La decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de adelantar las elecciones generales para el próximo 23 de julio ha provocado un terremoto que ha llegado a modificar el panorama político. Buen ejemplo está en Yolanda Díaz, que va a volcar todas sus fuerzas en Sumar, el partido que fundó el pasado año y con el que busca la victoria en las urnas. De lograrlo, la ministra de Trabajo se convertiría en la primera mujer presidenta de la historia de la democracia.
Para lograrlo no solo se ha esforzado laboralmente, también se ha volcado en su entorno más cercano, que en estos momentos se ha convertido en su gran apoyo. Si bien es un rostro muy conocido, también destaca por su gran discreción y pese a su fama siempre ha procurado mantener su vida privada en un segundo plano. Pese a ello, algunas de sus entrevistas y paso por programas de televisión como Lo de Évole, de La Sexta, han permitido conocerla mucho más.
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Reside en Madrid desde hace años, pero para conocer sus orígenes hay que ir a Ferrol, en La Coruña, en donde nació y pasó gran parte de su vida. Muy unida a sus raíces, Galicia es su mayor orgullo, presume siempre que puede y regresa en cuanto tiene ocasión, pues allí tiene muchos familiares y amigos de toda la vida.
Yolanda es la pequeña de tres hermanos y en su casa siempre se vivió tanto la política que uno de sus recuerdos más preciados de niña, según desveló en una entrevista en El País, fue cuando Santiago Carrillo le besó la mano cuando ella tenía 4 años. Su mejor ejemplo en el que luego sería su trabajo lo tomó de su padre, Suso Díaz, un conocido sindicalista gallego que militó en el PCE en la clandestinidad y ocupó el cargo de secretario general en Comisiones Obreras de Galicia. En el año 1972, cuando Yolanda apenas tenía un año, pasó dos meses en la cárcel tras negarse a pagar una multa por manifestarse contra la muerte de dos trabajadores en Bazán.
Cuando era adolescente sus padres se divorciaron y su madre, Carmela, se mudó a Santiago con ella y sus dos hermanos. Fue una época complicada en el terreno económico y su progenitora trabajó en lo que podía, cosiendo, limpiando hospitales... “Hacía vestidos. Era muy apañada”, contó sobre ella en Lo de Évole. Su ejemplo se convirtió en su mejor recuerdo pues su madre murió en 2013, a los 66 años, de manera repentina.
“Hace once años que murió y no me recuperé. No fui a su casa aún. No soy capaz. Todos los días pienso en llamarla. Tengo así como un instinto de llamarla”, aseguró a Jorge Javier Vázquez hace unas semanas, desvelando que son sus hermanos quienes le traen cosas que fueron de ella porque ella no es capaz de ir. “Fue una muerte horrible, en siete días, con un dolor horrible, horrorosa. Me ha cambiado la vida. No tuvo una vida fácil, no”, recordó, dejando patente que la herida sigue abierta.
Quienes conocieron a ambas dicen que Yolanda ha heredado ese espíritu luchador pues, como contó en Lo de Évole, cuando iba al instituto limpió casas y trabajó de camarera para llegar a fin de mes. “Hice de todo”, afirmó.
Madre de familia
La parte más desconocida de la vida de Yolanda Díaz es la que tiene que ver con su marido y su hija. Está casada con Andrés Meizoso, también gallego y a quien conoció cuando todavía era estudiante. Es delineante de profesión y, tal y como afirmó la ministra en una entrevista, está “profundamente enamorada” de él. Tras un largo noviazgo, se casaron en noviembre de 2003, poco después compraron una casa cerca del mar en un municipio gallego del norte de La Coruña.
Tienen una hija en común que se llama Carmela, nació en 2012 y debe su nombre a su abuela materna. “Mi hija habla todos los días de su abuela Carmela, o sea que la tengo muy presente”, contó en su entrevista con Jorge Javier, compartiendo el bonito homenaje.
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