Carla Antonelli, activista por los derechos trans y ahora diputada electa por Más Madrid en la Asamblea, suele entonar una reflexión con la que intenta demostrar el valor nuestro sistema: “En democracia se produce un fenómeno maravilloso, los que nos llamaban maricones, ahora nos tendrán que llamar señorías”, decía durante la campaña en las recientes elecciones autonómicas. Un proceso similar estará pasando Tesh Sidi, una refugiada saharaui, migrante y activista. Sidi es la número 3 en la lista de Sumar por Madrid y con toda seguridad España al completo tendrá que llamarla señoría a partir del próximo 24 de julio.
La activista ha sido escogida por Yolanda Díaz para un puesto preferente. Su nombre está por delante del de Íñigo Errejón o el de Ione Belarra, por ejemplo. La elección de la candidata de Sumar no es aleatorio. Existe un motivo y es evidente. Que Tesh Sidi vaya a ser una figura clave en el espacio de Díaz es un mensaje claro a Sánchez y al PSOE respecto a la nueva postura que adoptó el Gobierno en el conflicto entre Marruecos y el pueblo saharaui.
Ese día de marzo de 2022 en el que el Ejecutivo decidió cambiar su histórica postura para tomar partido por Marruecos no se le olvidará a Sidi, por muchos motivos. El primero, claro, por lo que supuso para una activista como ella. Y el segundo porque lo vivió en la calle Ferraz, en la sede del PSOE, donde se encontraba acompañando a su amigo y militante de las Juventudes Socialistas Aman Hamoudi.
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Seguramente Sidi no sabía entonces que aquella polémica decisión le introduciría de lleno en el aparto político. Y es que solo unos meses después, en octubre de 2022, hace menos de un año, Tesh recibió una llamada de Más Madrid: querían que se incorporara al equipo de Mónica García en la Asamblea de Madrid. El movimiento de la formación regional tenía una clara intención política: atraer a los votantes de izquierdas descontentos con los socialistas por el movimiento de Sánchez y, al mismo tiempo, alejarlos de Podemos, que se había visto obligado a tragar con la decisión del presidente.
De un campo de refugiados a experta en programación
Para conocer toda la historia de Tesh Sidi hay que remontarse al campo de refugiados de Tinduf donde nació y creció viendo a sus padres “durante algunas temporadas”. De allí, y de sus recuerdos de niñez ordeñando las cabras que tenía su abuela en Mauritania, a convertirse con 28 años en una experta en redes sociales que ha dirigido el departamento técnico de una entidad bancaria y tiene una carrera y un máster en Big Data e Inteligencia Artificial por la Universidad Europea.
El camino no ha sido sencillo para Sidi, que pisó España por primera vez a los siete años, a principios de los años 2000. De inicio, no venía para quedarse, sino que llegó de la mano de su hermano mellizo bajo el marco del programa Vacaciones de Paz, que permitía a niños refugiados pasar el verano en España. A ellos los acogió una familia de Banyeres de Mariola, en Alicante. Un año, y otro, y otro. Así hasta cinco veranos y después ya para siempre, porque el vínculo se hizo tan fuerte que les ofrecieron la posibilidad de quedarse de forma permanente. Los hermanos Sidi encontraron en España un hogar y una segunda familia: unos padres, dos hermanas y un hermano.
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Sus caminos se separaron cuando Tesh cumplió 18 años. Quería buscarse la vida. Se fue de casa y se buscó un trabajo que le permitiese pagarse los estudios. De nuevo, dificultades. Los ingresos que conseguía como no le permitían llegar a fin de mes y tuvo que recurrir en más de una ocasión a sus amigas para salir adelante. Mientras estudiaba programación, Sidi no se alejó de su activismo. No se movió ni un ápice en su compromiso de luchar por la defensa de los derechos de su pueblo y decidió fundar SaharawisToday, un medio de comunicación enfocado en la causa.
Su madre, una superviviente; su padre, “un hombre de la guerra”
Mujer y saharaui de segunda generación, Tesh no cesa en su empeño por intentar poner en la agenda política las demandas y necesidades de su pueblo. Una lucha que antes y de otra manera libró su padre, militante del Frente Polisario. “Es un hombre de la guerra”, le describe. “Siempre nos ha contado historias de la guerra, historias de nuestro pueblo”, ha admitido. Una guerra de la que participó para la liberación de sus conciudadanos y que acabó para él después de recibir una bala en la espalda imposible de extraer que le dejó sin la posibilidad de andar.
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Mientras su padre se siente con fuerzas de contar historias, su madre, en cambio, “se bloquea” al hablar sobre el pasado. La madre de Tesh tuvo que criar a sus hermanas cuando a su abuela la enviaron a Mauritania. Después, se tuvo que hacer cargo sola de Tesh y sus seis hermanos. “Es un muro”, reconoció la activista en una entrevista.
De refugiada saharaui a señoría en el Congreso
Ella, ahora, sin olvidar su pasado, mira al futuro. Salvo sorpresa mayúscula, Tesh, que consiguió la nacionalidad española en 2021, se convertirá en la primera diputada electa saharaui de la historia de la democracia. La última vez que España tuvo representantes del pueblo saharaui fue durante la dictadura, cuando el entonces cabildo del Sahara tenía representación en las cortes franquistas.
Sidi siempre ha reconocido que la causa saharaui debe defenderse y visibilizarse desde todas las instituciones y niveles del Estado. Sin embargo, siempre ha dejado claro su profunda defensa de los servicios públicos, una conciencia que le llevó a coquetear con la política. Antes de decidirse a entrar de lleno, ya había participado en actos con el senador de Más Madrid, Pablo Perpinyá. Su decisión de entrar en la política institucional ha sido alabada por Abdulah Arabi, portavoz del Frente Polisario en España, que expresó que “su paso adelante es consecuencia de la solidaridad y el trabajo de la juventud saharaui en España”.
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Hoy, después de vivir en un campo de refugiados, ha podido permitido traer a España a su madre. Ella es incapaz de contar sus vivencias, pero muy pronto, a partir del 24 de julio, su hija, Tesh Sidi, uno de los grandes nombres de Sumar por elección de Yolanda Díaz, tendrá la oportunidad de llevar la historia y la lucha de su pueblo al Congreso de los Diputados. Y de ahí no se borrarán nunca.
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