Tras una despedida made in Karim, de pocas palabras y alejada de los focos, Benzema dijo adiós al Real Madrid, su club durante las últimas 14 temporadas. Apenas 48 horas después de aquel acto, el francés aterrizaba en Yeda para formalizar su vinculación con el Al-Ittihad saudí. “Quería terminar en el Real Madrid, pero a veces la vida te da otra oportunidad. Es una decisión muy difícil que he tomado con mi familia. Nunca olvidaré al Real Madrid, pero es momento de irme y conocer otra historia”, dijo durante su despedida.
Esa historia será, por un lado, dorada, ya que entre sueldo y acuerdos comerciales percibirá unos 200 millones, y, por otro, inédita, puesto que desconoce lo que se va a encontrar en su nuevo club. Quien ya lo ha experimentado es Iván Díaz Cifuentes, preparador físico que la temporada pasada formó parte del cuerpo técnico de Cosmin Contra en el Al-Ittihad. Iván ha vivido en primera persona cómo es la vida en Yeda, ciudad ubicada en la costa del Mar Rojo y cuyo tránsito, debido a las altas temperaturas, es mayor por la noche que por el día.
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El calor, principal obstáculo
La localización geográfica de Yeda la convierte en una de las ciudades más cálidas del país, tanto que sus termómetros son los más altos del mundo. Esta particularidad condiciona tanto la forma de vivir, como la planificación de actividades deportivas. Buena fe de ello puede dar Iván, que nada más aterrizar en Yeda recibió una calurosa bienvenida. “La primera impresión al salir del aeropuerto fue un golpe de calor y una gran humedad. Hemos llegado a jugar partidos a las nueve de la noche con 45 grados. La parte buena es que ese calor se mantiene, no hay estaciones frías y calientes”, afirma a Infobae España.
Estas temperaturas condicionan la planificación de los entrenamientos. “El calor complica la organización de los entrenamientos. Hay que adaptarse a lo que marcan los termómetros allí, aunque la metodología de entrenamientos es la misma, el día a día de los futbolistas es distinto al de Europa. Duermen durante el día y entrenan de noche, por lo que Benzema deberá adaptar sus ritmos biológicos. Tendrá las mañanas libres, pero las tardes hay sesiones de entrenamiento. Además, la ciudad tiene más vida nocturna que diurna, por el día duermen y cuando cae el sol hacen su vida social”. Las tormentas de arena también son un fenómeno meteorológico a tener en cuenta. “Una vez se levantó una y tuvimos que ir corriendo al vestuario y esperar a que terminase”.
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Benzema no estará solo
Pese al calor, el fútbol saudí se desarrolla a un ritmo frenético. “Los equipos son rápidos, técnicos, aunque un poco desorganizados a nivel táctico. Durante nuestra etapa tratamos de mantener sus fortalezas en las transiciones rápidas e ir asentando unas bases de organización. Los extremos son muy veloces y tienen mucha vocación ofensiva, pero descuidan sus espaldas, les inculcamos automatismos defensivos. Los partidos suelen tener muchas idas y vueltas y transiciones rápidas”, explica.
Además del clima, la cultura y la sociedad también son otros aspectos diferentes a los que lleva viviendo Benzema durante una década y media en Madrid. “La ciudad es algo caótica. Hay muchas aglomeraciones de tráfico y la forma de vivir es distinta. Los europeos se instalan en kampaoh, que son burbujas donde residen ciudadanos occidentales. También los hay con personas árabes cuya mentalidad y manera de vivir es similar a la europea. Aunque en este aspecto, debido a sus orígenes, Benzema tendrá pocos problemas de adaptación”, asegura Iván.
Para que la aclimatación sea lo más sencilla posible, Benzema irá acompañado de su preparador físico de confianza, Javier Atalaya, figura clave en el florecimiento deportivo del francés tras superar los 30 años. “Es importante que se sienta arropado y ayudado por su acompañante”, finaliza Iván, expreparador físico del Al-Ittihad. A partir de ahora, Benzema, aquel nueve con alma de diez que tanto brilló en el Bernabéu, vivirá una nueva historia. Dorada, intensa y calurosa en el campeón del fútbol saudí.
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