Hubo una época en la que nombrar al clan de los ‘Miami’ era sinónimo de poder, violencia y miedo. Controlaban la noche madrileña con una red de porteros de discoteca y poco a poco se convirtieron en uno de los principales grupos de narcotráfico del país. Su primer líder, Juan Carlos Peña Erano, acabó ganándose el mote de ‘El Inmortal’ por salir casi siempre airoso (llegó a perder una pierna) de multitud de atentados contra su vida. Movistar Plus hizo incluso una serie con su vida.
Su principal sucesor, Álvaro López Tardón, que cumple cadena perpetua en EEUU, está considerado como uno de los mayores narcos del mundo. Cuando le detuvieron, tenía 24 millones de euros ocultos en unos zulos que se había hecho construir en su lujosa vivienda. Adicto a los cambios estéticos y los rituales santeros, para la Polícía Nacional es un auténtico sociópata.
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Este viernes, la Audiencia Nacional ha culminado un largo proceso judicial que supone el ocaso del clan tras una instrucción que da durado varios años y en la que han llegado a estar investigadas más de 400 personas. Todo un laberinto judicial con numerosas diligencias acumuladas procedentes de diferentes juzgados de toda España. Al final fueron juzgadas 81 personas de esta importante red criminal, en la que destacan Artemio López Tardón, el hermano de Álvaro; y Ana María Cameno, alias “pollito”, “quesito”, “la llorona” y “la rubia”. Aunque todos las conocen como “la reina de la cocaína”.
La Audiencia les ha juzgado por los delitos de tráfico de drogas, blanqueo de capitales, falsedad documental, delitos fiscales, tenencia ilícita de armas y falsificación de moneda. Es imposible calcular la cantidad de cocaína que introdujeron en España en los años en los que estuvieron operando. La Policía ‘solo’ les pudo pillar con 277 kilos de coca procedente de Sudamérica y un laboratorio en Madrid “dotado de los elementos necesarios para procesar la droga en todas sus fases”.
Es decir, gracias a varias toneladas de productos químicos que tenían, podían extraer los alcaloides de la hoja de coca; obtener después la pasta bruta, convertir esta pasta en cocaína base y transformarla finalmente en clorhidrato de cocaína, lo que se vende y consume en la calle. El laboratorio se instaló en una vivienda del municipio madrileño de Villanueva de Perales ubicada en una finca de 42.000 metros cuadrados. Allí trabajaron cuatro ‘cocineros’ colombianos para procesar la droga.
En el laboratorio de ‘los Miami’, en su momento el mayor de toda Europa, tenían precursores para procesar coca durante meses: 455 bidones con 28.905 litros de acetona y hexano, 13 bidones de ácido clorhídrico, 131 garrafas de amoniaco, 100 litros de ácido sulfúrico, 1.150 kilogramos de cloruro cálcico en 167 sacos, 225 kilogramos de carbonato sódico, 459 kilogramos de carbón activo y 251 kilogramos de sosa caustica. Todo un arsenal químico para generar centenares y centenares de cocaína, que ya habían empezado a vender a varios puntos de España y a Países Bajos.
El grupo contaba además con una amplia red de testaferros para poner vehículos y empresas a nombre de terceros y poder blanquear el dinero procedente del narcotráfico. La Policía decomisó a todo este entremado 584 teléfonos móviles y casi 300 tarjetas telefónicas, además de 1,85 millones de euros. Una vez procesada la droga, la red criminal la ocultaba en una vivienda de Madrid. Allí los investigadores encontraron 277 kilos de coca en 277 paquetes con el logotipo de una llave y las letras “DGM”. La pureza de la droga era del 71% y su precio en el mercado era de 9.323.894 euros.
Aunque el descubrimiento más importante se hizo en el chalé de la familia López Tardón en La Moraleja: 23.974.853 euros ocultos debajo del suelo y en otras partes de la casa y distribuidos de la siguiente manera: 710 paquetes de plástico cerrados al vacío con 500 billetes de 50 euros cada uno y 21 paquetes con 500 billetes de 100 euros cada uno. En otro hueco de la escalera que subía a la primera planta había 20 paquetes con 500 billetes de 50 euros cada uno, 27 paquetes con 50 billetes de 500 euros, y dos paquetes con 500 billetes de 200 euros y 501 billetes de 200 euros.
Sin olvidar un buen número de coches de lujo (BMW, Mercedes, Audi, Ferrari, Aston Martin, Porsche. Hummer, Bentley, Lamborghini...) joyas y propiedades que la red criminal compraba gracias a “las ganancias procedentes de la introducción en España de importantes cantidades de cocaína”. El clan y sus socios llevaban años operando en España con tentáculos en Colombia, Perú, EEUU, Italia y Holanda. Pero todo eso se desmoronó en 2011.
Penas bajas de prisión
Más de diez años después, la Audiencia Nacional ha condenado a 71 de los 81 acusados a penas de entre 10 meses y cinco años y medio de prisión y multas cercanas a los 85 millones de euros. Aunque la Fiscalía pedía 39 años de cárcel para la ‘reina de la cocaína’, solo le han caído cinco años (aunque ya cumple otra condena de 16 años por otro caso). El tribunal la aplica, al igual que la resto de condenados, la atenuante simple de dilación indebida extraordinaria e indebida en la tramitación del procedimiento, así como la atenuante muy cualificada de confesión de la infracción y de colaboración con la Administración de Justicia.
Las primeras detenciones se remontan a 2011, la instrucción se prolongó hasta 2018 y el juicio no se celebró hasta este año 2023. Artimio López Tardón solo ha sido condenado a tres años de prisión. El fallo también señala que se tardó en celebrar la vista por culpa de la pandemia del coronavirus y por la necesidad de encontrar una sala para acoger a tantos acusados. Todo ello, más que 60 de los enjuiciados asumieran las acusaciones, ha reducido notablmennte las penas.
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