La Comisión Europea se ha decantado por no prorrogar las medidas de emergencia introducidas durante el pasado año para hacer frente a los altos precios de la luz. Uno de los objetivos de este plan era reducir la demanda de electricidad, lo que llevó a muchos Estados miembro a poner en marcha campañas de sensibilización y medidas específicas de ahorro de energía. Para cumplir con el objetivo de reducción del consumo, España limitó la temperatura de la calefacción y el aire acondicionado a 19 y 27 grados, respectivamente, en las administraciones públicas o establecimientos comerciales, como grandes almacenes o centros comerciales. Una medida que generó mucha polémica y que ahora, a las puertas del verano, Bruselas insta a poner fin.
Hace casi un año, los Veintisiete acordaron de manera voluntaria una reducción del consumo de gas, con el fin de reducir su dependencia de Rusia y encaminarse hacia una economía más sostenible, promoviendo la sustitución de gas natural por otras fuentes más renovables. Así, la Comisión Europea establecía dos objetivos: uno vinculante, la reducción de la demanda de gas en horas punta un 5%, y otro indicativo, el recorte la demanda total de electricidad en un 10%. Y lo cierto es que España ha hecho sus deberes en materia energética.
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Concretamente, nuestro país es uno de los cinco –junto con Francia, Grecia, Lituania, Eslovaquia– que mayor reducción del consumo de gas ha experimentado en 2022: no solo ha cumplido con el 5% vinculante, sino que ha rebajado su volumen por encima del 10%. Para alcanzar este objetivo, el Gobierno de Pedro Sánchez puso en marcha un plan de choque de ahorro y gestión energética. Entre las medidas previstas por el Ejecutivo, destacaba la limitación del aire acondicionado y de la calefacción a 27 y 19 grados respectivamente. También se obligaba a comercios y establecimientos a apagar los escaparates a las 22.00 horas y a contar con cierres automáticos en las puertas de acceso para impedir que se quedasen abiertas permanentemente. Todas estas medidas están en vigor hasta el próximo 1 de noviembre de 2023.
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Sin embargo, en el informe presentado al Consejo Europeo, Bruselas constata que todos los Estados miembros han respetado los objetivos de reducción del consumo, lo que ha favorecido la reducción de los precios de la electricidad, haciendo innecesario la continuidad de estas políticas. “La Comisión no ve necesidad de prolongar las medidas de reducción de la demanda establecidas en Reglamento del Consejo. Salvo casos imprevisibles, las condiciones del mercado eléctrico no hacen necesario a corto plazo dicha prórroga” reza el texto remitido al Parlamento Europeo y al Consejo en pleno debate de la reforma del mercado eléctrico.
Medidas polémicas
Muchos comercios y establecimientos no estaban conformes con estas medidas, sobre todo con la limitación de las temperaturas. Con el calor registrado el pasado verano, muchas tiendas aseguraban que estas medidas podían tener un impacto negativo en el consumo, ya que, según muchos trabajadores y comerciantes, “poner el aire a 27 grados era igual que no ponerlo”.
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Unas quejas que, ante las previsiones de elevadas temperaturas, podrían repetirse este verano. En los últimos años, España ha experimentado periodos estivales más cálidos de lo normal, lo que ha llevado a un aumento en la frecuencia e intensidad de las olas de calor. El año 2022, por ejemplo, fue el año más cálido registrado en España, pero también en todo Europa. Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología, los veranos en España se han vuelto cada vez más cálidos desde la década de 1980, con olas de calor cada vez más frecuentes e intentas. Se ha comprobado que los veranos cada vez son más largos, y que duran ya cinco semanas más, incrementándose al ritmo de nueve días por década.
El impacto en los ecosistemas y en los humanos es ya notable. Los veranos más cálidos provocan un mayor riesgo de incendios forestales, sequías y problemas de salud relacionados con el calor, como golpes de calor y deshidratación. Este año 2023, estamos experimentando temperaturas anormalmente altas desde el comienzo de la primavera. Tenemos una de las mayores sequías en España desde 1970, y hay zonas del mapa donde llevan más de 100 días sin llover desde que comenzó el año.
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