Cuatro de la mañana. O cinco, quién sabe. Dos cubatas en la mano, uno tuyo, otro de un amigo... o de un robo espontáneo en una barra. No sueles aceptar mover las caderas al ritmo de la música que el disyóquey, amigo del tío de tu padre, pone en la verbena del pueblo. Pero todo eso cambia cuando suena Saturday Night, no porque sus acordes sean especialmente diversos a la Bomba de King Africa, sino porque el baile y la nostalgia que incorpora consiguen levantar hasta a un cadáver.
La canción de 1993 de Whigfield es uno de los grandes one hit wonders (lo que viene siendo un pelotazo musical único e irrepetible en una banda o artista) de la década del eurodance noventero. Su baile, anhelado por las actuales coreografías de TikTok, es un delirio constante y consecutivo en bodas, bautizos, comuniones, cumpleaños que rozan el medio siglo y festivales escolares que mutan en la peor pesadilla de los padres.
30 años después, y en una era en la que los samples, las reediciones, las versiones, las mezclas y los popurrís copan las listas de éxitos musicales, Aitana estrena Las Babys, su particular visión centennial del Saturday Night. Ahora, las mujeres quieren perrear y bailar toda la noche, olvidarse de los hombres que no les responden en Instagram y no pedir ni perdón, ni permiso.
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Las Babys es una canción disfrutona que se postula como uno de los himnos de un verano que, de momento, se resiste a hacer acto de presencia. Es desenfadada y, desde luego, no se toma demasiado en serio. Por ello ha generado opiniones contrarias entre los seguidores de la artista.
Algunos consideran que, con este nuevo sencillo de presentación de Alpha, el álbum que promete convertirse en la nueva personalidad musical de la catalana, Aitana retrocede hacia sonidos más juveniles que se alejan de la madurez sonora de Los Ángeles: un tema con el que la intérprete parecía cortar de raíz la imagen de triunfita que le había predecido los años previos. Otros, sin embargo, ven en Las Babys una fusión del estilo que había definido a Aitana hasta la fecha con el deseo de virar hacia sonidos más electrónicos.
No en vano, el hyperpop y el traqueteo dosmilero de la ruta del bacalao vuelve a ser tendencia tanto en la música como en la estética. Un carro al que Aitana ha querido subirse para explorar nuevas dinámicas y nuevas formas de seguir siendo una de las artistas pop más importantes del panorama nacional.
Poco más se sabe del tercer álbum de estudio de la catalana. Dos sencillos, muy distintos entre sí, que se decantan por sonidos que bailan entre el house y el pop más clásico. Alpha promete catapultar su carrera hacia otros horizontes y públicos. Hasta su lanzamiento, o hasta que se conozcan más detalles, la cantante ya se ha asegurado de que la icónica coreografía que acompaña a la canción que ha versionado se convierta en protagonista en todas las discotecas o plazas en las que suene.
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