La presidenta de los intensivistas: Las UCI atienden a críticos pero son un lugar de vida

Concha Tejerina

Valencia, 7 jun. Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) atienden a pacientes críticos pero son "un lugar de vida, de esperanza", y el objetivo de los médicos intensivistas que trabajan en ellas es lograr que tengan una atención integral continuada para que superen la fase aguda de la enfermedad.

Así lo asegura en una entrevista con EFE la nueva presidenta de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), Carola Giménez-Esparza, quien reclama "potenciar más esta especialidad" que, en ocasiones, "se siente un poco olvidada" por las administraciones públicas con respecto a otras especialidades.

NECESIDAD DE MÁS CAMAS UCI Y ESPECIALISTAS

Ante el progresivo envejecimiento de la población y con una buena calidad de vida, es necesario en los próximos años aumentar las camas UCI porque las patologías respiratorias, cardiológicas o cerebrovasculares, las más frecuentes en este grupo de población, son las que ocupan un mayor número de ingresos en esas unidades.

Explica que durante la pandemia se vio esa necesidad de camas de UCI, que eran "muy deficitarias" frente a otros países europeos como Alemania "que tenían el triple", y aunque indica que se están ampliando, "la necesidad es mayor, no solo de camas de críticos sino de semicríticos".

La actual jefa de la UCI del Hospital Vega Baja de Orihuela (Alicante) también afirma que faltan especialistas de cuidados intensivos, y alude a un estudio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria que indica que hay un déficit de intensivistas mayor del 10 %, que crecerá en los próximos años.

Uno de los principales retos al frente de la Sociedad es conseguir "no solo que el paciente supere la fase aguda de la enfermedad, sino que lo haga con buena calidad de vida a largo plazo", y conseguir que su experiencia y la de sus familiares en una UCI "sea lo menos traumática posible".

Para ello, se busca que reciban una atención intención integral continuada, personalizada y humanizada, en un ambiente agradable en el que primen los estándares de calidad y seguridad, y conseguir que tengan una buena recuperación tanto desde el punto de vista funcional o físico como psicológico.

EL SÍNDROME POSTUCI

Desde la Sociedad se están impulsando la prevención, el diagnóstico y el seguimiento del síndrome pos cuidados intensivos, porque es un reto evitar las secuelas que puedan quedar en los pacientes que han estado ingresados en una UCI.

Según explica, muchos pacientes que han tenido un ingreso prolongado en una UCI tardan mucho tiempo en recuperar su actividad funcional, física y psíquica, en sus relaciones sociales o en poder incorporarse al trabajo, "e incluso a veces algunos no lo consiguen".

"Lo bueno es que podemos prevenir muchas circunstancias que agravan la aparición de este síndrome. No solo queremos que nuestros pacientes no fallezcan, queremos que salgan adelante, se curen y se incorporen a su vida normal con una buena calidad de vida", asevera para añadir que también hay un síndrome pos cuidados intensivos familiar "que los deteriora sobre todo a nivel psicológico".

SEGUNDA MUJER AL FRENTE A LA SOCIEDAD

Giménez-Esparza, la segunda mujer que se pone al frente de esta entidad con medio siglo de historia, señala que aunque en la actualidad el 53 % de los intensivistas son mujeres sigue habiendo diferencias importantes en cargos de responsabilidad.

Por ejemplo, menos de una cuarta parte de los jefes de servicio son mujeres, y para luchar contra esto han creado en la sociedad el grupo de brecha de género.

Aboga por dar "más visibilidad" a esta especialidad, y aunque indica que durante la pandemia fue más reconocida, hay una parte de la población que no sabe que son los profesionales del paciente crítico y tienen "todas las competencias, capacitaciones y habilidades para conseguir su cuidado integral".

UCI SIN FRONTERAS

Giménez-Esparza ha impulsado UCI Sin Fronteras, un proyecto que surgió cuando trabajaba en Cooperación Internacional en Ruanda, en colaboración con la Universidad Miguel Hernández de Elche, y que permite a los profesionales de Medicina o Enfermería que trabajan en las UCI desarrollar labores de ayuda al desarrollo.

A través del mismo se forma al personal de Ruanda que va a atender a los pacientes graves, y para ello acuden todos los meses entre tres o cuatro médicos o enfermeras, y también crear las infraestructuras sanitarias en un país donde la atención al enfermo grave "prácticamente no existe".

Así, han creado una UCI en el hospital de Nemba (al norte de Ruanda) a la que están dotando de material, y trabajan en incorporar otra en un segundo hospital en Ruhengeri. También tienen proyectos de hermanamiento de diferentes UCI de España con otros países y realizan un proyecto de formación con alguna UCI de Bolivia. EFE

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