Hay una regla que se ha escrito en los últimos años y que, de momento, no se ha podido enmendar: Pedro Sánchez siempre cae de pie. Tras su salida traumática del PSOE, Sánchez sacó a pasear su Manual de Resistencia: cogió el coche, habló con Jordi Évole y ganó las primarias. De repente, había resurgido de sus cenizas, había ganado una moción de censura y dormía en La Moncloa.
Su último giro político “ha pateado el tablero” dice Iago Moreno, consultor político, recordando las ideas del politólogo John William Cooke. Cuándo Sánchez pateó el tablero el lunes, acabó con el marco de la derrota electoral para pasar al marco de la victoria en julio. “Vamos a ganar las elecciones generales el 23 de julio”, dijo el miércoles a sus diputados y senadores.
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A quién no beneficia este clima es a Sumar. “Un escenario tan polarizado no es propicio para la plataforma”, mantiene Eduardo Bayón, politólogo y experto en comunicación política. Por otro lado, Lidia Núñez, politóloga de Ideas en Guerra, mantiene que el contrapunto “debe ser una campaña en positivo”.
Según las encuestas, antes de las elecciones municipales y autonómicas, Sumar –con Podemos en la coalición– podrían llegar a alcanzar los 60 escaños, un dato “que firmarían ahora mismo con los ojos cerrados”, apunta Bayón, “y más con la situación postelectoral”, sigue. Un número tan alto de representantes supondría la vuelta del espacio a la izquierda del PSOE a niveles de 2016, cuando con el pacto de los botellines logró 71 escaños en el parlamento. No obstante, la situación política era bien distinta.
La campaña de Sumar
El primer paso es, sin duda, llegar a un acuerdo. Aunque no es el mejor de los escenarios para ilusionar al electorado por la rapidez con la que se deberá pactar, Iago Moreno sí piensa que “un pacto rápido puede resultar menor hiriente”, aunque sea “condición necesaria para pasar a la siguiente pantalla: el proyecto”, señala. Por eso, ve “imprescindible” la negociación al margen de la prensa. Un acuerdo, dice Bayón, que es determinante “a nivel moral” para la izquierda.
Sobre su estrategia una vez empezada la campaña, las opiniones son diversas. A pesar de que todos coinciden en la importancia de volver a ilusionar, Núñez apunta a que la confrontación “debe existir”, aunque en términos diferentes: “Yolanda es un perfil que, en ocasiones, es duro, pero nunca pierde las formas. Creo que esa es la clave”. Una contraposición de ideas y modelos que “pongan en valor las conquistas sociales de este último ciclo político, sin renunciar a la carta de la ultraderecha, que en una campaña como esta –de emociones– puede ser útil”, expone Iago Moreno.
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Núñez señala, además, la posibilidad de una compensación de estrategias a modo de tándem entre el PSOE y Sumar. “Puede ser interesante la apuesta del PSOE por la batalla en negativo, teniendo en cuenta que Sánchez ya ha renunciado a vender gestión. Por su parte, Sumar podría apelar a la esperanza. Lo que está claro es que es importante que reconozcan su buena sintonía”, apuesta.
Guerra cultural y “vaciado ideológico”
Después de una campaña municipal y autonómica marcada por la batalla ideológica y por temas alejados de la batalla electoral pertinente, Sumar se enfrenta a la idea de la posibilidad de un “vaciado ideológico”, algo que también se plantea Bayón ante “la incapacidad de la izquierda de hacer frente a la ola reaccionaria europea”, una circunstancia que para Iago Moreno “no va de la mano del posibilismo de Yolanda Díaz y la apuesta por una imagen más amable”, expone el consultor político, una idea que “de todas formas, me parece muy interesante y se debería reflexionar”, completa.
El supuesto vaciado ideológico va casi de la mano con el debate sobre si la izquierda debe pelear por ganar la batalla cultural, una teórica guerra que, en principio, “va ganando la derecha”, señala Eduardo Bayón, entre otras cosas “porque la izquierda asume los marcos que impone la derecha y cuando pasa eso, media batalla ya la han ganado”. Moreno va más allá y rechaza aceptar esos marcos que considera “trampas”, aunque si apuesta por luchar en la arena cultural, entendiéndola como “la idea de como ve la gente la realidad”, expresa. Lidia Núñez, por su parte, ve como “una necesidad vital” que la izquierda imponga sus propios marcos.
Ser la tercera fuerza
Ser la tercera opción en las elecciones generales será imprescindible, en el caso de repetir gobierno. Una opción que todos los expertos consultados ven posible por el perfil de Yolanda Díaz. “Es una figura política que causa simpatías transversales y que recibe votos del PSOE, de fuerzas regionalistas e, incluso, del abstencionismo”, expresa Iago Moreno.
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Más allá de las figuras, “la oferta electoral será una pieza clave para movilizar” y “su éxito residirá en la fuerza que obtenga en las circunscripciones medianas”, señala Bayón. Con una plataforma por determinar y unas confluencias que pactar, la apuesta de Díaz debe ser por la campaña de contraposición de modelos, sin renunciar a su perfil transversal y, siempre, en sintonía con Pedro Sánchez, único actor con el que se podrá reeditar el Gobierno de coalición a partir del próximo 24 de julio.
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