’Esquadra, Ertzaintza, Policía Foral de Navarra, Vigilancia Aduanera y la Fiscalía Especial contra el tráfico de drogas aunaran esfuerzos y compartieran sinergias. “Estamos ante un grave problema. Desde 2018 somos el productor número uno de Europa”, aseguran desde el Grupo de Inteligencia Criminal de la Guardia Civil.
La situación es tan seria que en diciembre de 2021 el ministerio del Interior presentó un ‘Plan Nacional de Actuación contra la Criminalidad Asociada a la Producción y Tráfico de Marihuana’
Este plan persigue incrementar la desarticulación de redes de crimen organizado que controlan estas plantaciones (se están implantando en España grupos chinos, suecos, polacos y de origen balcánico como albaneses, rumanos, búlgaros y serbios) y destruir con mayor rapidez los cultivos, que cada vez son más grandes y contienen más niveles de THC (el componente psicoactivo de la planta).
De hecho, la Guardia Civil ha identificado en los análisis que hacen de la droga incautada que la ‘maría’ que se produce en España cada vez coloca más. “Si hace unos años el THC variaba entre el 5 y el 11% en la mayoría, ahora el 30% de lo que analizamos tiene un THC de entre el 15 y el 25%”.
Las pequeñas plantaciones ‘indoor’ (en pisos, garajes, cobertizos, pequeñas naves industriales…) siguen siendo las preferidas, porque son más fáciles de ocultar y, por tanto, complicadas de localizar. No necesitan grandes inversiones económicas. En el mercado legal se encuentra todo lo necesario para montar estas pequeñas plantaciones: lámparas, humificadores, sistemas de riego, filtros de carbono para evitar el olor, sistemas de insonorización, sistemas para controlar el CO2.
Con un buen trabajo se pueden sacar tres cosechas de una planta en un año. Cada planta te puede dar tres o cuatro kilos de cogollos. Cada kilo se vende ahora en España a 1.200 euros. Si, por ejemplo, tienes 100 plantas en una nave, son 300 kilos en cada floración, unos 360.000 euros. “Pero ese mismo kilo que vale unos 1.200 euros en España cuesta 9.000 euros en Alemania o 12.000 euros en Suecia”, señalan desde la Brigada Central de la Policía Nacional, que recalcan que desde España se distribuye a toda Europa.
Cada kilo en España se vende a 1.200 euros, en Suecia el mismo kilo puede costar 12.000 euros
“Las plantaciones en interior son más eficientes. Ahora las semillas vienen modificadas y pueden dar incluso cinco cocechas anuales”, confirman desde la Guardia Civil. Además, se trata de un negocio muy rentable en el binomio que supone riesgo y beneficio. Tiene menos riesgo que, por ejemplo, el tráfico de hachís y cocaína, que supone cruzar fronteras. Y más beneficio porque si te pillan traficando con marihuana las penas de prisión suelen ser más laxas, en la mayoría de los casos de entre seis meses y tres años.
Además, en la mayoría de las ocasiones las plantaciones conllevan otro tipo de delito, el fraude eléctrico. Las grandes operadores energéticas colaboran ya con las Fuerzas de Seguridad del Estado para ayudar a detectar estas plantaciones, que necesitan mucho consumo de luz. Endesa calcula “que el consumo anual de electricidad de manera ilegal para alimentar estas plantaciones de marihuana asciende a 2.200 GWh, el equivalente al consumo de la ciudad de Sevilla en un año”. Endesa detectó en 2022 una media de cinco fraudes diarios relacionados con estas plantaciones. Cada una de ellas consume, de media, como la luz de 80 viviendas.
A todo ello se une una fuerte demanda, una cultura de consumo. El 37,5% de la población española ha probado la marihuana en algún momento de su vida, según la encuesta EDADES del ministerio de Sanidad. En 1995, ese porcentaje era de apenas el 14,5%, lo que demuestra que la prohibición no ha frenado el consumo. Diariamente consume cannabis el 2,9% de la población y con bastante frecuencia otro 8%. La máxima prevalencia se da en el tramo de 15 a 24 años.
