Fermín Cabanillas
Sevilla, 2 jun. Comienza esta crónica de un concierto en Sevilla hablando de fútbol. No hace ni 48 horas que el entrenador de La Roma, José Mourinho ha despreciado la medalla de subcampeón de la Europa League ante el Sevilla FC, porque no le da valor alguno a ser segundo. Pues bien, José: Manuel Carrasco se hizo conocido por ser subcampeón. Lo demás, se cuenta solo.
Sí, ya está lejano en el tiempo aquella Operación Triunfo de 2022, cuando un joven espigado que puso en el mapa a su pueblo, Isla Cristina, quedaba segundo ante Ainhoa Cantalapiedra, pero 'Lolito' no tiró su medalla de subcampeón, la agarró fuerte, la convirtió en victoria, y 21 años después miles de personas se rinden a los pies de sus cuerdas vocales.
Esta noche, en aquel estadio olímpico que Sevilla levantó para unos Juegos que nunca llegaron, aquel chico de Isla Cristina ha cogido el micrófono ante 70.000 personas. Se dice pronto, pero lo de este artista es de récord en récord, y ni la lluvia, que caía con ansia sobre una provincia que la necesita a raudales, ha detenido el inicio de la gira ‘Corazón y flecha’.
Cuando a las diez de la noche se sentía en todo el estadio el nerviosismo de sus técnicos viendo que el espectáculo peligraba, el cantante, en su camerino, le dio la vuelta a la frase de Felipe II, “Yo no mandé a mis barcos a luchar contra los elementos”, y la convirtió en “Que si llueve o si no llueve / el concierto habrá que hacerlo / Que Sevilla está que arde / y no hay quien apague este fuego”. Lo musitaba antes de repetirlo en el escenario. Y lo apagó, vaya si lo apagó.
Vayamos atrás media hora en el tiempo para contar que en ningún momento el público ha temido ni medio minuto que el concierto se suspendiese ni la lluvia ha roto las ganas de fiesta. Si había que arrancar el protector de plástico del césped para hacerse un chubasquero, se hacía, y a las 22.24 en punto, Manuel Carrasco se subía al escenario.
Tras lanzar al cielo una flecha de fuegos artificiales, comenzaba la catarsis, contra la que no ha podido ni el fallo de sonido en el segundo tema ‘Tambores de guerra’, que ha dejado al cantante mundo medio minuto, pero, ajeno a ello por tener sonido interno por sus auriculares, ha seguido adelante con la canción, con al público animándole más si cabe.
Era la noche de la comunión de Lolito con su gente, sin duda. “El destino ha querido que lloviese esta noche”, decía, consciente de que la lluvia había provocado que el show no estuviese al cien por cien, pero si había que parar a los músicos para tener a 75.000 almas bailando sevillanas con él cantando solo a la guitarra, se paraba, y si se completaba con un ‘Volando voy’, la gente se entregaba, porque esta noche se trataba de ayudar al artista y su equipo a sacar adelante algo muy complicado.
Pero todo esto estaba pasando en Sevilla, donde hasta la lluvia es una maravilla, como Eliza Doolittle con la cara de Audrey Hepburn contó al mundo en el doblaje en español de ‘My Fair Lady’, ciudad que se convirtió esta noche en La Meca de esa religión con un artista que solo entienden sus fans, ciudad que se iluminó con 75.000 móviles (¿dónde habrán quedado los mecheros?) para acompañar a ‘No dejes de soñar’.
Es difícil pensar que en un estadio puedan pasar cosas más impresionantes que lo que provoca Manuel Carrasco con esta canción, y eso que decir en Sevilla que algo es impresionante es un riesgo de redundancia constante, pero este cantante otrora comparsista carnavalero, no ha elegido esta ciudad por casualidad para abrir su gira. En el sur le han criado, le han visto crecer y evolucionar, en el sur es uno más del pueblo, y el pueblo le ampara y le protege.
“No me gustaría que a los 70.000 que van a venir mañana le digáis que la fiesta no ha estado a la altura”, decía cuando había pasado una hora y diez minutos de concierto. En ese momento se había sobrepuesto a todos los problemas técnicos que iban surgiendo, inapreciables para ojos y oídos no entrenados, controlados por un equipo que le amparó desde el minuto uno, y si algo fallaba estaba Sevilla. Y punto.
Sí, ‘Lolito’ repite mañana en el mismo escenario, y, de momento, tienen 30 fechas marcadas en el calendario. Esto empezó hablando de fútbol, en una ciudad con una Europa League recién ganada por uno de sus equipos, en el estadio donde el otro ganó una Copa del Rey, y donde un cantante de Champions League cogió el micrófono y se perdió sin avisar en su inmensa grada para cantar al oído de un joven en silla de ruedas. Y, sí, Elena Huelva, sí, Manuel se acordó de ti, 'Mujer de las mil batallas', y a todos los que estaban en el estadio se les metió algo en el ojo... Más no se puede contar. EFE
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