Marruecos siempre ha sido un tema áspero dentro–y también fuera– del gobierno de coalición, especialmente desde el giro histórico llevado a cabo por el presidente Pedro Sánchez sobre la cuestión del Sáhara Occidental. En marzo de 2022, el Ejecutivo decidió cambiar la histórica postura de España para alinearse ahora con el plan de autonomía propuesto para el Sáhara Marruecos, que supone rechazar la independencia de la antigua colonia española, por la que lucha desde hace décadas el frente polisario.
Este cambio de posición, con el que el PSOE buscaba apaciguar las tensas relaciones con la monarquía marroquí, nunca cayó bien al socio minoritario del gobierno y menos aún a la vicepresidente segunda, Yolanda Díaz. La líder de Sumar siempre ha señalado que la solución que ella defiende para este conflicto de casi medio siglo es la promulgada por Naciones Unidas: un referéndum de independencia de la población saharaui.
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Díaz fue incluso más allá y no tuvo reparos a la hora de definir al gobierno de Mohamed VI como un régimen dictatorial. “Soy consciente de que hay que tomar con seriedad a nuestro vecino Marruecos, pero también hay que saber que Marruecos es lo que es: una dictadura”, sostuvo la vicepresidenta, a mediados del pasado mes de abril, en una entrevista en Lo de Évole. Estas declaraciones no cayeron bien en el ala socialista de la colación, siempre pendientes de alguna represalia por parte del Marruecos, y fue la portavoz del gobierno, Pilar Alegría, la encargada de desacreditar los dichos de Díaz y dejar claro que esa nos es la postura del gobierno de España.
A la caza del electorado progresista
En aquella oportunidad, la ideóloga de Sumar, con la mirada puesta en las elecciones generales –que por entonces se preveían para finales de año–, prometió también que, si es presidenta, una de sus primeras medidas sería “sin lugar a dudas” deshacer el acuerdo firmado entre Sánchez y el rey marroquí para volver a la posición tradicional de España respecto al Sáhara Occidental. Díaz es plenamente consciente de que los votantes de izquierda nunca han terminado de digerir el cambio de rumbo de Sánchez.
Ahora, tras el adelanto electoral tras la debacle de 28-M y en plenas negociaciones para la conformación de las listas, Díaz ha dado otro paso más en su afán de conquistar al electorado progresista y ha colocado a Tesh Sidi, refugiada saharaui y militante de Más Madrid, en la tercera plaza de la lista que Sumar presenta por la capital española. Todo parece indicar que el tema del Sáhara Occidental, y por consecuencia las relaciones entre España y Marruecos, estará muy presente en la campaña electoral que se aproxima.
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Por su parte, desde el entorno de Sánchez siempre han defendido este cambio de postura en la necesidad de normalizar las relaciones con el vecino del sur, sobre todo tras la crisis migratoria vivida en Ceuta, en 2021. Al avalar la tesis marroquí sobre el Sáhara, cosa que con anterioridad hicieron Estados Unidos, Francia y Alemania, el gobierno de Sánchez consiguió, entre otras cosas, la reapertura del tráfico de personas por el Estrecho y, por el momento, el compromiso de Rabat de contener la ola de migrantes que buscan cruzarlo de forma ilegal.
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