“Ahora paro superhéroes, ¿qué te parece?”, decía Maribel Verdú durante la promoción de su anterior película, Historias para no dormir, de Cesc Gay. En efecto, la actriz española ha entrado en el Universo DC por la puerta grande, interpretando a la madre de Flash, encarnado por el polémico (y muchas veces detenido por diversos escándalos) Ezra Miller y a las órdenes de Andy Muschietti, de origen argentino.
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Muschietti había vivido en nuestros país, más concretamente en Barcelona, durante varios años y aquí había presentado su primer cortometraje, Mamá, que se convertiría poco después en una película que era una coproducción española protagonizada por Jessica Chastain y Nikolaj Coster-Waldau y que estaba auspiciada por Guillermo del Toro, que ya había apadrinado a J.A. Bayona en El internado. Maribel Verdú había trabajado con Del Toro en El laberinto del fauno y ya era muy conocida en Latinoamérica gracias a la repercusión de Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón. Podríamos decir que había pocos grados de separación entre ellos.
Los ojos de Nora Allen
El director se puso en contacto con la actriz y le comentó lo importante que era el personaje de Nora Allen, la madre de Barry Allen, que se terminaría convirtiendo en The Flash. Ella siempre apoyó a su hijo, pero terminaría muriendo (en la ficción) en trágicas circunstancias, lo que lo dejaría marcado para siempre. En The Flash, la idea del multiverso resulta fundamental para trazar una historia en la que las líneas temporales amenazan con colapsarlo todo y en la que el dolor y el trauma por la pérdida materna resultará fundamental.
Ezra Miller se hizo cargo del personaje de Flash en Batman v Superman. El amanecer de la justicia (2016) y más tarde en Escuadrón suicida y Liga de la Justicia y siempre se había especulado con que terminaría teniendo una película propia, que finalmente ha caído en las manos de Muschietti, un director afín al universo Warner después de It, uno de los grandes éxitos dentro del cine de terror de los últimos años. De hecho, uno de sus actores fetiche, es español, Javier Botet, con el que ha trabajado tres veces, aunque siempre transfigurado como monstruo. Así que no resultaba tan extraño que eligiera a alguien español o latino para su siguiente película.
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Pero fueron los ojos de Maribel Verdú los verdaderos responsables a la hora de ofrecerle el papel. Muschetti quería que esa mirada recorriera la película y que se quedara grabada en el espectador y la actriz aceptó encantada, porque suponía poder participar en una superproducción internacional, pero hacerlo con un director argentino porque así “te sientes como en casa”.
Una carrera llena de grandes títulos
La carrera de Maribel Verdú comenzó en los años ochenta al lado de Fernando Trueba en El año de las luces, que volvería a contar con ella en Belle Epoque, Oscar a la Mejor Película Internacional. Ha participado en películas míticas como Amantes, de Vicente Aranda, en Canción de cuna, de José Luis Garci o en La buena estrella, de Ricardo Franco, en un papel gracias al el que por fin pudo demostrar sus dotes dentro de en terreno dramático. Comenzó a participar en coproducciones dentro del ámbito latino hasta cosechar el éxito internacional con Y tu mamá también y más tarde con El laberinto del fauno.
Fue la madrastra de Blancanieves, ha trabajado con Gracia Querejeta en películas 15 años y un día, en Felices 140 o en Ola de crímenes. Ha apostado por nuevos autores, por películas independientes y tiene dos Goyas, Siete mesas de billar francés, también de Querejeta, y por Blancanieves.
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