El dragón que luce en el escudo del Olmpija Liubliana se ha quedado sin su fuego. Se encendió y apagó con Albert Riera (Manacor, 41 años) exjugador español y actual entrenador que ha vivido una intensa temporada. Allí, en Eslovenia, país en el que colgó las botas, ha iniciado Riera su carrera como primer entrenador tras una etapa como segundo de Fatih Terim en el Galatasaray turco, otro campeonato en el que compitió durante su etapa como jugador.
Y lo cierto es que esta primera experiencia ha tenido de todo. Riera ha vivido en Liubliana una auténtica montaña rusa de emociones. La aventura comenzó ensombrecida por la polémica cuando en el día de su presentación los ultras del equipo irrumpieron en la sala de prensa y el técnico tuvo que salir casi a la carrera. Resultaba difícil imaginar entonces que aquella relación terminaría meses después con el segundo doblete de la historia del club.
Y cuando todo parecía enderezado, otro giro de guion, que ha terminado una polémica salida de Riera del club tras desavenencias con la directiva. Pese a ello, el español se marcha orgulloso. “Mi objetivo era ser feliz y lo he cumplido. Si yo no disfruto con la idea que tengo de trabajar y ver el fútbol, los jugadores lo notarían y no creerían en ello. Los entrenadores no somos nadie sin los jugadores”, afirma Riera que además asegura dar “la misma importancia al cómo ganar que al hecho de ganar”.
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Una propuesta que llegó tarde
El exjugador del Espanyol, Liverpool y Mallorca, entre otros, heredó el pasado mes de julio un equipo que solo había conquistado un título en cuatro años. Un dato que pone en valor su doblete en nueve meses y que hace complicado entender su repentina salida. El club, como es lógico, buscó su continuidad, pero la renovación no llegó a buen puerto.
“Se ha juntado un poco todo. Las conversaciones se iniciaron tarde, a finales de abril, y en ese momento ya tenía claro que habiendo ganado Liga y estando muy cerca de ganar la Copa, el ciclo debía terminar, reconoce Riera, que busca un reto más ambicioso en otro campeonato de mayor trascendencia. “Cuando uno supera un ciclo, hay que ir a por el siguiente y considero que estoy preparado para una liga mejor. Estoy agradecido al club, querían renovarme y no se ha producido. Entiendo que no estén contentos, pero al final entendieron mi postura”, explica el preparador.
La demora de la directiva en la oferta, unido a la forma de trabajar, fueron los detonantes que llevaron a Riera a tomar la decisión de no continuar. “Si la renovación hubiese llegado en diciembre, seguramente ya estuviera firmada porque en ese momento estaba muy feliz y sentía que debía seguir. Pero no llegó. Pasaron los meses y hasta finales de abril no comenzaron las conversaciones. Consideré que ya era tarde”, explica.
Preparado para nuevos retos
La mayor diferencia entre Riera el club residía en la gestión de la plantilla. “El fútbol balcánico no explota porque los clubes venden demasiado jóvenes a sus mejores jugadores”, valora en técnico. “Lo llevo diciendo todo el año. Son futbolistas que apuntan alto, pero aún deben madurar para dar el salto a las grandes ligas. Los venden porque con lo que sacan salvan económicamente el año siguiente. Esas ventas impiden que mejores”, añade. Una idea que choca directamente con su visión. “Yo entiendo el fútbol de otra manera, me gusta mejorar a los futbolistas, tener un proyecto y trabajar con ellos. El club tiene una mentalidad diferente. En diciembre me prometieron que no vendrían a nadie y lo respetaron, pero en verano iba a ser diferente”, confiesa Riera.
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Ahora, tras haber triunfado en Eslovenia con la conquista de la Liga y la Copa en su primera temporada, el balear se siente preparado para dar otro paso más en su carrera. Eso sí, quiere ir con pies de plomo, creciendo poco a poco. “Todo debe ser un proceso, nadie nace sabiendo”, expone, y lo explica. “Me siento preparado para una liga mejor, pero, por otro lado, creo que tengo que ir quemando etapas”. Quizás por eso, aún no termina de verse en España. “Me encantaría, pero tal vez sea un poco pronto. Creo que el siguiente proyecto debe ser intermedio. Hay muchos entrenadores que pasan de la liga belga a la Premier, por ejemplo. También hay campeonatos atractivos como Turquía, Portugal, Países Bajos...”.
Su relación con los ultras: del asalto al respeto
Más allá de los éxitos, su paso por el Olimpija será recordada también por aquella accidentada puesta de largo en Liubliana. El día que el club presentaba a Riera, los ultras del equipo irrumpieron en la sala de prensa hasta el punto de obligar a la cancelación del acto. El motivo no estaba directamente relacionado con el español, víctima y observador de la escena. Los radicales protestaban por la destitución de Prosinecki, anterior entrenador.
La reacción de Riera fue marcharse de sala. “Seguramente al siguiente que se siente en esa silla le ocurra lo mismo que a mí... y sin tener culpa de nada, como tampoco la tenía yo cuando llegué”, explica sobre un momento que, reconoce, fue complicado. “Fue poco agradable, pero siempre puse la palabra fútbol por delante. Fui a trabajar siendo honesto, profesional y dando lo mejor de mí”, asegura Riera.
Desde entonces, Riera puso el foco en lo que estaba en su mano, es decir, lo que sucedía dentro del terreno de juego. Su forma de trabajar y los resultados le terminarían dando la razón, hasta el punto de convencer a aquellos radicales que amargaron su primer día. “A lo largo de la temporada, cuando vieron que con mi manera de gestionar el grupo el equipo obtenía buenos resultados, la relación cambió. Forjamos una buena relación. El año fue fantástico. Cuando te quieren en un sitio es difícil despedirse, pero entienden que en esta profesión hay que seguir progresando”. Precisamente en ese camino se encuentra Riera. Tras conquistar Eslovenia busca un reto mayor que le permita seguir creciendo. Eso sí, paso a paso y con LaLiga, su meta, todavía en el horizonte.
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