Carlos Alcaraz no podría haber encontrado un entrenador más hecho a su medida que Juan Carlos Ferrero. El número 1 del tenis mundial repite hasta la saciedad lo importante que es contar con la ayuda y el cariño incondicional del exjugador valenciano en su día a día. Le tiene como técnico, pero también le considera un amigo y casi un segundo padre. La verdad es que las similitudes entre ambos están especialmente disparadas este 2023, sobre todo en un Roland Garros que puede ser especial tanto para el alumno como el maestro: hace 20 años, ‘Juanki’ se proclamó campeón del Grand Slam de tierra batida que su pupilo está ahora a dos partidos de conquistar.
Aquel fue el único grande que Ferrero pudo incorporar a su palmarés, convirtiéndose en el último tenista español capaz de reinar en París antes del advenimiento de Rafa Nadal y quién sabe si, a partir de esta edición, también de Alcaraz. En su estreno en aquella edición de la competición francesa, el de Onteniente ganó en tres sets al suizo Michel Frank Kratochvil (7-5, 7-5, 6-4) en primera ronda, tal y como hizo su discípulo con el italiano Flavio Cobolli (6-0, 6-2, 7-5). En segunda ronda, tuvo muchas menos dificultades que el de El Palmar en nuestros días: el chileno Nicolás Massú se retiró en el segundo set (6-2 y 3-0), mientras que el japonés Taro Daniel arrebató una manga a Alcaraz hace unos partidos (6-1, 3-6, 6-1, 6-2).
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En tercera ronda de Roland Garros 2003, a Ferrero le tocó sudar algo más ante un rival de tanta entidad como el británico Tim Henman: 4-6, 6-2, 6-4, 6-2. No fue el caso de Alcaraz frente al canadiense Denis Shapovalov: 6-1, 6-4, 6-2. En cuarta ronda, pasado y presente vuelven a fusionarse: tanto Ferrero (6-2, 6-1, 6-1 ante su compatriota Félix Mantilla) como Alcaraz (derrotó 6-3, 6-2, 6-2 al italiano Lorenzo Musetti) avanzaron por la vía rápida. Eso sí, nada tuvo que ver el compromiso de cuartos de final al que se enfrentó el hoy preparador de Alcaraz con el que solventó este último el martes.
En el caso de Ferrero, el chileno Fernando González exigió su mejor versión, puesto que hubo que llegar hasta el quinto set para conocer al vencedor del encuentro: 6-1, 3-6, 6-1, 5-7, 6-4. También se vio a un Alcaraz sobresaliente en la antepenúltima ronda del Roland Garros que nos ocupa, aunque las consecuencias resultaron fatales para el griego Stefanos Tsitsipas, arrollado hasta bien entrado el tercer set: 6-2, 6-1, 7-6 (5).
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En las semifinales de 2003, el hoy entrenador de Alcaraz volvió a vivir un duelo fratricida con un colega español, Albert Costa, que además venía de vencer en París un año antes. La repetición de la final de 2002 tuvo un desenlace distinto para Ferrero, que se impuso por 6-3, 7-6 (5) y 6-4. Todavía no se sabe qué ocurrirá con el jugador al que asesora en la semifinal de este viernes, aunque esta también huele a duelo anticipado por el título al estar el serbio Novak Djokovic al otro lado de la red.
La final que se vivió en Roland Garros hace 20 años tuvo algo de mágico, puesto que nadie esperaba ver en ella al neerlandés Martin Verkerk. En el que sería sin lugar a dudas el mayor logro de su carrera, optó a levantar el trofeo después de haber eliminado de forma consecutiva en la segunda semana de competición a dos virtuosos de la raqueta como Carlos Moyá y el argentino Guillermo Coria. No pudo rematar la faena tal día como hoy de 2003, cuando Ferrero no dudó en pos de quitarse la espinita clavada del año anterior: 6-1, 6-3, 6-2.
Un 2003 plagado de similitudes con Alcaraz
El triunfo de Ferrero en la Philippe Chatrier no fue el único momento glorioso del que pudo disfrutar en 2003. Ese mismo año, ocupó el número 1 del circuito masculino durante 8 semanas, un periodo de tiempo que ya ha sido superado por Alcaraz en la actualidad. Carlitos también ha mejorado la participación más sobresaliente de su entrenador en el US Open: él lo ganó en 2022 y el valenciano se quedó a las puertas de lograrlo en, de nuevo, 2003, cuando cayó en una final que se llevó el estadounidense Andy Roddick por 6-3, 7-6, 6-3.
Pero el momento por el que más se recuerda a Ferrero en el tenis, quizá junto con la primera Copa Davis que España conquistó (2000), fue ese Roland Garros que, en la piel de su alumno más aventajado, podría reeditar ahora. “En la pandemia vio algún ratito. Estos jóvenes de hoy son más de highlights que de partidos enteros… Pero sí, algunos ha visto y hacemos muchas bromas: ‘¡No te iba la bola! ¡Le pegabas flojo!’ Le intento hacer ver el lenguaje corporal, los momentos…”, contaba hace unos días en París sobre la visión que tiene Alcaraz acerca de los tiempos en los que su ahora mentor jugaba.
“Novak lucha por la historia y Carlos lucha por la segunda final de Grand Slam. Son objetivos diferentes, pero importantes para los dos”, exponía después El mosquito en la previa de la semifinal que todos esperan en tierras galas. Esta llegará tan sólo un día después del aniversario victorioso para Juan Carlos Ferrero. Una efeméride que a buen seguro anhelará festejar a lo grande no este viernes, sino el domingo. Con otra Copa de los Mosqueteros, la de su adepto Carlos Alcaraz, bajo el brazo.
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