* Tras la publicación de este artículo, Blackstone, propietaria del inmueble de Johh, ha paralizado su desahucio a la espera de negociar un acuerdo con la familia
Este jueves, las hijas de John no irán al colegio, aunque están matriculadas a pocas calles de su vivienda. La más pequeña aún no está escolarizada, pero las otras dos, de seis y cuatro años, deberían madrugar para ir clase. Pero en lugar de un día normal de escuela, las niñas deberán madrugar para agarrarse a la puerta de casa y evitar su desahucio. Si nada lo impide, si no hay aplazamiento, John, su mujer y sus tres hijas serán desahuciados de su piso en Alcorcón porque Testa —la empresa filial de Blackstone en España— no les renueva el contrato de alquiler.
“No quiero vivir gratis, no quiero okupar una casa, quiero pagar un alquiler, quiero un alquiler a mi nombre, y si no pago que me echen”, relataba John a Infobae España desde la puerta del juzgado de Alcorcón, donde se ha presentado para acompañar a María, que este martes tenía un juicio con la misma empresa por negarse a firmar un nuevo contrato de alquiler con cláusulas abusivas.
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La situación de John no es inédita ni mucho menos, ya que se prevé que estos meses haya una oleada de conflictos y juicios entre Blackstone y los inquilinos de sus viviendas, a quienes quiere imponer cláusulas asfixiantes y unas subidas de alquiler de hasta un 30% en algunos casos. Los movimientos sociales creen que la vivienda será uno de los principales focos de las asociaciones, visto que incluso con una ley de vivienda recién aprobada, su aplicación está siendo mínima.
Aunque ya había indicios que auguraban problemas, la familia recibió la orden de desahucio hace tan solo un mes, sin posibilidad para encontrar una alternativa habitacional. “No sé dónde vamos a ir, pero vamos a luchar hasta el final”, promete el hombre mientras mira a su esposa, sentada en un banco mientras atiende a Infobae España.
El panorama de este nigeriano residente en España desde hace 18 años tiene como añadido ciertos problemas cardíacos arrastrados en el tiempo: “Estoy enfermo, tengo un 35% de discapacidad, he estado con medicina. Además, con esto estoy muy nervioso y me ha subido mucho la tensión”, explica con su parco castellano. “Les hemos dicho que como les desahucien todavía a John le da un infarto allí mismo”, relatan desde PAH Alcorcón, que sigue de cerca el caso y ayuda a su vecino.
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Orden de desahucio tras una vida en Alcorcón
John y su mujer son dos vecinos más de Alcorcón y prueba de ello es cómo han sido defendidos por el movimiento vecinal de la zona. “Llegué a Alcorcón en 2006, toda mi vida la he pasado aquí, cuando vine a España alquilé aquí mi primer apartamento. No tengo a donde ir si me echan. Me presionan para que firme durante un mes más, pero es igual, ¿qué hago después?”, espeta el hombre, que desde hace dos años ha solicitado sin éxito un piso de protección oficial.
Desde que firmó su contrato hace tres años, el matrimonio pagaba un alquiler de 665 euros al mes. Pero tras la finalización del mismo, la empresa se ha negado a ofrecer siquiera uno nuevo: “Son muchos vecinos que no pueden renovar, y lo pagué todos los meses durante tres años, incluso durante la pandemia de la covid-19″, asevera. Ahora, es su pareja el sustento principal de la familia gracias a un trabajo en un VIPS del municipio madrileño.
— ¿Y qué os dicen vuestras hijas?
— Mi hija mayor llora porque no quiere dejar su colegio y sus amigas. No quiere ir a otro colegio, está triste. Yo puedo pagar y quiero pagar un alquiler. Quiero un alquiler a mi nombre, y si no pago que me echen.
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