La gran mayoría consume el cannabis en forma de porro o canuto, aunque cabe destacar que un 4,4% también usa pipas de agua, ‘bongs’ o cachimbas. Se ha notado un incremento desde el año 2017 en el uso de cigarrillos electrónicos para el consumo de cannabis. Además, el 42% de las personas que consume marihuana la han conseguido gracias a un traficante y un 8,2% porque tiene una plantación propia.
El cannabis se sitúa popularmente en el equipo de las mal llamadas drogas blandas. Pero no hay droga inocua. Investigadores del Hospital Clínic de Barcelona cifran en cinco o más porros de marihuana a la semana la dosis perjudicial para el organismo. Aunque se hayan confirmado ciertos efectos terapéuticos (por ejemplo, en fases avanzadas de cáncer), también los tiene nocivos: empeora el desarrollo cognitivo, la memoria, la función psicomotriz, la capacidad de atención y puede provocar lesiones respiratorias.
Grandes plantaciones
Luego están las grandes plantaciones en el exterior, que también se han disparado por dos causas: la primera las buenas condiciones climatológicas de España. El cannabis necesita mucha luz para crecer y España tiene mucho sol. “El periodo de floración y recolección va de marzo a septiembre”. Luego está lo que se llama ‘la España vaciada’, que permite a los grupos más organizados tener grandes plantaciones en zonas despobladas, a cielo abierto, alejadas de caminos y carreteras y generalmente ocultas entre otro tipo de cultivos, como el maíz. No obstante, la vigilancia aérea, con helicópteros y drones, ha hecho que los traficantes hayan tenido que ocultar sus plantaciones en grandes invernaderos o naves industriales.
Interior asegura que “en el cultivo de cannabis y el tráfico de marihuana operan ya verdaderas organizaciones trasnacionales con una potente actividad policriminal y provistas de gran logística y movilidad”. Su actuación está generando además “la aparición de ilícitos asociados como la trata o el favorecimiento de la inmigración irregular para la explotación laboral de las víctimas en las plantaciones de cultivo, donde son sometidas a condiciones de trabajo inhumanas”.
La Fiscalía alerta en su último informe que además del “notable incremento” de los cultivos descubiertos año tras año, ahora muchos narcotraficantes “intentan pasar plantaciones ilegales como plantas de cáñamo para uso industrial, que no están sometidas a autorización de la Agencia Española del Medicamento, sino a una simple declaración responsable de las Comunidades Autónomas”.
Las plantaciones de cáñamo de cannabis y marihuana son, a simple vista, exactamente iguales, ya que es la misma planta. Su uso es legal si el cultivo va destinado a la industria, generalmente fibra o semillas, o al aceite que se extrae de ellas. La superficie dedicada al cultivo industrial se ha multiplicado por ocho desde 2016 y ha pasado de 61 a 510 hectáreas, según datos del ministerio de Agricultura. También si tienen autorización expresa de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para fines científicos, médicos o de investigación. En España solo hay unas 25 hectáreas de cultivo con este tipo de autorización.
España prohibió el cultivo, la producción y venta de cannabis en 1967. Pero según el Ministerio de Agricultura no se considera estupefaciente si tiene menos del 0,2% de THC (abreviación del componente psicoactivo tetrahidrocannabinol) y el cultivo en cuestión tiene fines industriales. Pero ese cultivo pasaría a ser ilegal si los cogollos resultantes se usan para fines recreativos, para el tráfico. En España solo se permite tener hasta 100 gramos de marihuana para consumo personal y únicamente privado. Todo lo que pase de esa cantidad es tráfico de drogas.
