Una pareja se muda a vivir a Estados Unidos y llega al control del aeropuerto donde serán retenidos e interrogados durante horas por agentes de inmigración. Él, Diego (interpretado por Alberto Ammann) es un urbanista de origen venezolano y ella, Elena (Bruna Cusí), una bailarina catalana. Ambos se convirtieron en pareja de hecho y ganaron la Lotería de visas para conseguir la Green Card. Cuando están a punto de empezar una nueva vida, sus expectativas saltarán por los aires y, en esos cuartos oscuros del servicio de inmigración y control de aduanas, se enfrentarán a sus mayores miedos, de forma que la relación que había establecido se pondrá en entredicho.
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Una película que parte de experiencias personales
Esta es la premisa de Upon Entry (La llegada), que se nutre de las experiencias personales de dos directores venezolanos afincados en España a la hora de cruzar las fronteras. Ellos son Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasquez que se conocieron en Caracas 20 años atrás, aunque más tarde volvieron a encontrarse en Barcelona y quisieron embarcarse en un proyecto conjunto. “Nos resultó cuanto menos curioso que, sin conocernos, viajando de forma independiente a los Estados Unidos, hubiéramos pasado por las mismas cosas”, cuenta Juan Sebastián Vasquez. “Así que parte de la película parte de nuestras propias vivencias”. “Es algo que se cuenta poco, y nos pareció que hay muchas historias que se desarrollan a puerta cerrada de las que no todo el mundo está al tanto y que merecen ser contadas”, añade Alejandro Rojas. “Comenzó siendo un cortometraje, pero tristemente fue muy fácil poner en marcha algo mayor dada la cantidad de anécdotas que teníamos en común, así como de la gente que nos rodeaba, sobre la ansiedad que supone cruzar una frontera”.
La tensión ante la frontera
Los directores, investigaron, se informaron, y se dieron cuenta de que los mismos procedimientos eran utilizados en todo el mundo para tratar a los inmigrantes. “Tu viaje, o tus vacaciones empiezan cuando te dejan pasar”, cuentan.
Alberto Ammann, argentino, pero establecido desde hace años en nuestro país y al que conocemos gracias a películas como Celda 211, reconoce que nunca fue objeto de ese escrutinio, quizás, como él dice “porque soy blanquito”, pero a su alrededor ha percibido muchas situaciones de xenofobia extrema.
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Construyó el personaje de Diego como un hombre temeroso e infantil incapaz de enfrentarse a sus problemas, con un carácter débil que terminará determinando el transcurso de los hechos. “Quería simbolizar a través de él el trauma que acarrea y que le impide expresar con claridad su situación, su pasado y aquello que siente”. En cualquier caso, la química con Bruna Cusí resulta evidente, ambos representan a una pareja enamorada de pronto se ve cuestionada por el sistema y tiene que hacer frente a él de una manera profundamente intimidatoria.
Un thriller encarrado en cuatro paredes
Upon Entry (La llegada) se configura a través de una estructura de thriller que, en apenas 70 minutos, nos introduce en una atmósfera irrespirable. “Teníamos muy claro que teníamos prácticamente una escena dispuesta a través de varios puntos de vista que tenía que mantener una tensión extrema. Pero no queríamos recurrir a trucos y artificios, así que nos dimos cuenta de que la palabra y los personajes eran lo más importante”, comenta Sebastián Vasques. “Así que se trataba de una especie de partida de ajedrez en la que lo importante era dónde situar la cámara, porque condicionaría la perspectiva del espectador”, continúa.
En efecto, en la película resulta tan importante tanto lo que se dice como lo que se calla. Los silencios, las miradas, y la continua sensación de escrutamiento del espacio íntimo. Alberto Ammann reconoce que lee muchos guiones y que pocos están construidos de una manera tan exacta. Todo transcurre prácticamente en un espacio único, y resulta profundamente perturbador y violento.
Racismo estructural
Por supuesto, el racismo asoma desde los primeros instantes. ¿Somos una sociedad racista? “Totalmente”, dicen al unísono los directores que afirman que escogieron Estados Unidos como escenario entre las fronteras, pero que esa discriminación racial se encuentra presente en todo el mundo, lo cuál nos debería llevar a un autoexamen, sobre todo en tiempos de auge de la extrema derecha. “Creo que tiene que ver con que no existe una verdadera democracia en ninguna parte del mundo”, añade Alberto Ammann contundente. “España es un país racista, y Argentina también lo es”.
Upon Entry (La llegada) nos sitúa en un espacio cerrado que nos sumerge en una película de terror en la que todas las inseguridades se desatan y se pone de manifiesto la forma en la que los países privilegiados tratan a aquellas personas que proceden de un lugar en conflicto en el que late la violencia, la dictadura o la represión.
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