En toda España
Los expertos policiales consultados reconocen que España tiene “un problema” con el ‘boom’ de este tipo de plantaciones. Los Mossos reconocen que en Cataluña tienen que dedicar muchos efectivos a perseguir este tipo de cultivos. Castilla-La Mancha (sobre todo, en Toledo) y Andalucía encabezan los decomisos. Las noticias se suceden con titulares parecidos.
En noviembre de 2022 la Guardia Civil informaba de que había conseguido desarticular en Toledo y Ciudad Real el “mayor jardín de producción de marihuana de Europa”. Se trataba de una planta industrial de secado, procesado y envasado de plantas y cogollos de cáñamo listos para fumar nunca visto hasta ahora: 32.370 kilos, “la mayor aprehensión de esta sustancia en España y a nivel internacional”.
Cataluña, Castilla-La Mancha y Andalucía son las comunidades con más plantaciones
La organización se encargaba de todo el proceso: disponían de una empresa que compraba las semillas, de otra firma que se encargaba de llevar esta mercancía al campo y plantarla y, finalmente, de una tercera compañía que se encargaba de la fase más delicada: el cuidado de la planta (en cuanto a las condiciones de luz, calor y humedad), la recolecta, el mantenimiento y el secado. Luego los cogollos ya secos (lo que se fuma) se almacenaba en Valencia para su posterior venta a toda Europa.
“Se crean empresas pantallas para el transporte por carretera de este droga mezclada con cualquier otro tipo de mercancía legal, desde pantalones a patatas fritas. También hay envíos más pequeños a través de los servicios de paquetería, así de sencillo”, sentencian desde la Policía Nacional.
También en noviembre de 2022 la Guardia Civil decomisó 44.382 plantas de marihuana situados en nueve cultivos ocultos en el Pirineo aragonés, en la provincia de Huesca. Cada plantación permanecía atendida por dos o tres personas que se encontraban ocultos en el bosque en campamentos perfectamente camuflados.
Algunos narcotraficantes son tan osados como los que los Mossos detuvieron en septiembre de 2022 en Lérida. Los traficantes habían talado nada más y nada menos que unos 220 árboles para plantar casi 2.000 tallos de marihuana. Ocultos en el espacio natural del Forat de Bulí. También habían dejado casi sin ramas un centenar de árboles más para que no hicieran sombra a las plantas de marihuana.
Muchas de las operaciones policiales suponen auténticos récords. En abril de 2022 Guardia Civil y Policía Foral de Navarra anunciaron que habían desmantelado la mayor plantación de marihuana de Europa entre las localidades de Olite y Artajona: 11 fincas donde crecían 415.000 plantas que hubieran alcanzado en el mercado 100 millones de euros.
En la provincia de Granada, por ejemplo, una de las más activas, Guardia Civil y Policía Nacional acaban de presentar su balance de 2022: 234.071 plantas incautadas en 767 intervenciones, 737 detenidos y 2.643 enganches ilegales a la luz desmantelados.
Cataluña, Andalucía y Castilla-La Mancha son las regiones con más plantaciones
En octubre de 2021, la Guardia Civil informaba de la incautación de 135.000 plantas de cannabis en la localidad de Huerta de Valdecarábanos (Toledo), entonces la mayor “cantidad de este cultivo en Europa” hasta que el podio se lo quitó el de Navarra. En el verano de 2021, la Benemérita decomisó en una nave industrial de La Mojonera (Almería) 5,6 toneladas de marihuana, cogollos ya listos para consumir que se iba a enviar a Reino Unido, en lo que denominó “el mayor alijo de esta droga incautado en una operación policial en España”.
Desde la Guardia Civil añaden además que España se ha convertido en un reclamo para las grandes redes criminales, que suelen traer un problema añadido de seguridad: “compiten entre ellas. Ello conlleva ajustes de cuentas, ‘vuelcos’ [robarse la mercancía], blanqueo de capitales y trata de seres humanos. Es nuestra obligación decirlo. Estamos ante un gravísimo problema en España”, sentencian desde la Guardia Civil.
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